Secreto Revelado

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Mi tía otra vez no estaba y para mi sorpresa Nataly me había invitado a su casa, después de la escuela habíamos estado con William y su madre regando las nuevas flores y césped, cortando raizes viejas y feas que no servían.

Nataly era alguien muy habladora, ojalá se le escapa las cosas que yo tanto quería saber.

Me quito mis guantes de plástico cuando Nataly trae dos vazos de limonada.

Ella me había contado que su marido trabajaba todo el día y ella dedicaba ese tiempo a la casa, que fuera cuando quiera menos los sábados que ella y su marido solían irse a pasar tiempo a solas quien sabe a donde.

Y yo como no era alguien de muchos amigos claro que vendría.

Limpio mis rodillas un poco viendo el patio con satisfacción, la rubia nos avisa que es hora de su siesta y me deja sola con su hijo.

— ¿Qué era lo del sobre?

— Entradas para una fiesta que organizan mis primos a una hora de viaje desde aquí.

Abro mis ojos en sorpresa. — ¿Querías invitarla a salir y se te ocurrió una fiesta?

Él sonríe apenado. — No lo sé, no pensé en un cine o una cena, picnic... - él comienza a balbucear.

— ¿Si quiera puedes ir a fiestas? - Él sonríe, claro si eran sus primos, hasta le cobraban la entrada.

Tomo un sorbo de mi limonada y escucho la puerta abrirse de la casa, es Christopher, llevaba una camiseta negra ajustada a sus músculos y un pantalón del mismo color, su reloj gris en su muñeca luciendo y lleva un par de llaves en una de sus manos.

Él aún no me ve y se dirige a su hermano. — Iré por Lucas a la escuela, ¿Vienes?

— Iré a terminar uno de mis proyectos adentro, así que no. - Él dice mientras termina de barrer el césped hacia un costado.

Así que Christopher me mira a mi, su expresión divertida como siempre. — Hillary, ¿me acompañas?

No tenía más nada que hacer y no estaríamos solos así que no dije nada más y asentí con mi cabeza.

Quizá lo juzgue mal y el único raro de la familia era Christian.

Una vez en su auto encendió la radio colocándo algo de rock.

No me molestaba aunque no me gustara  mucho.

Cuando llegamos estaciona su auto frente a la escuela y de su bolsillo saca una tarjeta para darme.

Lo miro antes de tomarla en mis manos.

Es la tarjeta plateada que antes tuve en mis manos, la invitación para esa fiesta.

No se que decir y mi cabeza queda sumida allí.

— No te preocupes, no te estoy invitando a salir ni nada. - Él apaga la música. — No voy a esas fiestas, es para que vayas con mis hermanos y tu amiga, que te diviertas y socializes.

Sus palabras son raras y me recuerda a mi tía.

Yo bufo. — ¿Ella te envió? - El rubio no dice nada. — Le dije que puedo hacerlo yo sola.

— Cómo tu vecino, solo quería ayudar, a demás iba a tirar la invitación si no. - Se encoge de hombros.

No dice más nada y los niños comienzan a salir de la escuela, el peli negro de ojos azules haciéndose presente.

— ¿Cómo te fue campeón?

Pero Lucas no le responde y se sube al asiento de atrás.

Lucas baja su cabeza. — Dicen que soy raro, qué no me gusta el fútbol como ellos y por eso no juegan conmigo, yo quiero salir al parque Chris, llevame al parque a jugar con columpios Chris.

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