Besos y conocidos

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Ya hacía un par de días desde que Jake y Aiden habían hecho las paces, pero también pasados un par de días que Jake había notado que Tom actuaba de una manera extrañamente seria. Sin duda había sido un fin de semana bastante largo, al menos para él.
Pues extrañó a Jake este comportamiento, además del hecho de que Tom nunca se atrevió o se interesó por preguntar lo que había sucedido con Aiden aquel día, eso era aún más extraño todavía.
Tom no se ofreció más a llevar a Jake a la pastelería, Jake no se molestó en preguntar.

Era lunes por la mañana.
Otro día en el que Jake no tenía las fuerzas ni las ganas de levantarse de su cama a causa de que Tom invadía sus jodidos pensamiento cada maldito segundo. Esto en palabras de Jake.

A pesar de aquel sentimiento de melancolía, sumado a un par de horas de sueño, hay que comer, es decir, trabajar. Con las pocas energías que tenía logró prepararse adecuadamente y salir de su habitación.

Sus pies le pesaban como nunca, pero sintió todo el peso de su cuerpo esfumarse cuando vió a Tom parado en medio de la sala, ese mismo Tom que durante todo el fin de semana halló la forma para escabullirse a plan de evitar a su compañero de casa a toda costa. Cosa que logró con éxito.

—Eh... ¿Quieres que te lleve al trabajo? —farfulló.

—P-por supuesto.

¿Y cómo negarse? Aunque era verdad que Jake se encontraba en un estado de confusión absoluto, apreciaba con todas sus fuerzas (que eran pocas a causa de trasnochar) los momentos con Tom, por más fugaces que fueran. Estaba seguro que el Jake de unos meses atrás mataría por estar en esta situación tan confusa.

Como si de un deja vu se tratase, Tom se estacionó en el mismo sitio que la última vez, al menos como Jake lo recordaba. Igual que la anterior ocasión, el auto se inundó de un silencio denso, pues nadie hablaba o bajaba del coche. Jake comenzaba a hiperventilarse por aquel apelmazado aambiente, o tal vez era parte de su imaginación. Pero antes de que eso pasase, Tom volteó a verlo a los ojos de forma evidente. Jake estaba debatiendo consigo mismo si era señal de si debía irse en ese instante o le trataba de decir algo.
Era la segunda. O quizás ambas.

—¿Puedo?

—Claro.

Jake no tenía ni la menor idea de en lo que se estaba metiendo, pero tampoco era como si a él le importase. A este punto ya debía de haber quedado claro que estaba dispuesto a todo si era con aquel policía.
Ese mismo policía que desabrochó su cinturón de seguridad que hacía ya un par de minutos que sentía que le estorbaba.

Se acercó a Jake un poco, lo suficiente para que sus respiraciones se vieran entrelazadas. Lo tomó de la barbilla sin cuidado y empezó a besar sus labios de una forma casi exasperada. Tan veloz y a la vez tan lento, lo necesario para poner explorar con su lengua aquellos lugares dentro de su boca que hacía mucho no exploraba. Jake, por su parte, trataba de seguir el ritmo de la boca de Tom entre suspiros lo mejor que podía.

De un momento a otro, Tom empezó a acariciar la rodilla de Jake subiendo su mano cada vez más alto, hacía su muslo, cosa que Jake logró sentir en el ápice de su miembro ya algo endurecido.
De pronto escuchan como alguien golpea insistentemente la ventana del copiloto, sacando a ambos de aquella comprometedora situación.

—¿Qué pasa, Nick? —Jake trataba de parecer sereno ante el peligroso momento que estaba compartiendo con Tom y Nick, casi olvidándose de lo que esté último había visto, pero no lo olvidó—. ¿Qué viste exactamente?

—Mucho, joder —lanzó una queja al aire—. Te dije que no salieras con tus mierdas, Tom —Apuntó acusatoriamente hacía este.

—Métete en tu vida, imbécil.

Mi Lugar Correcto [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora