Kaia comenzó a caminar rumbo a la habitación cuando se dió cuenta de que, evidentemente, una imagen no podría contestarle sus preguntas, y lo único que quedaba era sentirse culpable y buscar una solución para que sus sentimientos por JungKook no sean más grandes con el pasar del tiempo, quizá lo mejor sería ignorarlo, evitarlo, hasta no hablarle, habían muchas soluciones, pero no podía pensar en ninguna en ese momento. Llevaba las manos dentro de los bolsillos de su saco, dejándolo abierto mientras caminaba por los pasillos del convento, confirmando su duda de lo terrorífico que se podía llegar a ver de noche, más de una vez en el trayecto volteó por ver algo de reojo y terminaba siendo una estúpida estatua o un cuadro enorme religioso. Los pasillos estaban fríos a pesar de ser primavera, suponía que la calefacción no llegaba a esas zonas, ya que cada habitación tenía un calefactor individual y había uno en la cocina, y otro en la parroquia, pero los pasillos internos estaban helados, más para ella que llevaba un simple camisón.
Levantó la vista de sus pantuflas calentitas cuando observó una sombra delante suyo, estuvo preparada para gritar, pensando que finalmente se había encontrado al demonio que salía en las películas, pero en su lugar se encontró algo peor. JungKook se presentaba ahí frente a ella en pijamas, con el cabello algo revuelto y su teléfono en la mano. Ambos se sorprendieron de ver al otro ahí, ella porque se suponía que el Padre no debía dormir en el convento, solo pasar los días, y ni siquiera era necesario que se presente todos los días de la semana, por eso en un primer instante pensó que estaba alucinando, hasta que el jadeo de él la hizo darse cuenta de que todo estaba pasando realmente. Cerró su fino saco como pudo, nunca se había sentido tan avergonzada de utilizar un camisón que dejaba a la vista sus pechos, que no eran grandes, pero seguía siendo una parte íntima igual, y todo se tornaba peor al recordar el frío que hacía y que posiblemente sus pezones estén queriendo perforar la tela. Joder, ¿JungKook no podía pasar por ahí unos minutos antes, o después, para no cruzarse?
Él, por otra parte, quitó la vista con rapidez de sus senos, sintiéndose el peor hombre del mundo, un acosador, un ninfomano, un pervertido, un pecador. Tragó saliva al saber que tendría que ir a rezar por otro motivo ahora, si bien lo había ido a hacer con la intención de conseguir un poco de calma, debido a que Lila y JiMin estaban discutiendo en su casa y quería rezar por ellos, ahora terminaría pidiéndole perdón a Dios por verle los pechos a Kaia. Ni siquiera tuvo tiempo de verle las piernas, o por lo menos no de apreciarlas durante un largo rato, debido a que todo sucedió en unos segundos, y su jadeo había sido tan involuntario que estaba sonrojado de la vergüenza, ¿y si ella ahora pensaba mal de él?
⎯ Esperanza, que sorpresa.⎯ la saluda con normalidad, como si algo dentro suyo no se hubiera despertado por ver algo tan mínimo a través de la tela. Dios, se notaba que hace tiempo había dejado de estar con mujeres, no podía sentir fuego dentro suyo por una reacción normal del cuerpo humano.
⎯ Digo lo mismo Padre. No pensé encontrarlo a estas horas.⎯ susurró algo apenada, debía cerrar bien su saco, con los botones, pero soltarlo significaba que vuelva a abrirse y JungKook la viera nuevamente, cosa que, para rareza de ella misma, la avergonzaba lo suficiente como para querer correr hacia la habitación.
⎯ No podía dormir y quería rezar un poco.⎯ explicó, sin saber por qué lo hizo, no debía darle explicaciones a nadie, y mucho menos a Kaia.
En ningún momento pensó mal de ella, que era una desvergonzada por utilizar esa ropa, o que debería utilizar brasier incluso por las noches, porque realmente era algo que no lo incumbía. Para dormir se debía estar cómodo, y así como hay mujeres que se sienten incómodas sin brasier, están las que no se sienten cómodas con él, y todo es válido. Que Esperanza duerma con ese camisón escotado, y sin brasier, era algo que no lo entrometía, aunque por otro lado pensó en lo afortunado que sería un hombre si estuviera a su lado todas las noches mientras ella utilizaba esa única prenda. Tragó saliva cuando se dió cuenta del rumbo que estaban tomando sus pensamientos, parecía un adolescente con las hormonas a flor de piel, y no podía permitirse ser así, mucho menos delante de una Novicia, sería faltarle el respeto. Además, él es Obispo, y eso no significaba que no tenía ojos para ver o que su cuerpo sea de piedra, pero por ley no podía pensar cosas de ese estilo.
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Dear Lord| jjk. ✓
FanfictionKaia tuvo que escapar de su pueblo después de que unos prestamistas quisieran cobrar cuentas con ella, gracias a su madre fallecida que les pidió dinero hasta el hartazgo. Tenía que crear una nueva identidad, esconderse donde pudiera, y la amiga de...