Pecado placentero

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Capítulo 17

"El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos."
- William Shakespeare

Leonard arribó a su cambio de turno manteniendo la cabeza alta a pesar de la injusticia que sabía que se cometía ahi dentro, no por ser una cárcel estaba libre de sobornos, la codicia siempre reinaría.

Mientras más se acercaba a la celda del pelirrojo mayor era el ruido que provenía de ahí, se escuchaban voces de todo tipo, femeninas, masculinas y hasta de infantes, ladeó su cabeza algo extrañado hasta que divisó a Ethan quien miraba entretenido hacia dentro de la celda, de donde salía una luz que oscilaba entre colores e intensidades.

Una vez llegó se dió cuenta que tanto el guardia como el preso observan hacía un televisor que emitía una película a un alto volumen.

Ethan volteó a su derecha y al divisar a Leonard se puso de pie y tomó las llaves y esposas para entregárselas al adverso.

— ¿Tu estás de acuerdo con todo esto?

Preguntó el pelinegro mirando directo a su compañero quien solo alzó los hombros restándole importancia al problema.

— Me ayuda a entretenerme, así que no estoy en contra.

Leonard negó con la cabeza, tomó las llaves junto con las esposas y las acomodó en su cinturón mientras observaba a Ethan irse sin decir más al respecto.

— ¿No te agrada que tenga comodidades?

Preguntó el preso sin apartar la mirada del televisor. El guardia prefirió quedarse callado y se recargó en la pared junto a las rejas ignorando por completo a aquel asesino. Este dejó la película corriendo y sin hacer ruido se puso de pie para aproximarse a los barrotes.

— ¿Piensas que ya no te prestaré atención?

Susurró cerca del menor provocándole un leve espasmo en su cuerpo por el susto, después de todo no esperaba tenerlo tan cerca. Tomó aire y volteó su rostro para observar al pelirrojo.

— Lo único que me molesta es que no se cumplan las leyes... ¿Porqué tenías que sobornar a mi jefe?

— ¿Soborno? — El pelirrojo se hizo el desentendido. — Yo no sé como se manejó la situación, solo moví mis influencias.

— ¿Y quién te crees para hacer eso?

Leonard se puso frente a la reja quedando peligrosamente cerca al asesino, lo único que los separaba era aquellos estorbosos tubos de metal inoxidable. Anthony siseó negando a la vez con su dedo índice.

—  No me hables así Leonard.

— No por tener privilegios vas a ser superior a mi, sigo siendo tu custodio.

Leonard se mantenía firme en su lugar cruzando miradas con el asesino sin sentirse menos. Esto alegró al asesino, ya que amaba que este chico se postrara firme frente suyo, odiaba la debilidad y él le estaba dando lo que tanto ansiaba.

— Shhh. — Posicionó su dedo índice sobre los labios del menor quien seguía sin moverse. — Las cosas van a cambiar.

Provocó.

Tras Las Rejas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora