ᵐʸ ᵖ.ᵘ.ⁿ.ᵏ. ᵇᵒʸ

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Un año entero desde que decidió hablarle por primera vez.
Jamás podría arrepentirse de haber parecido un acosador en la calle si eso significaba conocer a la hermosa persona que era su novio.

Se sentía tan bien poder llamarlo como tal.

Su novio.
Le daban mariposas solo decirlo.

Nunca fue alguien posesivo, pero tener a Nine en su vida era más que estar completo.

Finalmente sentía que todo había valido la pena con tal de ver el bello rostro del otro zorro esbozar una sonrisa después de cada beso por más minúsculo que haya sido.

Y aunque no vivieran juntos, se sentía lleno de saber que Nine estaba presente en sus días de una u otra forma.

Ahora cuando veía el crepúsculo ya no podía pensar en algo que no fueran sus ojos.

Por cada mercado de flores que pasaba no podía evitar buscar con la mirada un ramo de narcisos para comprarle.

Cada biblioteca solo le recordaba a esa primera cita en la que decidió no rendirse en conquistar su corazón.

El aroma suave a hierba buena con menta era todo lo que necesitaba para que la imagen del mecánico apareciera por su cabeza.

Lo amaba tanto, solo que a la distancia, por obvias razones.
Claro, eso iba a cambiar muy pronto.

Tal vez era una locura, pero definitivamente ya se consideraba un loco desde el primer instante en el que su corazón de fijó en el.

Así que sin más dilación, despertó a toda su tripulación con una brillante sonrisa en los labios y anunció sin pena alguna:

—. Chicos, iré a vivir con Nine en New Yoke .– exclamó con imperturbable felicidad ante sus amigos a los que podría considerar su única familia.

Y todos lo observaron con algo de cansancio aún en sus pijamas.

—. Sails, son las cuatro de la mañana .– dijo Black Rose sobandose un ojo y sosteniendo del hombro a la murciélago para que no se estampe de cara contra el suelo.

—. Ya sabes lo que dicen, al que madruga, camarón que no se lo lleva la corriente .–

Pequeño silencio incómodo.

Si no fuera por el croar decepcionado de Froggy probablemente se escucharía hasta cuando cae un alfiler.

—. Estoy seguro de que así no era el dicho ¿Chico, cuanto tiempo llevas sin dormir? .– cuestionó Dread mientras luchaba contra el sueño.

Es cierto, que Sails solía descuidar su sueño cuando tenía algo importante en mente.
Esta no era una excepción.

—. Estoy tan emocionado que no puedo recordarlo .– sostuvo su mentón pensando unos instantes —. Quizás tres o cinco días, no lo sé .–

Eso lo explicaba todo.

Las pronunciadas ojeras en sus ojos no opacaban su irradiante buen humor.

Claro, que el tener los zapatos al revés y su flequillo completamente desaliñado si que dejaban en claro su estado.

—. Bien, está bien, lo entendemos y te apoyamos, ahora ven conmigo .– apoyo a su camarada contra la pared para proceder a llevarse al vulpino.

𝙋.𝙐.𝙉.𝙆. 𝘽𝙤𝙮 ,, ˢᵃⁱˡⁱⁿᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora