AMOR DE CARNAVAL

Capitulo 6

¿Me extrañaron? Jajajaj yo a ustedes, pensé que había programado la publicación de este capitulo, les tengo un pequeño regalo, es pequeño, no se me emocionen mucho, recuerden que este Armando es menos explosivo pero más inseguro y desconfiado.

Disfrutenlooo mis guillerminas.

XOXO

La noche fue tan amarga como era de esperarse, ya no se trataba solamente de la restricción de su deseo, si no el reconocimiento de su vergonzoso interés por ella, entre sueños la anhelaba, la sentía a su lado, no entendía porque una noche que apenas recordaba le revolvía tanto la vida, esa era su más grande molestia, el desespero con que esperaba escucharla entrar al apartamento, el no poder escribirle, él se negaba a reconocerse débil ante ella, jamás se permitió tal cosa, con absolutamente nadie, ni sus amigos más cercanos, que conocían de sobra sus problemas, sus dolores, ni ellos con esa sabiduría lo había visto anunciarse frágil, su familia le enseño que eso no se aceptaba en su vida, que un Mendoza no podía mostrar fragilidad, y todas sus relaciones eran manejadas desde esa creencia y ella, con su genuino desentendimiento de él le estaba fracturando esos muros que se obliga a ocultar.

Cansado se levantó de la cama, no sintió descanso en ningún momento, al contrario, estaba agotado, el día sería largo y requería de toda su disposición para mantenerlo a flote y sacarlo adelante, después de su fracaso con Marcela no se permitía ningún error en la oficina, si fallaba, si fracasaba en eso, sus papás no tendrían razón para mantenerlo en su vida, el ser útil a los demás, el que todos sacaran provecho de él era la única herramienta con que contaba Armando para ser querido.

Pensó en preparar la bañera pero no le apetecía aunque su cuerpo lo necesitará, prefirió bañarse con agua fría, sus músculos adoloridos se lo agradecerían. Un sonido familiar llamo su atención, Beatriz había llegado.

Betty toco la puerta anunciándose, quería saludarlo pero el sonido de la ducha le advertía que no era un buen momento.

Be. Buenos días... - no hubo respuesta – ¿Armando? – quería comprobar si estaba solo y no tenía ganas de disgustar con quien estuviera.

Ar. Dígame Beatriz – su nombre de esa forma en sus labios le parecían demasiado impersonal, pero no tenía la confianza suficiente como para que la llamara de otra forma.

Be. Ya llegué.

Ar. ¿Cómo le fue? – contesto brusco saliendo del baño con la toalla amarrada a la cintura, Betty recorría incrédula de que podía verse aún mejor, el hueso prominente de sus caderas de repente se volvió muy atractivo y su abdomen tallado la lleno de un calor en el pecho que amenazaba dejarla sin aliento, poco a poco fue subiendo la vista a donde debía siempre estar, a sus ojos, pero el gesto en ellos le pareció muy violento, así que sin mirarlo directamente le respondió.

Be. Bien y a ti? – trago saliva

Ar. Bien, ya resolví el problema que tenía. – Betty apretó los labios que se convirtieron en una línea tensa, escuchar como las mentiras salían sin ningún arrepentimiento de él, revolviéndole el estómago –

Be. Ok.

Ar. Beatriz por cierto, quiero dejarle algo muy claro. – Ella asintió expectante – Si yo no voy a estar en el apartamento espero que a menos usted este, cosa que no quede solo, recuerde la inseguridad de la ciudad, avise así yo resuelvo eso. Además de no saber dónde estaba, le pudo pasar algo y a quien llamo, creo que es necesario saber un poco de con quien convivo ¿No cree? – dijo dando media vuelta dando por terminada su conversación

Be. ¿Disculpa? Siento que me estás pidiendo explicaciones que no debo darte, además no sé si no recuerdas, ayer saliste sin avisarme, sin si quiera pensar que cocinaba para ti. – Armando trago en seco en medio de su rabia olvido aquel detalle, pero ya no se echaría para atrás –