treinta y cuatro

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Un adolescente refunfuñaba en el despacho de la Madre Superiora, mirando hacia todas partes en espera de su padre, mientras una Monja no le quitaba la mirada de encima, que por muy amable que haya sido y demás, fue culpa de ella que esté ahí. Bueno, en realidad no, él se había ido a los golpes con su compañero, pero a pesar de sus muy buenas razones para haberlo hecho, ella no lo tomó en cuenta y simplemente se lo llevó a detención. Suspiró mientras llevaba su mirada al suelo, odiaba estar ahí, odiaba esa escuela religiosa en la que su madre eligió meterlo solo porque en su anterior escuela tenía una mala junta, eran malos chicos pero por lo menos se divertía con ellos, aquí...era el maldito chico nuevo que todos tomaban de punto para hacerle burlas por su rostro salpicado de pecas y que claramente no se veía con muchos rasgos asiáticos, los pocos que tenía se los había otorgado su madre, pero era muy obvio que no tenía genes dominantes.

Odiaba el racismo que había en esa escuela, a pesar de que todos se mostraban como buenas personas por ir a un lugar religioso, no eran de ese estilo, siempre encontraban algo para burlarse del otro y después hacerse los buenos delante de los profesores o sus padres. El dinero no daba los buenos modales, eso estaba más que claro, todos ahí eran adinerados por pagar una cuota mensual en la escuela, en una escuela que también mostraba rechazo hacia los que no creían en Dios de forma católica, que estaba seguro que ninguno de los estudiantes pensaban como ellos querían que piensen, sino no habría fiestas todos los fines de semana y muchas chicas que habían dejado su virginidad meses atrás en una habitación desconocida con algún compañero de clases. A HaeChan le hacían burlas, no solo porque no parecía surcoreano, sino también porque era nuevo, y para rematar, ateo, no creía en nada, y en las clases de catequesis siempre tenía algún comentario para decir al respecto.

Pero ese día habían llegado demasiado lejos.

⎯ ¿Por qué te fuiste a los golpes con esos chicos?⎯ preguntó la hermana Stella, cruzando sus brazos mientras lo miraba indignada. HaeChan suspiró rodando los ojos.

⎯ Le estaban haciendo burlas a NaEun por su situación económica.⎯ contestó. Odiaba las injusticias, pero odiaba todavía más cuando eran en contra de esa chica que no tenía el dinero para defenderse como el resto de sus compañeros, incluyéndolo.

Todos ahí dentro podían pagarle a la Madre Superiora, o hacer un intercambio de dinero entre padres de alumnos que quede en secreto, para que dejen de molestar a su hijo, así como también los alumnos daban dinero para que molesten a tal persona porque ellos no querían verse metidos en problemas. Habían agarrado a NaEun de punto porque parecía ser la única ahí que realmente metía la cabeza en los libros para poder tener un futuro digno, distinto al de su madre y hermano. Por algún motivo, todos saben su situación familiar, que su madre los abandonaba y hermano era un drogadicto que se metía en peleas cada que podía. Ella, a pesar de todo, no era una mala chica, siempre que podía ayudaba, nunca trató mal a nadie, y solo se defendía cuando los demás hacían burlas jodidamente hirientes. HaeChan se cansó de ver todo eso, y si él estaba cansado, no quería imaginarse ella de escuchar todo eso.

Pero fue el colmo cuando unos compañeros, los que generalmente se burlaban de todos y se creían perfectos, esos mismos que los demás tenían miedo de retarlos porque sabía que no iba a terminar en algo bueno, le ofrecieron dinero a NaEun, tratándola como una prostituta. Claro que ella se ofendió, les dijo todo lo que se le venía a la cabeza, pero siendo cuatro chicos contra una sola mujer, y presa del pánico cuando la broma pasó a otro nivel, en el que levantaron su falda e intentaron tocar más allá, HaeChan actuó. No quería hacerse el héroe o que NaEun luego tenga que compensarlo de alguna manera, la ayudó porque estaba cansado de que todos les tuvieran miedo a esos cuatro estúpidos que deben tener suficientes problemas en sus casas como para fastidiar las vidas ajenas, y lo dejaba tranquilo el saber que, por lo menos, salvó a una chica de una posible violación. Obviamente no terminó bien si eran cuatro chicos contra uno, pero aunque sea NaEun pudo escapar por esa vez.

Dear Lord| jjk. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora