Capítulo 8

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Maratón 1/2

¿Que carajo pasa? —preguntó la pelirroja aturdida, pues su mejor amiga le había tomado el brazo bruscamente y sin soltarlo se había dirigido hacia su auto, obligando a la más alta a entrar. A Alex poco le importó; sabía que Rai estaba en buenas manos, así que se fue.

—¿Qué tú crees que pasa, Rai? —respondió la morocha intentando mantener la calma.

—Bueno...no sé, tú dime. Tú eres la que básicamente me secuestró, así que si tienes algo que decir suelta la sopa. —Rai no tenía la más mínima idea de cómo esas palabras encontraron la salida hacia el exterior de su boca. Tampoco sabía cómo había tenido el valor para poder mirar a Alondra a los ojos.

—Rai, ¿tú... —la morena no sabía ni cómo preguntarlo. —...¿tú te acuerdas de lo que pasó anoche?

Rai abrió sus ojos como platos y tragó duro, tan duro que sintió como su garganta gritaba por ayuda.

—Emm... —no sabía que contestar. —pues...si. —bajó la mirada.

Un silencio petrificante entraba por los oídos de ambas. Esto fue hasta que Alondra respiró hondo y se animó a romperlo.

—Puede que me arrepienta de lo que voy a hacer...pero que se joda. —después de decir esto tomó la cara de su mejor amiga abruptamente, pero cuidando no lastimarla. La pelirroja no tuvo tiempo para pensar, pues cuando sus neuronas empezaron a conectarse ya era muy tarde. Los deliciosos labios de la morena inundaron el paladar de la colocha. Alondra había tomado el control absoluto del beso; jugaba con el labio inferior de la contraria.

Cuando menos Rai se lo esperaba la morocha mordió su labio, haciendo que un melodioso gemido se escapara de su boca.

Se separaron.

Ambas con una sonrisa boba en la cara se miraban fijamente.

—Yo...perdón si no te gustó. —dijo la más baja.

Rai rió. Tomó a Alondra por el cuello y la jaló hacia ella mientras se reía.

—No seas boba...—dijo en voz baja. —Obviamente me gustó...—susurró en su oído para luego volver a la posición en la que estaban antes.

La colocha sonrió y bajó la cabeza.

—Rai...estoy mal. —dejó de sonreír, haciendo que la antes mencionada se preocupara un poco. —Más bien...me tienes mal. Yo...nunca imaginé que algo como lo que pasó fuera a pasar jamás. —enpezó a jugar con sus dedos ansiosamente. —No he podido dejar de pensar en ti...en tú cuerpo, en tu cara, en tus gemidos...—Rai se sonrojó.

—Alo...yo tampoco he dejado de pensar en ti y en lo que pasó. —respondió tímidamente.

—Entonces tienes que ayudarme...ya no se que hacer...

—Yo sé que va a sonar loco...pero...—la pelirroja sacudió su cabeza. —Sabes que olvídalo, no vas a aceptar.

La morena chocó las palmas de sus manos en sus muslos en forma de protesta.

—No, ahora me dices huelebicha.

Rai rodó los ojos ante el apodo.

Amigas con derecho |Railo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora