Capítulo 1

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El amor es tan grande como la mierda de perro que acabo de pisar.

Creí que, tal y como no pude evitar pisar la mierda de perro que estaba justo debajo de la suela de mi zapato, tampoco podría evitar que mi mejor amigo me engañara con mi ex novio. En realidad no hemos ni terminado, pero los estoy mirando besarse frente a mis narices, ¿y qué más necesito, aparte de ver que casi se han succionado el alma con ese fogoso beso?

Ambos son mis ex's.

Mi ex mejor amigo decidió terminar nuestra relación de 18 años.

Por su lado, mi ex novio tiró a la basura una relación de 5 años.

Y yo no voy a acercarme a preguntarles cuánto tiempo llevan para ver si nuestros aniversarios coinciden, porque claramente yo también me deshice de esa mierda porque ni siquiera puedo montar escándalos en la vía pública, aunque todavía no me deshago de la que está adherida a la suela de mi zapato, pues esa es un poco difícil de sacar.

Antes de irme tomo una foto y me aseguro de que el flash los moleste lo suficiente para que dejen de babosearse y se enteren que hoy rompí una de las reglas sagradas de casa por ellos. Mis ex's se descolocan, se miran y después se ponen de pie, nerviosos. Ni siquiera saben cómo reaccionar cuando yo ya estoy arriba de mi camioneta y con la música a todo volumen.

La lista de reproducción de tendencia en Spotify suena y me ensordece lo necesario para no escuchar que ambos están golpeando la ventana y ruegan para que les abra. Sonrío. De verdad…

¿Tan poco valía para ellos? Mi pecho se está apretando contra mis costillas y poco a poco los ojos se me llenan de lágrimas.

Aunque quiero hacerme el fuerte y no sucumbir a la impotencia que siento, me es difícil por la manera en la que los amo. A los dos de forma distinta, pero con la misma intensidad. Pensé que, si las cosas seguían así de bien, incluso podría arreglar un viaje a la vegas para los tres porque estaba muy seguro de querer pasar el resto de mi vida con ese animal rastrero y quería casarme a escondidas como a veces pasaba en las novelas que tanto le gustan leer a mi ex mejor amigo. Claro, apenas recaigo en lo estúpido que me veía hablando sobre amor eterno frente a mi mejor amigo.

Cara de huevo machacado.

Mi teléfono suena, pensé que eran ellos y estuve a nada de lanzar el aparato lejos, por lo que el nombre de mi madre en la pantalla me hace deslizar el dedo y parar la música.

—¿Sí, mamá? —Del otro lado de la línea, el llanto de una persona totalmente ajena a mi madre se eleva—. ¿Quién es…?

—¿Cyril…? Cariño, debes venir de inmediato a casa.

Despego la pantalla de mi oreja, sólo para asegurarme de que es el número de mi madre. Tras un segundo, reconozco la trémula voz de esa mujer.

—¿Meera? ¿Qué haces con el teléfono de mi mamá…?

El sonido de las sirenas me alarma a mí también. Mis manos comienzan a sudar cuando su llanto se desborda junto al sonido de las inútiles voces de terceros que van y vienen, sin entenderse.

—La avioneta… —se queda en silencio de nuevo—. Cyril, tus padres…

—¡Dios santo, Meera! ¡Dime qué pasó porque me estás poniendo nervioso y no estoy de humor después de haber encontrado a Víctor y Xavier compartiendo saliva y sabrá Alá cuántos fluidos más! —hablo tan rápido que me quedo sin aire.

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