cuarenta

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Un silencio tenso se planta en la habitación, JungKook permanece viendo fijamente a Kaia mientras ella llora bajando la cabeza. No tenía planeado decírselo de esa forma, en medio de una discusión, de verdad que no, pero las insistencias de él debido a lo prohibido que era lo que estaban haciendo porque eran un Obispo y Novicia la habían cansado, sus oídos estaban saturados por escuchar una y otra vez lo mismo como si fuera un disco rayado. Realmente se ponía en el lugar de JungKook pero jamás podría terminar de comprenderlo porque ella nunca se comprometió tanto con una religión como para sentir la culpa, o darse una idea, de la culpa que él estaba sintiendo. Por mucho que lo intente, Kaia nunca iba a comprender ni un 10% de todo lo que sentía Jeon en ese instante, y es que no se trataba solo de una promesa o un reglamento firmado, sino que iba más allá, porque se involucraban miedos de él y la falta de respeto a la religión que lo abrazó cuando atravesaba por su peor momento. Era como darle la espalda a su madre moribunda después de que ella haya hecho hasta lo imposible para que su hijo comiera, así de mal se sentía JungKook.

Y ahora, escuchando que ella no era una verdadera Novicia, las dudas surgían dentro de él, además del enojo y confusión. Dudaba que lo haya hecho por una apuesta o algo así, Kaia ya era grande como para prestarse para una ridiculez de ese estilo, además de que ningún adulto con dos dedos de frente querría perder el tiempo dentro de un convento solo porque sí. Intentaba con todas sus fuerzas comprenderla, buscarle la solución y una explicación al porqué se hizo pasar por Novicia durante casi tres meses, pero lo único que le llegaba a la cabeza era que se sentía demasiado sola por la pérdida de su madre, y en un intento de sentirse acompañada cayó en el convento. Que no estaba mal, Dios siempre ayudaba a quien lo necesitaba, y si Kaia necesitaba compañía él se la podía dar, pero ¿por qué fingir ser una Novicia? Y no lo decía porque ella mintió con su historia que desde pequeña quería serlo, quizá debido a la soledad quiso entrar a la religión y ya, pero no era así si en este momento negaba ser una Novicia de verdad, como ella dijo.

Claro que JungKook tenía un revoltijo de emociones dentro suyo, por un lado estaba el enojo, porque sentía que Kaia todo este tiempo se había tomado su religión a juego, que le parecía gracioso estar ahí dentro y llevarse consigo a un Obispo que había ido con buenas intenciones a trabajar y ejercer sus conocimientos. La religión no era algo que se tomaba a juego, era una falta de respeto, y si bien era hipócrita que él hable de respetos cuando más de una vez se lo habían faltado al convento en el que estaban, por lo menos él no jugaba a seguir a un Dios. Por el otro lado, intentaba convencerse de que ella debía tener una buena razón para estar ahí, ya sea la soledad, tristeza, lo que sea, pero le faltaban razones para creer en esa teoría cuando la misma Kaia había dicho que no era una Novicia de verdad. ¿Estuvo fingiendo todo este tiempo? ¿Le parecía divertido engañar a todos con su mentira? ¿Engañarlo a él? Que lo que más dolía era eso, Kaia sabía el pasado de JungKook en cuanto a relaciones se trataba, sabía lo herido que lo había dejado que Jisoo le mintiera, y ella estuvo haciéndolo todo este tiempo. Cuando prometió jamás dañarlo, ¿lo decía en serio o solo para que siguieran acostándose?

Ya no sabía qué creer.

Incluso ponía en duda los sentimientos que ella decía tener, si bien tan solo minutos atrás le había dicho que ella sentía algo de verdad, que incluso se prestaba sexualmente con tal de tener un poco de cariño de su parte, JungKook no sabía qué creer. Desde un principio él sabía que ella iba a ser la causa de su perdición, ya sea de forma intencional o no, Kaia lo había envuelto en sus redes y era imposible salir ahora, más que nada porque él también estaba sintiendo algo más fuerte que una atracción o gusto pasajero, y eso solo complicaba las cosas. Jamás iba a atreverse a decir que Kaia era el diablo, o una representante de la lujuria mandada por Lucifer, pero desde que llegó lo había hecho pecar a JungKook, no solo en lo sexual, que ese era el peor de todos, sino también porque mentía por ella, tenían una cercanía que solo marido y mujer debían tener, había roto su celibato incontables veces, hasta se había masturbado pensando en ella y tuvo sueños de ese estilo. Lo hacía pecar de muchas formas distintas, pero no iba a decir que era el diablo en persona porque Kaia podía ser la persona más pura que existía, había bondad y cariño en su corazón a pesar de todo lo que tuvo que pasar, era comprensiva, atenta y amable con los demás, y todo eso no lo tenía alguien proveniente del infierno.

Dear Lord| jjk. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora