❦Mis Propias Reglas❦

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El sonido de aves fuera de la ventana trajo su mente de nuevo a la realidad.
Trato de incorporarse rápido pero un mareo fuerte lo regreso a su poción inicial que era estar recostado sobre la cama. Apretó los ojos con fuerza para después abrirlos despacio.
¿Donde estaba?, esa habitación con decorados grises y negros no le era familiar. Su mente poco a poco volvió en si, su último recuerdo era haber estado unido por el cuello a la boca del vampiro mientras trataba con todas sus fuerzas de apartarse. Tomó su rostro entre sus manos mientras lo tallaba. Agarro aire y esta ves despacio se puso en pie. Aún estaba mareado y nauseabundo. Se incorporó lentamente tomándose de la cama, cuando su cabeza se estabilizó un poco se tambaleó directo a una puerta donde seguramente se encontraba el cuarto de baño y efectivamente ahí lo encontró. Como pudo se puso en rodillas y comenzó a volver el estómago. La cabeza no dejaba de girarle mientras seguía vaciando su estómago.

Las arcadas y el ruido eran tan fuertes que Cellbit pudo escuchar desde su despacho. Enseguida se levanto e ignorando su urgencia por correr hacia donde estaba Roier solo apresuro los pasos, tocó la puerta pero al no recibir respuesta y seguir escuchando al menor vomitar decidió entrar, dirigiéndose enseguida al cuarto de baño.

- ¿Estas bien ?- la pregunta había salido tan natural, como si en realidad le importara.

Un muy destruido y débil Roier lo miro con ojos cansados.

- ¿Porque no me mataste?-
- Yo...-
- ¿¡POR QUE NO ME ASESINASTE!?- dijo interrumpiendo al vampiro mientras trataba de ponerse en pie pero en un segundo se tambaleaba para enseguida perder el equilibrio y caer.

Antes de que tocara el suelo Cellbit ya estaba sosteniéndolo por completo.

- Te tengo...-
- Suéltame...- dijo sin fuerzas.
- Si te suelto te caerás.-
- Prefiero estar en el piso a que me estés tocando.-
- No seas infantil, ven lava tu boca y tu cara yo te sostengo.-

Roier no quería hacer lo que el contrario pedía pero sabía que necesitaba su ayuda así que dejó que lo sostuviera mientras enjuagaba su boca y su rostro.
Cellbit le alcanzó una toalla mientras lo sostenía aún por la cintura. Cuando Roier termino de limpiar su cara sintió como era levantado del piso. Con facilidad Cellbit lo había cargado en modo princesa mientas lo llevaba hasta la cama de la habitación.

- Bájame..- refunfuñón molesto.
- Eso haré.- dijo el mayor al darse cuenta de que Roier no estaba utilizando su tono de mando solamente hablaba al aire.

Cuando lo recostó en la cama ambos se quedaron en silencio por unos minutos, Roier ni siquiera lo miraba solamente dirigía la mirada hacia la ventana sin decir nada.

- ¿Porque no me asesinaste?- pregunto de nuevo aun sin mirarlo.

El de ojos claros titubeó un poco antes de contestar.

- No pude hacerlo... El estupido contrato no me dejo ir más aya y es todo lo que diré al respecto.-

Cellbit jamás le diría a Roier que al estar alimentándose de él dispuesto a asesinarlo su cuerpo como un acto reflejo dejo de succionar su sangre, sus colmillos soltaron veneno sellando la herida y se retrajeron aun contra su voluntad. El había intentado morderlo en otros sitios de su cuello, las marcas aún estaba ahí, podía seguir escuchando los latidos de su corazón aun que más débiles, pero no podía hacerle más daño. Pensó en quebrar su cuello y matarlo ahí mismo pero entonces lo observó desplomado sobre el. El chico era joven y tan atractivo y la verdad era que sabía jodidamente bien, quería seguir alimentándose de él mientras le fuera posible, nunca había probado nada más delicioso en sus años de existencia y egoísta e internamente no quería dejar de probarlo, así que no podía asesinarlo aún que el sintiera que así lo quisiera.

Contrato De Sangre (guapoduo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora