Tres

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"¿Estas seguro de que quieres irte?" Preguntó tendiéndole una taza de jugo de naranja al bonito chico que parecía demasiado distraído. "Eh si, si. Es lo mejor no quiero incomodar" respondió rápidamente escondiéndose prácticamente en la taza en sus manos.

Hyunjin no lo permitió, tomándolo por el mentón y haciéndolos unir sus miradas. "No lo haces" Jeongin sonrió y tomó la mano del mayor antes de dejar un beso en ella. "Igual. Es muy apresurado, no quiero incomodarla. Porque estoy seguro que lo estará"

Solo habían pasando dos semanas.

"Lo entenderá al saber que me gustas pero si crees que es muy apresurado, lo entiendo. Aunque no se siente así para mí, supongo que si puede serlo" dijo compresivo. Quería besarlo por lo dulce que era y también...

Jeongin quería morirse, ¿como podía tener tan mala suerte? Suspiró y miró el vaso en sus manos distrayéndose lo suficiente con el líquido naranja para evitar así las lágrimas que quería soltar. No. El ya no amaba a Sungwoo. Hace mucho tiempo lo había dejado de querer. Pero nunca lo habría traicionado de la manera en que él lo hizo. El dolor de la traición era lo que lo estaba atormentando. Y ahora esto.

¿Que debería hacer? No lo sabía y eso lo empezaba a atormentar.

Hyunjin notó su semblante confundido.

"¿Ocurre algo? Estás algo extraño desde hace rato... ¿Hice algo mal?" La preocupación en su voz lo hizo salir de sus pensamientos. Negó apresurado. "No, Hyunjin. Todo está perfecto" dijo antes de dejar el vaso en la mesa y acercarse al mayor. Hyunjin era ligeramente más alto que él por lo que elevando un poco la cara conectó sus miradas a la vez que pasaba sus manos por sus hombros, dejó un beso en sus labios antes de separarse y sonreír. "Es solo que no quiero caerle mal desde tan pronto" bromeó logrando que Hyunjin se relajara antes de negar. "No lo harás, Yeji es una chica muy dulce" prometió. Jeongin tuvo que contenerse de rodar los ojos y asintió. "Estoy seguro de ello" se obligó a decir. Hyunjin lo atrajo por la espalda acercándolo a un más. "Déjame llevarte al menos a tu casa" pidió a lo cual negó. "Tu hija está por llegar y yo acabo de recordar que tengo que comprar una cosas para un proyecto, puedo ir caminando" prometió y procedió a besarlo por los siguientes cinco minutos. Besar a Hyunjin era como el paraíso. Sus manos siempre iban a su cintura o a veces a su cuello como una presencia dura pero protectora y la manera en que de alguna u otra forma terminaba dominando cada uno de sus besos, ya sea invadiendo su cavidad con su lengua o dejando pequeñas mordidas en sus labios. Le agradaba demasiado. Sus labios eran gruesos y suaves y se sentían bien contra los suyos. Se sentían perfectos, como si estuvieran hechos para encajar juntos.

Y fue una total pena tener que alejarse.

Ahora que estaba solo, Jeongin se permitió soltar todas sus emociones. El malestar lo había estado consumiendo al igual que la incertidumbre.

¿Debería haberle dicho a Hyunjin que conocía a su hija?

No.

Si lo hacía muy probablemente Hyunjin querría alejarse y en verdad estaba disfrutando lo que sea que estaban haciendo. No quería perder eso. No tan pronto.

¿Pero cómo reaccionaría Yeji al verlo? Eso sería peor.

No se había enfrentado a ninguno de los dos tratando de evitar más problemas y ahora, ahora se había lanzado de frente a uno mucho mayor.

Suspira aún con la laptop abierta frente suyo. En la hora que lleva en la cafetería no ha podido ni siquiera empezar su proyecto.

Su día no podía empeorar más.

El movimiento de la silla frente suyo lo sacó de sus pensamientos.

Dios.

Su día si podía empeorar mucho más.

Señor Hwang || Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora