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Yoongi.

Había estado mareado hace varios chupetones y para este momento estaba completamente descerebrado y corrompido. Cada toque, cada beso de este hombre prendió fuego a mi piel y mi corazón martilleaba en mi pecho. No podía tener suficiente. Me estaba ahogando y él era el aire. En el momento en que se hizo cargo, afirmó verbalmente el control sobre mí, dejé de dudar y me dejé llevar.

Presioné mis caderas contra su pene, suplicando por ello. Sus manos eran como las de un conductor, seguras y precisas, impulsando el ritmo de nuestra unión a ceder a su voluntad. Y yo era un jugador ansioso, desesperado por mantenerme en línea y darle lo mejor de mí.

—Abre para mí. —murmuró Jungkook contra mi espalda. Sus dedos resbaladizos
juguetearon con mi agujero, e hice todo lo posible para relajarme contra ellos—. Eso
es. Justo así.

Intenté presionarme contra ellos, pero me gritó una orden para que me quedara quieto. El tono feroz de su voz hizo que mi polla palpitara con líquido preseminal. Babeó desde mi punta hacia la ropa de cama prístina. Me moví para acariciarme, pero su mano se dio la vuelta para agarrar mi muñeca y estirarla por encima de mi cabeza en la cama.

—Sin tocar. Eso es mío esta noche. ¿Entiendes? —La apretó con fuerza para hacer su punto antes de dejarla ir y mover su mano de regreso a mi trasero.

—Sí... señor. —jadeé, deseando como el infierno que no fuera solo por esta noche—. Tuyo.

—Mm bueno. Ahora quédate quieto mientras estiro este estrecho agujero tuyo.

—Nngh.

Sus dedos trabajaron en mi canal hacia adentro y hacia afuera mientras su otra mano subía y bajaba por mi espalda con un toque casi reverente.

Nunca antes me había sentido tan frenético por tener a alguien dentro de mí. Era casi como preocuparme de si no lo metía dentro de mí ahora, perdería mi oportunidad para siempre. Y lo necesitaba. Lo necesitaba tanto que me asustó. Algo de este encuentro no era simplemente una conexión. Lo que había comenzado como una aventura de una noche se sintió monumental. Y eso era absurdo. Supuestamente Jeon Jungkook era un glaciar. Frío y calculador. Tenía paredes frente a sus paredes. El hombre era conocido por ser estoico y distante, insensible y brutal. Sin embargo, aquí estaba adorando mi cuerpo como si fuera el tesoro más exquisito que jamás había visto. Su voz era firme y exigente, pero sus labios eran apasionados, sus manos gentiles y su suave respiración contra mi piel reconfortante y alentadora.

Traté de dejar de sentirme tan desesperado y frenético. En cambio, cerré los ojos y me concentré en cada terminación nerviosa que estaba estimulando. Sus manos estaban en mi trasero, mi espalda baja, mis caderas. Sus labios estaban en mi columna, los besos puntuados por pequeñas probadas con su lengua y mordiscos con sus dientes.

Cuando deslizó un segundo y tercer dedo dentro de mí, volví a desesperarme. Quería
su polla, no sus dedos.

—Jungkook —le rogué—. No puedo ... yo ... por favor.

—Tan paciente. Tan dulce —susurró—. ¿Estás listo para mi polla?

No podía pensar, no podía responder. Era una masa retorcida de necesito correrme, necesito correrme. Cuando la punta roma de su polla cubierta presionó contra mí, un gemido gutural de alivio escapó. Mi cuerpo lo agarró a pesar de que el estiramiento me hizo sisear. Él se detuvo un momento para dejar que mi cuerpo se adaptara antes de seguir adelante. Y, oh querido Dios, se sintió increíble. El calor húmedo de su cuerpo contra mi espalda. El grueso tramo de su polla metiéndose en mi culo. El susurro suave y frío de la sábana contra mi mejilla. Los sonidos de nuestra respiración rápida arremolinándose por la habitación. La sensación de su gran mano apretada firmemente alrededor de mis dos muñecas por encima de mi cabeza.

៹-•𝗜𝗡 𝗥𝗘𝗔𝗟 𝗟𝗜𝗙𝗘 [𝗞𝗢𝗢𝗞𝗚𝗜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora