Oscuridad

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Comenzé a hiperventilar y creo que Christopher lo había notado porque no sabía que hacer, mis manos sudaban demasiado y mi pecho se apretaba demasiado.

— Ah... Mierda, espera. - Él toma su celular y parece llamar a alguien, espero que no sea a urgencias porque soy consciente que solo es un ataque de pánico y se me pasara. — ¿Estás en el gimnacio? ¿Puedes venir?  Es urgente, gracias.

Por un momento miré hacia el frente de la plaza, efectivamente había un gimnacio y mal dije por lo bajo cuando vi salir a Christian de allí, pude ver que llevaba su remera colgando de un brazo.

Lo hubiera analizado mejor de no a ver sido por mi crisis de pánico.

Al recordar lo que me estaba pasando empeore, sabía que estaba pálida como el papel o quizá peor.

No voy a mejorar, me voy a morir.

Cosas como esa me decía mi cabeza en este momento, comenzaba a sentir mis manos endurmecidas y algo de mareo.

Unas manos me tomaron por la cintura y me levantaron, no vi bien quien era hasta que escuché la puerta del auto abrirse y luego cerrar, solo podía mirar el suelo o cerrar los ojos para que mi mareo pasara.

Voy a morir aquí, no puedo respirar.

Silencio era lo que oía más mi respiración qué era un desastre en estos momentos.

Una mano baja a mi mejilla y se siente cálida, por alguna razón quiero llorar y no reprimir más mi dolor, pero aun no entendía porque no lograba hacerlo.

— Respira, no estas sola y no te vas a morir, un ataque de pánico, es solo eso. - escucho esa voz tranquila que una vez escuche en la escuela también. — Todo está bien, tú estas bien.

Mi respiración se va regulando lentamente y ya no siento mareos, mis manos aun sudan frías y es algo que aun no controlo del todo.

Abro mis ojos y lo observo, allí junto a mi en el asiento del piloto veo a Christian, tenía ahora su sudadera color negro puesta y llevaba unos shorts blancos, su cabello negro pegado a su frente por el sudor, la expresión en su rostro era una tranquila pero que tampoco entendía muy bien.

¿Por qué parecía odiarme y cuando tenía un ataque pánico me salvaba?

Aunque yo podía salvarme sola de la situación él parecía aparecerse en cada una de ellas.

Y ahora lo entendí y recordé.

Christian era el hermano de mi amigo de la infancia, Liam.

Traté de respirar tranquila y no pensar demasiado aunque realmente si pensaba o no mi ansiedad se alimentaba de igual manera de mi como tuviese lugar.

Él toma un respiro a mi lado y le hace unas señas a su hermano que no entendí muy bien, luego enciende el motor del auto y me costó comprender de que este coche era el de Christian no él de su hermano.

— Te llevaré a tu casa. - yo no digo nada. — O a la mía.

Me volteo a verlo de una forma exagerada. — ¿Qué?

Él siempre mirando hacia el frente y sin expresión habla tranquilo. — Que tu tía no está y podría pasarte otra vez.

— ¿Cómo sa...

Pero él me interrumpe respondiendo a lo que iba a preguntar. — Will tuvo depresión cuando lo adoptaron, tuvo traumatismos ya que sufría abusos por parte de sus padres biológicos y luego de eso... Le dimos todo el cariño posible acogiendolo, yo entendí que tenía ataques de pánico así que me informe todo lo que pude acerca de eso, quería estar para él. - Se corrigió asi mismo. — Quiero estar para él, siempre.

Sonreí como una boba sin dejar de verlo y él lo noto, me mira y aprieta sus labios, frena el auto, entonces noté que habíamos llegado.

Intenté abrir la puerta pero estaba trancada, me volteó para decirle algo a Christian pero él se encontraba muy cerca de mi.

Coloca ambas manos con fuerza a cada lado de mi asiento y sus venas se notan en ambos brazos, tomo aire y dejo de admirarlo para encontrar sus ojos grises clavados en los míos.

— Escuchame bien, Hillary Macom. - Lo escucho pronunciar mi nombre e intento tragar saliva. — No se que pasa ni que tipo de amistad mantuviste con Liam. - Me duele al escuchar ese nombre. — Pero no quiero que te acerques más a esta familia, ¿Me oíste? Desataste algo horrible que no quisieras saber, así que no te metas donde no te importa o saldrás herida.

Yo no se que decir, estoy helada, la puerta ya estaba destrancada así que solo la abrí y corrí para mi casa donde la puerta ya estaba abierta, asumí qué Lizy recién había llegado.

¿Eso había sido una amenaza?

Definitivamente Christian Lonar me había amenazado y yo no había tenido las agallas para enfrentarlo.

Bravo Hillary, bravo.

Mal dije por lo bajo. Mi tía se mordía una uña mientras leía algo en sus manos así que me acerque.

Ella me notó así que guardó sea lo que sea que estaba leyendo antes. — ¿Qué tal bella? ¿Tus amigos? - Dijo lo último con algo de emoción.

Yo me encogo de hombros pensando si contarle de mis ataques de pánico, decirle lo bien que me caía Christopher o las amenazas del chico guapo peli negro.

— Bien, mañana Emma pasará por mi para ir juntas a la escuela.

Ella asiente sirviendose un vazo de zumo de naranja. — Lina viene la semana que viene antes de irse del país, quiere hablar contigo.

Encarco ambas cejas. — ¿Hablarme?

Ella asiente. — Quiere felicitarte por tus avances con el psicólogo y.. ¡Oh, el pastel! - Ella corre al horno y a mi se me olvida todo lo que dice en cuanto siento ese aroma.

— Tu especialidad. - Ella sonríe junto conmigo.

Lina quería hablarme.

La última vez que lo hizo fue para advertirme que me alejara, que eso la hacía recordar y ver el rostro vivo de mi madre en mi.

Y eso me recordó las amenazas de Christian, su rostro junto al mio tan enfadado que pareciera que iba a explotar.

Desataste algo horrible que no quisieras saber.

Las palabras quedas incrustadas en mi cabeza.

Y me gustaría saber.

¿Que desaté?

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