Capítulo 12: Ni idea de como titular esta mrda

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Lucifer y Charlie exploraban uno de los numerosos refugios erigidos por Carmine y Voxtek, mientras Vox y Carmilla los guiaban con detalle, describiendo cada aspecto, desde la capacidad máxima de personas hasta la altura y la resistencia de la estructura. Los Morningstar escuchaban con atención, conscientes de la importancia de cada información.

Al ser construidos con acero celestial, los refugios brillaban con luz propia, eliminando la necesidad de energía y asegurando que su pueblo no quedara sumido en la oscuridad durante los tiempos de guerra. A la hora de llegar la noche, una barrera de acero común se expandirá desde dentro permitiendo a los pecadores dormir.

Mientras Carmilla volvía a su rutina de producción de armas, esenciales para la defensa del infierno ante el inminente caos, el Rey comprendía que no podía retrasar más la confrontación, por más que lo deseara.

Deteniéndose en el centro del refugio, Vox mostraba una sonrisa entusiasmada ante el caos que se avecinaba, mientras Carmilla mantenía su expresión seria, como de costumbre.

El lugar carecía de ventanas, solo una amplia puerta de entrada. La estructura era imponente, con varios pisos que albergaban diversas instalaciones. En el primer piso, una gran sala equipada con botiquines y herramientas médicas; el segundo, habitaciones con camas simples; el tercero, una cocina abastecida con alimentos y agua; y finalmente, el cuarto, una vasta sala vacía.

Según los overlord, el primer piso estaría destinado al cuidado de los pecadores heridos, mientras que el segundo y tercer piso servirían para dormir y cocinar respectivamente. El último piso funcionaría como una sala común. Aparentemente, todos los refugios seguían un diseño similar.

Después de felicitar a ambos Overlords por su excelente desempeño, Charlie y Lucifer se marcharon sin decir más. Ambos tenían la cabeza demasiado ocupada.

Con la seguridad en el castillo renovada, Lucifer se sentía mucho más tranquilo al saber que no habría invitados inesperados—Alastor—que pusieran en peligro la integridad de su hija. Aún así, debía planear alguna manera de enfrentar a los ángeles y tener la menor cantidad de bajas en su población. Lo único que se le ocurria era preguntarle a Alastor como carajos había conseguido dañarlo, pero darle al infierno información de como acabar con los ángeles era una decisión suicida... además de que dudaba mucho que Alastor quisiera ayudar al infierno en esto.

Por otro lado. La culpa carcomia a Charlie lenta y dolorosamente desde su interior, creciendo a un ritmo tortuoso. Tuvo la oportunidad de salvar a su reino y la arruino. Angel no le había vuelto a llamar desde ese día, ni un mensaje, ¡nada! Lo sucedido con Molly seguramente le había afectado demasiado.

Llegaron al castillo luego de un largo viaje silencioso en limosina.

La rubia no era tonta, sabía que su padre había invocado un conjuro de protección en el castillo. ¿Era por Alastor o por el cielo? Talvez por ambos. Eso también le mortificaba. El peligro que corría su padre era inminente, el cielo iría a por Lucifer, Alastor también. Debía ser capaz de protegerse a sí misma para que su padre no perdiera el tiempo en ella.

📻

Alastor se encontraba inquieto. Una emoción crecía acompañada de una fuerte ansiedad. Caminaba de un lado a otro. La guerra con el cielo empezaría en cualquier momento y eso lo llenaba de gozo y pavor, una danza de emociones que se contradecía entre ellas.
Rosie lo veía de reojo. Confundida. No decía nada, solo bebía de una taza de té caliente mientras atendía a sus clientes. Intentando fingir que no pasaba nada, aunque claramente pasaba.

Su poder crecía a cada segundo, se esforzaba porque fuera así. Las almas a su merced eran un recordatorio del potencial que tenía, de la fuerza que había ganado y de la malicia que literalmente había oscurecido su corazón.

Se aseguraría de hacer que el cielo se retuerza y no le importaba morir por ello.

—Alastor, querido—la voz de Rosie llamó su atención—. ¿Quieres ir al círculo de la ira? Mi surtidor no se ha puesto en contacto conmigo desde que me comí a su esposa.

—¿Por qué será?

—Sí, ¿verdad? Que raro—le dio un par de golpesitos a su mentón con su dedo.

El demonio rio y despues salió del establecimiento de Rosie, donde también vivía, recorrería el infierno una última vez.

🕷

Con fuerza bruta Valentino arrojó un jarrón de vidrio rosado, el cual se estrelló contra la pared causando un estruendo que retumbo en la mente de Angel Dust quien estaba parado justo a un lado de donde el jarrón había impactadp. Su cuerpo temblaba con fuerza, incapaz de moverse de su sitio, su corazón era tan rápido que se escuchaba como un pitido incesante en sus oídos.
El overlord frente a él gritaba con furia, arrojando todo a su alrededor a diferentes direcciones, quejándose de todo. Su estruendosa voz rebotaba entre las paredes, causando un eco infernal que lo estremecía.

La verdad es que el pecador de ojos rosas no era capaz de entender que era lo que estaba pasando, su mente no terminaba de entender que era lo que sucedía, una fuerte interferencia le impedía ver y escuchar con claridad.
Sin darse cuenta en que momento, Valentino se acercó a él, tomándolo del mentón acercándolo incomodamente a su rostro. Los dientes blancos de Valentino aparecieron en una mueca que expresaba pura rabia. Si no conociera personalmente al Rey del Infierno, Lucifer, pensaría que se ve exactamente igual al pecador delante suyo.

—¡Carajo, Angel, tu puta cara de orto le quita el ánimo a los clientes!—le gritó—Quita esa cara de imbecil deprimido, ¡¿qué carajos te ha estado pasando?!

—Lo siento, Val—murmuró una disculpa.

—"Lo siento, Val". "Perdóname, Val". "No volverá a suceder, Val".—coreaba en tono de burla, para después soltarle una bofetada que tumbó al más joven al suelo—¡Tus putas disculpas no me dan dinero! ¿Cómo carajos crees que pago el departamento en el que vives? ¡Puta madre, Angel, no te quiero arrojar a la calle pero eso es lo que te buscas!

Lo levanto bruscamente, jalandolo del abrigo rojo que Angel llevaba puesto.

—Vas a salir—ordenó Valentino—, buscaras clientes y les chuparas sus pallas hasta que me juntes cuatro mil dólares, ¡si no, olvídate que tienes casa, perra!—gritaba, arrastrándolo por el lugar.

Quejidos de dolor se escapaban de los delgados labios del muchacho, quien hacia un esfuerzo sobrehumano por evitar que lágrimas de dolor salieran de sus ojos. Valentino abrió la puerta y lo arrojó por ella, sacándolo del departamento donde ambos vivían.

Angel se levantó del suelo, sacudiendo el polvo de sus ropas, tragandose sus lágrimas. Había de aceptar que era su culpa, desde que llegó del cielo su mente estaba en todos lados menos en donde debería. No había juntado tanto dinero como era costumbre. Era su deber llevarle dinero a Val, debía pagarle todo lo que hacía por él.

Se apresuró a caminar por la sucia acera. Llevaba consigo el abrigo rojo, ese con el que había despertado hacia unos días... después del incidente del vomito. Le parecía lindo, era cálido y tenía un olor a ron y otra cosa que no sabía distinguir. Lucía como una puta cara con eso puesto.

Deambulaba sin rumbo, con una sensación de vacío en su pecho, no tenía ni idea de a donde ir. Valentino siempre le llevaba los clientes, o lo llevaba a los clientes... si no, entonces tenía una sesión de grabación. Ahora no había nada de eso, ni una sola gota de su apoyo.

A la lejanía, un bar barato iluminaba una calle oscura. Talvez algún par de idiotas muy ebrios le darían una muy buena pasta por un poco de su atención. Además necesitaba un trago.

🍎

Había abandonado el castillo hacia ya un rato, tenía la tranquilidad de que su hija estaba segura. Su misión era sencilla, reclutar un ejército para hacerle frente al cielo mientras que los pecadores más débiles encontraban refugio.
Así que estaba en los elevadores infernales, aquellos que sirven para ir de un círculo a otro. Iría en busca del resto de pecados, con el único propósito de que le ayudarán a luchar.

Ángeles Caídos|| Hazbin HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora