CAPÍTULO 44

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CHARLOTTE

Vamos en el auto de camino a la casa de la playa, Engfa va manejando y en la parte de atrás se encuentra Gyo junto a Dao que está dormida en su sillita de bebé, todo el tiempo me estoy girando a revisarla y asegurarme de que toda está bien.

En su mano tiene agarrado de una oreja el conejo que Meena le regaló, no lo suelta por nada, es su juguete favorito.

Un día en casa vinieron los chicos, Tim tomó el conejo de la mano de Dao para jugar con Dao, pero no contaba con que iba a empezar a hacer sus pucheros y a llorar, Gyo que siempre está a su lado muy tranquila tomando la siesta en cuanto escuchó los sollozos de Dao se puso muy alerta y empezó a ladrarle a Tim, menos mal, entendió y le devolvió el juguete a mi hija, cuando Dao dejó de llorar Gyo le gruñó a Tim y luego se volvió a acostar al lado de Dao para seguir con su siesta, es muy protector con mi bebé.

Al principio tenía algo de miedo por pensar en que Gyo pudiera ser algo agresiva con Dao, es decir, ella nunca había estado cerca de un bebé, pero todo eso se esfumó de mi mente el primer día que se conocieron, fue tan cariñosa y tierna que me derritió el corazón la interacción de esas dos, desde ese día Gyo siempre busca estar a su lado y siempre se pone nerviosa cuando mi hija llora.

No puedo creer que mi bebé, mi Dao, ya vaya a cumplir 4 meses, me parece que hace nada, le estaba dando la noticia de mi embarazo a Engfa, que hace nada, sentí por primera vez a mi bebé moverse dentro de mi vientre, que hace nada nació, todo parece que hubiera sido la semana pasada y ya han pasado 4 meses desde que escuché a mi hija llorar por primera vez.

—¿En qué piensas?

Me dice Engfa dándome un apretón suave en la pierna con su mano que todo el tiempo ha tenido sobre mi muslo. Ya es una costumbre cuando vamos en el auto y a mí me gusta, me gusta sentir su toque.

—Solo en que el tiempo pasa muy rápido, me parece increíble que Dao vaya a cumplir 4 meses— mi voz sale con algo de nostalgia.

—Lo sé amor, no quiero que mi princesa crezca, la quiero siempre junto a mí.

Engfa hace un puchero, pero sigue con su vista fija en el camino.

—Esa niña te ama más que a nadie amor, siempre que llora o se siente solita, te busca con la mirada hasta que vas a su rescate— Engfa sonríe por lo que le estoy diciendo —Además adora dormir contigo, solo toma sus siestas si es junto a ti y ese conejo que le regaló Meena.

—También es una niña consentida de mami, es muy inteligente porque sabe que con solo hacer pucheritos consigue todo de ti.

—Ese truco tú se lo enseñaste y no me agrada para nada, nunca puedo negarme.

Me cruzo de brazos porque es cierto, a ese par no puedo decirles que no.

—Ya, cariño, no te molestes, aparte no puedes negar que se ve adorable cuando lo hace.

Suspiro dándole la razón —Se ve malditamente adorable, toda Dao es adorable, pero cuando hace sus pucheros, ¡¡¡Dios!!! Solo puedo decirle que sí a todo.

Engfa se ríe porque sabe que nuestra hija nos tiene en sus manos.

—Eso, ríete ahora, porque cuando yo le enseñe el truco Austin vas a estar todavía más tonta por Dao de lo que estás ahora.

—¡¡¡Oye!!! No puedes hacer eso— se pone sería y me mira rápidamente por un momento.

—Ohhh claro que puedo y lo haré, además eso es imprescindible en una Austin.

Relación por Beneficio-Englot (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora