Parte 11

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Llegaron a una especie de finca no demasiado grande. Era una casita de ladrillo con un porche delantero y la puerta principal. Justo al lado una abertura donde aparcaron el coche detrás de un clio pequeño. Lincon bajó y todos le siguieron.

—Pasad —escucharon desde dentro. Lincon abrió el maletero y cogió un par de bolsas antes de cerrar de nuevo. Atravesó el garaje para llegar a otra puerta que no dudó en atravesar.

A la izquierda había una puerta que daba a un salón pequeño bien decorado, junto a esa puerta unas escaleras que subían. A la derecha una puerta que daba a la cocina. Todos pasaron. Allí estaba Anya cogiendo bebidas. Dejó las botellas y los vasos para saludar a todos los que acababan de llegar.

—Lexa está afuera preparando la mesa. ¿Qué tal el viaje?

—Bastante bien. Salvo el momento en el que Lincon ha hecho de DJ. Gracias a Dios, Octavia cambió todo a la segunda canción.

Anya rio con el comentario de Raven.

—Me lo puedo imaginar. Dejad las cosas en el salón y luego os enseñamos las habitaciones. No son muchas así que tendréis que compartir habitación... Habíamos pensado en Maddi y Clarke con Raven, Lincon y Octavia y Aden conmigo y Lexa.

—Como hayáis repartido está bien —dijo Lincon y todos asintieron.

—He traído el postre —dijo Clarke dándole el envase con los pasteles que había preparado—. Eso sí, hay que meterlo al frigo.

—Genial, muchísimas gracias, Clarke. No hacía falta, pero te lo agradecemos mucho. Aden va a ponerse súper contento, siempre dice que le encanta tu repostería.

Ella sonrió ante el cumplido.

—Toma, y aquí está la carne de la barbacoa.

—Ahora mismo lo guardo todo. Llévalas a la zona de atrás.

El hombre asintió y las guio hacia el salón. Dejaron las mochilas por ahí en el medio y salieron al jardín posterior donde estaba Lexa colocando platos.

—¿Heda pone la mesa? —dijo Lincon arrancando la risa de Lexa.

Le dio un abrazo y después saludo a todos los allí presentes. Clarke se quedó algo rezagada sin saber muy bien cómo saludar a la de ojos verdes.

—Hola Clarke —saludó Lexa. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando sus ojos se encontraron—. Hemos hecho tortillas y ensalada. Esperamos que os guste. Podéis ir cogiendo asiento y ahora traemos todo.

Todos tomaron asiento menos Lincon que entró con Lexa.

—La casa está chula. ¿Es vuestra?

Aden asintió.

—Algo así. Es de Lexa. La compro hace unos años cuando estaba...

—Aden ¿por qué no partes las tortillas? —le interrumpió Anya trayendo dos platos con la comida. Detrás de ella venía Lincon con otras dos—. Hay con cebolla y sin cebolla, y ésa es con pimiento y calabacín... si no la habéis probado os la recomendamos. Es nuestra especialidad —explicó sonriente.

—Vaya, sí que os habéis currado todo esto.

—No te creas, no se tarda tanto, y la verdad es que a Lexa le encanta. A mí me deja pelando patatas, eso sí.

—Por eso es Heda —rio Lincon.

—Cierto, siempre se le dio demasiado bien mandar. ¿Qué queréis de beber? Hay agua, refrescos, cerveza...

—Agua —sonaron varias voces al unísono.

—Sí, yo nunca he hecho piraguas así que no quiero volcar. 

Hasta que llegó ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora