CAPÍTULO 34

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CHARLOTTE

—¿París?— le pregunté con mis ojos muy abiertos. Estoy muy sorprendida por lo atenta que es, a comienzos de semana solo hice un simple comentario de que extrañaba venir a París mientras en una película aparecía la escena del museo del Louvre, pero no fue más de eso y Engfa tampoco dijo nada.

—Sé que amas esta ciudad y quería tener un desayuno romántico contigo y que mejor que venir a la ciudad del amor— ¿acaso se puede amar más a esta mujer de lo que ya lo hago? No lo creo.

—¿Me trajiste a París para desayunar?

—Sí, ¿por qué no?— se encoge de hombros —Además quería disculparme contigo por lo de la pelea con Meena, ¿ya me perdonaste verdad?— hace un puchero mientras espera mi respuesta.

—Claro que sí, Bee, de no ser así, no habría salido de casa contigo— tomó sus mejillas entre mis manos —¿Ya te había dicho que te amo mucho?— ella me dice que sí, con su cabeza y una enorme sonrisa —Bueno, de todas maneras, te lo diré de nuevo, te amo mucho cariño... Gracias— le doy un suave y tierno beso en sus dulces labios.

—No me agradezcas, todo esto lo hago porque te amo y quiero lo mejor para ti, siempre... Ahora ven, un desayuno nos espera— me dijo mientras se levantaba y me estiraba la mano. La tomé y entrelazamos nuestros dedos mientras bajamos del jet. En la pista nos esperaba un auto de lujo color negro.

Saludamos amablemente al chofer, quien era conocido de Engfa, amigo de la familia, por lo que me dijo cuando nos presentó y luego entramos al auto. Engfa no le indicó ninguna dirección, él simplemente empezó a conducir; parece que todo ya está perfectamente coordinado por Engfa.

Tengo mi cabeza sobre su hombro mientras ella acaricia mi mano, miro por la ventana y ver las calles de París y estar así con Engfa hace que mi corazón se llene de felicidad y también de calma, París puede parecer una ciudad más de Europa, pero tiene una vibra única y más cuando vas con tu pareja, eso es lo que la hace especial, levanto mi cara y miro fijamente el rostro de Engfa, cuando sonríe sus cachetes la hacen ver muy tierna, sus labios son gruesos y su nariz es pequeña y recta, ella es perfecta, espero que nuestro bebé tenga muchos de sus rasgos, estiro mi cuello y le doy un beso en su mejilla, me mira y me regala una sonrisa, yo sé la devuelvo y ella deja un beso en mi cabeza, sintiéndome la mujer más afortunada del mundo vuelvo a colocar mi cabeza en su hombro y sigo mirando por la venta las calles de París.

Luego de poco más de 30 minutos el chofer estaciona frente a un edificio, entonces miro a Engfa.

—Te mostraré un lugar antes de ir a tomar el desayuno, igual aún estamos de noche aquí— abrió la puerta del auto y bajó, tomó mi mano y me ayudó a bajar también, saludó al portero elegantemente vestido, él le devolvió el saludo muy contento y me miró saludándome de la misma manera, eso solo significa que Engfa ya había estado aquí, vamos hacia el ascensor y presiona el botón para que se abra, una vez dentro pone un código en el panel de números y eso hace que nos lleve al penthouse.

Cuando las puertas se abren me sorprendo por el lugar, Engfa tira de mi mano y entramos, un enorme espacio con diseño y arquitectura parisina, grandes ventanales que dejan ver la ciudad y en el otro lateral un balcón que muestra otra perspectiva se muestra ante mis ojos.

Engfa me muestra todo el lugar, tiene 5 habitaciones y la principal es de ensueño, la cama está de frente a la enorme venta y la vista de la ciudad con la torre Eiffel iluminada en el fondo es bellísima, la verdad es que esto es tan hermoso que no puedo decir ni una sola palabra, volvemos a la sala de estar y nuestras maletas ya están ahí, el chofer tuvo que haberlas traído.

Relación por Beneficio-Englot (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora