004

83 20 2
                                    

Jimin se encontraba en su habitación después de su terapia, fue entonces cuando su teléfono comenzó a sonar y sin importar el inmenso dolor de su cuerpo se incorporo sobre su cama y se acercó a la mesita de su escritorio y tomó su celular.

A pesar de todo no perdía la esperanza de recibir alguna noticia de su novio.

Sus amigos y familia no paraban de preguntarle sobre quien era esa persona, y él se limitaba a responder que estaba cansado y qué no tenia ganas de hablar, pero la verdad es que si estaba agotado, pero tampoco deseaba dar explicaciones.

Cada día era más difícil para él ingerir alimentos, y cuando estaba en quimioterapia sentía como si pusieran ácido dentro de su cuerpo, sentía su sangre hervir y sinceramente no sabía cuánto más aguantaría aquel duro tormento.

Solo deseaba ver a su novio.

Un número desconocido se mostró en la pantalla de su celular y aunque dudo un poco en contestar después de un rato lo hizo, y las lágrimas no tardaron nada en correr por sus mejillas una vez escucho la cansada, pero cálida voz al otro lado de la línea.

....

Meses antes

El cansancio físico era una de las consecuencias de los arduos ensayos de baile, pero todo ese dolor daría buenos frutos después, cada hora ayudaba a perfeccionar sus pasos y para un bailarín eso era lo más importante.

Entregar el alma y corazón en el escenario, era una frase muy usada en los bailarines, pero muy cierta.

Un cansado castaño caminaba por las calles de Japón esa fría noche, sus pies dolían tanto que juraría hasta sangraban, pero aun así decidió caminar hasta su departamento temporal, solo, ya que sus compañeros habían ido a tomar unas copas, y Jimin no era fan del alcohol, en realidad ningun bailarín tenía que serlo porque tenía que mantener un físico totalmente sano, sin embargo aveces habían pequeñas excepciones como en esos instantes, por eso mismo no le quedó de otra que ir solo, aunque podría ir en taxi, pero prefirió ir a pie para así disfrutar de la ciudad un poco.

Sin embargo el bailarín se estaba arrepintiendo de su decisión, al sentir un fuerte dolor en sus lastimados pies, aquello lo obligó a quitarse los tenis blancos que tenía para quedarse solamente en medias, no era una muy buena idea, pero sin duda sus pies se sentían mucho mejor.

Tomo sus tenis por los cordones y los sujeto de su mochila, al no tener espacio en el interior de éste, y continúo su camino, estaba vez con un poco más de rapidez.

Ya era muy tarde.

Después de algunos minutos estaba a unas pocas cuadras de su edificio. Subio unas escaleras algo largas y cuando estaba en la parte de arriba escucho la voz de alguien a sus espaldas, un muchacho de cabellos negros levemente desordenados corría en su dirección por las escaleras mientras le pedía que se detuviera.

Jimin por su parte solo se quedó quieto hipnotizado por la belleza del chico y por lo hermosa que era su voz.

Cuando el desconocido llegó hasta él, notablemente cansado por haber corrido por las escaleras, sonrió enfrente del castaño haciendo que el pequeño corazón del bailarín se acelerará.

— Hola — saludo el pelinegro al castaño, ahora algo nervioso. — Vi que se cayó ésto en las escaleras — mencionó mostrando un tenis blanco. — ¿Es tuyo verdad?. — pregunto para estar seguro.

Jimin asintió totalmente sonrojado mientras que con sus manos temblorosas por los nervios, tomó su zapato, notando que se había soltado de su mochila.

<<vaya forma de conocer chicos apuestos Jimin>> se recriminó a sí mismo.

— Hola, y muchas gracias, debió caerse mientras subía las escaleras — dijo esta vez mirando a los ojos al más alto, pero aquello fue mala idea, porque su corazón volvió a enloquecer mientras se perdía en los oscuros ojos del apuesto desconocido.

— No te preocupes me alegra haber ayudado. — el pelinegro llevo una mano a su nuca y se rasco sin saber que más decir, nunca se había puesto tan ansioso al momento de hablar con alguien, pero el bonito castaño ponía su corazón en grave riesgo al mostrarse tan tímido y sonrojado.

Tan lindo.

Perdón, olvide presentarme — dijo el pelinegro estirando su mano hacia el más bajo — Soy Jeon Jungkook, un gusto..

Jimin salió de su ensoñación y correspondió al saludo con timidez.

— Soy Park Jimin, y el gusto es mío. — sonrió.



Ese fue el día en que comenzó todo.




Una noche en Japón.



🖤



¿NO ES REAL?.






¿Que les parece la historia?.





დ &quot;¿No es real?&quot;, kookmin. დDonde viven las historias. Descúbrelo ahora