Rechazo

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Capítulo 10

8:00 AM

La noche transcurrió como el asesino quería, se mantuvo despierto platicando con el pelinegro o simplemente haciéndose mutua compañía. Cayó dormido a las cinco de la mañana justo una hora antes de que se hiciera el cambio de turno.

Unos golpes en las rejas taladraron los oídos del pelirrojo quien abrió con dificultad sus ojos, estaba rendido y el sueño no quería salir de él. Una vez su cuerpo comenzó a reaccionar, tomó la delgada almohada bajo su cabeza y cubrió esta intentando tapar sus orejas para acallar el molesto golpeteo en las rejas.

— Arriba.

Demandó el guardia Ethan con la voz alta.

Este se encontraba frente a la celda golpeando los tubos de metal con las esposas, junto a él habían dos guardias esperando para poder escoltarlo.

Anthony bufó molesto y apretó más la almohada a su cabeza, pero era inútil, Ethan seguía creando un ruido bastante incómodo para el preso.

Tras un minuto transcurrido, el asesino se sentó en el borde de la cama de mala gana mirando con coraje al guardia quien estaba de pie esperando a que se levantara.

— Esto no es un hotel, andando vamos a las duchas, vas tarde.

Anthony se puso de pie y se acercó a la reja permitiendo que le pusieran las esposas. Sus ojos denotaban su cansancio y su mismo cuerpo lo delataba.

— ¿Mala noche eh?

Se burló el oficial una vez ya se encontraban caminando en dirección a las duchas

— No te importa.

Tras recorrer aquel largo pasillo, llegaron a lo que eran los baños, estos no estaban tan cuidados, aquella cárcel no recibía la atención adecuada, pero al final que más daba, no es como que a la sociedad le importara toda la gente que viviera ahí.

Las duchas estaban conectadas, no tenían separación y se observaban desde que entrabas al lugar, todos podían verse mutuamente, no había intimidad pero tampoco es como si hubiera pudor o respeto. La calidad de vida ahí era muy baja.

Las paredes tenían algo de moho en algunas partes gracias a la humedad creada por las regaderas. Habían unos casilleros sin seguridad, solo para que los presos pusieran sus uniformes ahí en lo que se duchaban.

Los retretes si tenían una leve separación que constaba de unos muros de concreto pero no tenían puerta, todo con la intención de vigilar.

A parte de los tres guardias que escoltaban a Anthony, habían otros oficiales resguardando el lugar, mismos que miraban con morbo y burla a aquellos hombres. La humillación que ejercían gracias a su posición, los hacía sentir superiores, creyéndose dueños de la vida de aquellos hombres.

Anthony se adentró a aquel lugar tomando una toalla beige de la entrada, se desnudó sin importancia y colocó su uniforme en uno de aquellos casilleros. Caminó hacia una regadera vacía ignorando las miradas de los presentes, claro, este joven era realmente atractivo, tenía lo suyo.

Tras unos minutos otro preso entró al lugar, Arthur, quien iba de buen humor, tenía algo grande en mente y solo buscaba la manera de hacerlo real.

Su mirada se posó en el pelirrojo que se encontraba lavando su cabello, sonrió de lado y se aproximó a la regadera junto a él luego de haber dejado su uniforme dentro de un casillero. Tomó del hombro al señor que se encontraba ahí y lo jaló sacándolo de la regadera para posicionarse bajo el chorro de agua.

— Veo que llamas mucho la atención por aquí.

Comentó el chico de piel más oscura mientras tomaba el pequeño y usado jabón para pasarlo por su cuerpo.

— ¿Y?

Arthur rodó los ojos por la indiferencia del chico, pero aún así no se dió por vencido.

— Seré directo Anthony, quiero hablar contigo sobre algo importante, pero siempre tienes a ese oficial pegado.

El más alto llevo la mirada hacia Travis quien estaba de pie fuera de las duchas, pero no apartaba la vista ni un instante del pelirrojo.

— Aquí no nos escucha, así que es la única oportunidad.

— ¿Que quieres? — La mirada de Anthony se posicionó sobre el de la cicatriz quien seguía enjabonando su cuerpo intentando crear más tiempo para pode hablar.

— Únete a mi

Anthony soltó una risa y apartó la mirada, llevó su diestra hacia la perilla de la regadera y giró esta cerrando el flujo del agua. Tomó su toalla y comenzó a secar su cuerpo para luego responder.

— No pienso ser tu lacayo.

Dicho esto enredó la toalla en su cintura y se fue de ahí dejando al afroamericano con la palabra en la boca. ¿Como osaba rechazarlo?

Dejó que el agua retirara todo el jabón en su cuerpo, lavó rápidamente su cabello y luego se secó dirigiéndose hacia el casillero donde yacía su uniforme. Ahí se encontró con Thomas, quien ya estaba terminando de vestirse, cuando este vió a su mayor se acercó.

— ¿Qué le dijiste al nuevo?

Preguntó intrigado mientras se ponía su playera blanca seguida de la sudadera de color anaranjado.

— No mucho, solo quiero aliarme con él, pero me rechazó — Dijo molesto mientras comenzaba a vestirse.

— ¿No vas a rendirte cierto? — Cuestionó

El más alto negó con la cabeza. Una vez vestido pasó la mano por la cintura del menor atrayéndolo hacia su cuerpo depositando un corto pero profundo beso sobre sus labios.

— Siempre obtengo lo que quiero, ¿no es así?

Le guiñó un ojo y se separó del cuerpo del de cabello blanco.
Le hizo una seña para que lo acompañara.

Buscaría conseguir el apoyo del pelirrojo, lo quería de su lado para poder poner en marcha un viejo plan que había retomado. Por alguna razón se sentía con la libertad de confiar en ese chico.

Sería un plan largo y algo tedioso, pero aún así le veía futuro.

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20 de Abril 2024

Tras Las Rejas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora