Al parecer la suerte está de vuelta, porque en cuanto terminó de mudar sus pocas pertenencias, la llamaron de tres trabajos diferentes para una entrevista, claro que esto la hizo saltar de felicidad, por fin luego de tres semanas desempleada al fin al menos la llamaban para unas entrevistas, las cosas pintan para ir mejor, sin olvidar que ha logrado congeniar con Juliana y se han vuelto algo cercanas.
También se encontró con un grata sorpresa, Juliana le dejo dos bolsas con peluches que eran de Olivia, logró recuperar su cama y algunos electrodomésticos más. Ella dijo que convenció al casero de que se los diera, al parecer tiene mejores técnicas de negociación que ella, porque la última vez que hablaron, el hombre se había negado rotundamente a darle muebles o electrodomésticos. También hizo instalarles un aire acondicionado, dos ventiladores de techo y una calefactor para el invierno que al parecer vendría bastante crudo.
—Mami tero la leche.
Pauline entra cargando un montón de listones de madera, lijas y pintura blanca, más pinceles. Consiguió trabajo en la cafetería de abajo de mañana, y de tarde 3 veces por semana en una librería, siendo una adicta a los libros no sabe si es premio o castigo, estar rodeada del paraíso, sin querer comprarse todos.
Le prepara el biberón a Oli, la acuesta en la cama y se pone pone a lijar mientras la niña ve dibujitos, afortunadamente su hija es bastante tranquila y no da mucho trabajo. Ya llevan casi 1 mes y dos semanas ahí, se han visto con Juliana varias veces y han compartido un café en más de una ocasión, también tuvieron un almuerzo con Elsa, su persona en común, entonces ahí fue cuando conocio el apartamento de Juliana y el tamaño del mismo, entonces entendió porqué ella decía que este lugar era en verdad pequeño.
—¿Podo ir a ver a Juli?
—Se dice puedo. Hija Juli tiene que estudiar.
Su hija también se lleva bastante bien con Juliana, de hecho ella deja muchas veces la puerta abierta que es la señal y el permiso para que la niña vaya.
—Podo ver si ya llegó.
—Se dice puedo amor —le responde con paciencia su madre— ve pero...
Golpean la puerta y al abrir ahí está parada la castaña con una gran sonrisa escondiendo una bolsa detrás de ella.
—Buenos días vecina ¿Está Oli? —la pequeña se materializa al escuchar su voz— hola princesa —se agacha a saludarla recibiendo su abrazo— te compré algo —le da una bolsa de regalo que tiene una muñeca, libros para colorear y un montón de lápices— ¿Te gusta?
—Está guenísimo.
—Y para mamá —se para frente a ella— espero que te gusten —le extiende una bolsa con una caja con zapatillas nuevas— si no te quedan o no te gustan, puedes cambiarlas con el ticket de cambio adentro —hacia mucho que no recibía regalos, solo porque alguien hubiera pensando en ella sin ser una fecha especial—. La semana pasada mencionaste que los pies te estaban matando, así que decidí regalarte unas.
—Juli gracias, pero...
—¿No te gustan?
—Me encantan, pero no sé cuándo te las pueda pagar.
—Es un regalo, no tienes que darme dinero. Veo que estás pintando ¿Puedo ver o ayudarte? Tengo tiempo libre, ya rendí una materia pesada hoy.
—¿Cómo te fue?
—Creo que bien —sonríe— ¿Entonces?
—Oh sí, pasa, pasa. Estoy terminando de lijar para pintar.
—Te ayudo.
—¿Yo también podo ayudar? —dice la pequeña Olivia, con sus grandes ojos verdes.
—Solo si mamá te deja.
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Un amor puerta a puerta
RomanceLas coincidencias no existen, no para ellas. El destino ha planeado este encuentro desde hace demasiado tiempo y justo ahora no va a echarse atrás, ellas deben estar juntas. El mismo día que Juliana deja a su novio, a Pauline la deja su novio de la...