Parte 16

117 12 0
                                    


Pasaron cuatro meses desde que conoció a la niña hasta que recibió la llamada que heló su corazón.

Estaba con Finn viendo una serie en su casa cuando sucedió. Reconoció la voz de Maddi al instante.

—¿Clarke?

—Maddi, ¿qué pasa?

—Es... mamá... he llamado al 112. Ya vienen, pero no quiero estar sola en el hospital —lloraba—. Mamá ha dicho que te llame por si podías ir.

—Claro cielo, voy para allá. —dijo colgando el teléfono.

—¿A dónde vas?

—Al hospital... Amanda se ha puesto mal.

Durante aquellos meses se había hecho amiga de la niña y también de la madre. Le dejó su número y cada vez que ingresaba iba a verla, cada vez que tenía quimio iba a verla... Cada vez que pasaba algo, Maddi la llamaba a ella y fueron estrechando la relación.

—¿En serio? Hace una semana que no nos vemos.

—Finn, creo que Amanda se está muriendo y necesito estar allí.

—Siempre me dejas a un lado. Siempre. Trabajo, Amanda, Maddi... ¿Tienes una relación con ella?

—Es mi amiga Finn, y se está muriendo.

—¿Te la follas? ¿Sexo por compasión o qué?

Clarke se fue a la habitación para vestirse. Finn la siguió.

—Te he hecho una puta pregunta.

—No, Finn, sólo follo contigo, ¿te vale?

—Pues quédate y hazlo —cogió la ropa que estaba a punto de ponerse y la lanzó al suelo, lejos de ella—. Vamos, demuéstrame que te importo más.

—Finn no es el momento de celos tontos.

—¿Me estás llamando tonto?

—No, he dicho celos tontos.

—Eres mi novia, cumple como novia en lugar de irte —exclamó airado. Aquello la enfureció.

—No tengo ninguna obligación de nada Finn, no te confundas —se dirigió a recoger la ropa del suelo cuando sintió las manos de Finn en su cuello y en su pelo. La agarró y la tiró al suelo.

—Sí la tienes. La de respetarme y la de hacerme feliz.

Clarke se golpeó en la frente con la silla que tenía en la habitación y comenzó a sangrar.

—Y tú tienes la obligación de hacerme feliz a mí y no lo has hecho ni un puñetero día —espetó Clarke poniéndose de pie. Fue entonces cuando sintió la bofetada.

—¿Y quién te hace feliz? ¿Rob? ¿Daniel? ¿O la moribunda? ¿Alguno te hace feliz?

Clarke sentía rabia y frustración. Sintió las lágrimas resbalar por sus mejillas y la sangre por su frente.

—Finn déjame salir.

—¿Dime quién te hace feliz?

—Tú Finn. Tú me haces feliz, pero necesito despedirme de mi amiga —dijo Clarke tratando de sosegar a Finn. Sabía que enfrentarse a él no era la mejor de las ideas—. Escucha, sé que hoy no he cumplido como novia, pero lo haré ¿vale? Sólo que necesito despedirme de Amanda. —La mano de Finn aún temblaba de rabia—. Por favor.

Hasta que llegó ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora