Capítulo 13 - La Trampa

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Al día siguiente, ella cumpliría veintiocho años. Habían pasado dos días desde la primera visita de Castiel y Cheryl había pasado la mayor parte del tiempo recluida en el sótano, bajo una Trampa para Demonios en la que se había quedado anclada.


Si antes no creía tener una parte infernal, ahora tenía la certeza de que sí. La tristeza que sintió cuando los Winchester la llevaron a aquel oscuro lugar la hizo sentirse verdaderamente traicionada, especialmente porque no entendía que a aquellas alturas tuviesen motivos para desconfiar de ella.


Estaba confusa, enfadada y asustada, y nadie le daba una explicación clara. Castiel no había acabado de convencerse con la chica, pero no les había dicho nada acerca de su confinamiento. Solo cuando las luces comenzaron a parpadear mientras la chica se agarraba la cabeza la arrastraron allí. Ni siquiera sus ojos se habían vuelto negros como un verdadero demonio. En el fondo compadecía a los Winchester y Castiel: ahora ella era una carga, un bicho con el que debían estar día y noche, ocupados por averiguar su origen.


Lo que ella no sabía es que aquellos sentimientos solo conseguían alimentar más a la parte oscura de su ser. Estaba de rodillas en el círculo, y había rechazado la comida de los Winchester los dos días enteros. De todos modos, un ser... celestial e infernal no necesitaba comer. De humanidad no le quedaba más que aquella cáscara que Castiel llamaba 'recipiente'.


Cada vez que escuchaba un ruido, las luces parpadeaban.


—Quedan quince horas... —murmuraba de vez en cuando, siempre restando una hora a la cuenta inicial. Quince horas para un cumpleaños que pasaría encerrada en el sótano de un búnker. Ya había intentado salir del círculo, pero no podía, como en otras ocasiones.— Quince horas de Infierno... —comenzó a canturrear de forma preocupante.—Quince horas aquí encerrada...


Un chasquido se escuchó mientras la puerta se abría. La chica cambió de postura hasta estar sentada al estilo indio, con el mentón alzado tratando de mostrar la poca dignidad que le quedaba.


—Hola, preciosa. —Dean entró a la sala caminando hasta el borde de la Trampa de Demonios. Se acuclilló mirando a la chica con una sonrisa triste. El cazador observó la bandeja de comida sin tocar que había traído su hermano aquella mañana.


—¿Qué quieres? —preguntó ella con un tono de voz glacial. Se levantó y caminó por las lindes de las trampas para demonios, quedando de brazos cruzados frente a él. Él se levantó, imitando la postura de ella, solo que con la cabeza mirando hacia abajo para cruzar miradas.


—Eh, eh, no me hables así. Tú solita te pusiste en plan Jean Gray tratando de controlar al Fénix. —se impuso Dean.


—¿¡De verdad piensas que os habría mandado a volar por los aires!? —alzó la voz ella, aunque se le quebró al final de la frase. Dean alargó una mano para acariciar una de sus mejillas, pero Cheryl se apartó con un gruñido, apoyándose de cara a la pared opuesta con las dos manos.— ¡Dean, por amor de Dios, estaba asustada! ¡ESTOY ASUSTADA!


El chico frunció levemente el ceño, y atravesó la Trampa para Demonios, quedando justo por detrás de ella.

[Sobrenatural] || Ala blanca, ala negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora