Y porque te amo

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Ya había pasado poco más de una semana desde la cita con Hunter. Los últimos días solo se había centrado en su trabajo. Pensaba que sí se saturaba de trabajo quizás, y solo quizás olvidaría ajetrada que era su vida últimamente, pero no fue así.

El día comenzo de la peor manera posible, pues, más temprano ese día, Miriam les había avisado que estaría ausente a causa de algunos problemas que, como siempre, no quería compartir. La situación con Míriam hacía que Jake se encontrase con sentimientos añoranza, los cuales había experimentado por primera vez hace ya un año. Era algo que jamás olvidaría, pues al día de hoy aún no se había esfumado en su totalidad.
Solo deseaba que ese sentimiento no regresara. No tan pronto.

Como era de esperarse, el encargado de la pastelería sería Jake, pues contaba con más experiencia y era el más capaz, aunque este no se percibiera de esta forma.
Era la primera vez que él se hacía cargo de la pastelería sin la supervisión de Míriam, y eso le aterraba más de lo que debía.

¿No era simplemente más fácil cerrar si quiera un día?

Míriam era aún millonaria, después de todo.

Como si por primera vez la suerte estuviera de su lado, la mañana marchaba a la perfección, pues no había sucedido nada del otro mundo. Un día bastante calmado, a decir verdad. Si seguía de esta manera posiblemente propia sobrevivir. O quizás no.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un pequeño tintineo de camapana, que anunciaban las llegada de un cliente, campanita que él mismo había instalado el día anterior.
Para su alivio, al asomarse a la entrada vió a una persona conocida y esperada, Hunter. Él y Hunter habían acordado encontrarse, pues, aparentemente, estaba bastante urgido por aquella prenda que le había prestado a Jake ni apenas se conocieron.

-Buenos días, Hunter -saludó Jake de forma amable-. En seguida voy por tu sudadera, la dejé en mi mochila.

-Muchas gracias. Lamento la urgencia, de verdad la necesito.

-No te preocupes, perdón a mí por no entregarla antes -Aunque era un poco probable que Hunter usara como excusa la sudadera para ver a Jake, pues no había situación donde necesitara con tanta urgencia una sudadera. Simplemente no la había.

Jake entró por la puerta de la cocina cuando a lo lejos escuchó a la campanita sonar nuevamente, anunciando la llegada de otro cliente.

-¡Buen día! Enseguida le atiendo -gritó desde lejos mientras tomaba su mochila y se apresuraba a tomar la bolsa donde estaba la sudadera.

Regresó rápido a la barra sin prestar atención de como Nick echaba a perder una crema batida tirándola al suelo. No podía culparlo siquiera, él también estaba preocupado por la ausencia de Míriam. Cualquiera cometería una equivocación en una situación así.

Una vez regresó a la barra se acercó a Hunter y le extendió la bolsa que tenía en sus manos para que este lo tomara, pero no fue así. Hunter lo miró con los ojos bien abiertos, tratando de advertirle algo. Algo que Jake no logró captar.

-Gracias por tu sudadera. Juro que la mandé a lavar después de que la usé -Jake trató de convencer a Hunter de tomar la bolsa de lo que fuera por lo que no lo hacía, pero aún lo miraba sorprendido, es más, ahora lo miraba con algo de terror-. ¿Qué pasa? -Se giró a mirar la entrada por instinto-. ¡Santa mierda!

-B-buenos días, Jake -saludó Tom, con una mirada que Jake no pudo descifrar. Tan tranquilo como la mierda. Él se veía fenomenal, el cambio Jake se encontraba en su peor estado a causa de tantos desvelos a su nombre, tanto que me enfermaba.

-¿Qué haces aquí? -No sabía que tan probable era de que Tom escuchara todo de la conversación y pensara mal de él. Aunque si lo hiciera no tendría porque importarle a Jake, pero lo hacía-. Esto es un malentendido, yo...

Mi Lugar Correcto [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora