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Yoongi.

Mamá dormitaba a mi lado en un asiento totalmente reclinado con una de sus mantas favoritas envuelta en ella. Llevaba el pelo limpio y bien peinado tras una visita matutina a su estilista favorito, algo que había insistido en hacer antes de salir de la ciudad para su cita médica y agradecí que estuviera dormida, ya que no podía evitar que las lágrimas salieran de mis malditos ojos.

Le echaba mucho de menos. Lo cual era una locura. ¿Por qué no era esto más fácil a estas alturas? Apenas había conocido al tipo unos días. Necesitaba recuperar mi corazón. Era suyo y lo tenía con él en un lujoso edificio de Seúl. Y sin él, mi pecho era una cáscara hundida.

—¿Qué pasa, cariño? —preguntó mamá con voz somnolienta—. Más vale que esas lágrimas no sean para mí.

Sacudí la cabeza de un lado a otro, temiendo que, si hablaba, sonara como un sollozo jadeante. Ella se giró en su asiento hasta quedar completamente de frente a mí. Sus ojos se entrecerraron.

Volví a negar con la cabeza y aparté la mirada de ella.

—No mientas. —murmuró ella, sacando el pequeño paquete de pañuelos de viaje que siempre llevaba en un bolsillo—. Toma.

Saqué un par y me arreglé la cara sin mirarla.

—Lo siento. —susurré después de unos momentos.

Sus dedos se movieron entre mi pelo.

—Cariño, no puedes evitar lo que sientes. No
hay razón para sentirlo. En todo caso, lo siento por estar enferma cuando me necesitas.

La sensación de su mano en mi cabello era reconfortante. Me acomodé en mi asiento y cerré los ojos, recordando todas las veces que me había frotado la cabeza así cuando era pequeño.

—¿Es ese imbécil? —preguntó. La sonrisa en su voz me alertó de que no me juzgaría tanto si lo fuera.

Asentí con la cabeza.

—M-m-me gusta. Mucho.

Ella resopló suavemente.

—No estoy segura de que 'gustar' fuera la palabra.—se burló—. ¿Qué te retiene?

Exhalé un suspiro entre los labios fruncidos, ignorando su comentario. Después de pensar en lo que quería decir, finalmente abrí los ojos y me encontré con los suyos

—Me mintió sobre algo... bueno, omitió algo
condenadamente importante.

—¿Está casado?

—No, nada de eso.

—Oh, mierda, ¿el VIH? ¿Está tomando PrEP14? ¿Ustedes dos usaron...?

—Madre. Dios. No es nada que tenga que ver con su salud. O con la mía.

—¿Te ocultó esto por maldad?

Ni siquiera dudé antes de negar con la cabeza.

—No. Estoy bastante seguro de que
fue más por miedo.

—¿Miedo a qué? ¿Miedo a perderte? ¿De decepcionarte?

—De las dos cosas. De hacer las cosas aún más complicadas de lo que ya eran.

—¿Por qué se complicaron las cosas?

Entorné los ojos hacia ella como si eso fuera suficiente para que lo entendiera.

—Mamá, el trato. La negociación. El hecho de que llegué allí pensando que era ese imbécil. Complicado.

—El trato se acabó. Ya no crees que sea un imbécil. ¿Qué es lo complicado ahora?

៹-•𝗜𝗡 𝗥𝗘𝗔𝗟 𝗟𝗜𝗙𝗘 [𝗞𝗢𝗢𝗞𝗚𝗜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora