Capítulo 5 - Hasta la vista

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Tras separarse de Sam y los Sawyer, Cheryl y Dean se habían internado en el bosque, así que ahora la rubia guiaba al otro cazador por las cuevas del bosque en busca de los restos del hombre lobo. Un silencio sepulcral reinaba en la espesura, y como era luna nueva no había luz para despejar toda aquella penumbra.


— Llevas callada mucho rato. —dijo el ojiverde un rato después, con voz de insinuación.


— Ni que realmente quisieras oírme. —respondió Cheryl en un siseo. El único ruido lo provocaban ellos pisando el suelo, y eso no consolaba a la cazadora, ahora armada solo con su cuchillo. La pistola se la había dejado a Dean antes.— Por cierto, me puedes devolver el pañuelo cuando quieras.


— ¿Y si no quiero? —trató de picarla.


La chiquilla paró en seco, volviéndose a él. Suerte que estaba oscuro, así no se veía su cara de exasperación. Comenzaba a cansarse por tener que responder a sus innuendos. Le posó una mano en el pecho, haciendo presión.


— ¿No deberías estar más concentrado en la caza? Tú eras aquí el experto y yo la novata, ¿cuándo han cambiado las tornas? —podría parecer que ella le estaba burlándose de él, pero por la forma en que susurraba, hablaba en serio. Ambos debían centrarse, porque el espíritu debía estar cerca. Dean asintió con lentitud, quitando el seguro a la pistola.— Mejor...


Siguieron caminando un rato más, sin éxito, mirando en las cuevas.


— ¿Y no crees que alguna alimaña puede haberse llevado los huesos? —preguntó el cazador al cabo de un rato. Alzó la pistola al creer ver movimiento entre algunos árboles, pero no vio nada.


Vio el ámbar de los ojos de la chica desaparecer y reaparecer al parpadear. Le recordó vagamente a Cas con esa expresión.


— Los animales pueden ser mucho más perceptivos que las personas. —dijo Cheryl con una extraña voz de trascendencia que extrañó al chico.— No se atreverían a tocar esos huesos, créeme.


— Si no hay más remedio...


La muchacha le propinó una patada no muy fuerte. Sonrió complacida al escuchar el quejido de Dean y siguió avanzando cuando vio un conejo huir entre los arbustos.


— ¿Has visto eso? —preguntó girando la cabeza hacia él, que siguió al animal con la mirada hasta que se perdió. Con aquella pequeña pista, Cheryl fue en la dirección por la que había venido el conejo, hasta llegar a una cueva algo más grande que las demás.


— ¿Aquí?


— Por aquí había venido el conejo, ¿no? —entonces encendió ella la linterna de nuevo. La cueva seguía ahondándose en el monte, de modo que tendrían que ir más adentro. Cheryl, notando una extraña sensación de ahogo, retrocedió chocando de espaldas con Dean, que gruñó por el choque.— Lo siento. —siseó.


— ¿Tienes miedo? —preguntó él sin echarse atrás. Es más, tuvo el descaro de dar un empujoncito a la muchacha, acercándose peligrosamente a tocar su trasero.

[Sobrenatural] || Ala blanca, ala negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora