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Louis sonrió de forma encantadora, mostrando las arrugas a los lados de sus ojos. Anne era ajena de las miradas que se dedicaban ambos chicos, ella ni siquiera había escuchado el susurro de su hijo.

–Mucho gusto –ella se presentó haciendo que la mirada de Louis se posara sobre ella–. Mi nombre es Anne, y él es mi hijo Harry, supongo que usted es trabajador de la empresa Ulinex.

El castaño parpadeo en su dirección. ¿Qué?

–Madre –la voz de Harry sonó aguda–. Él...

–Así es señora –Louis interrumpió a Harry–. ¿Le gustaría darme la dirección de a donde se dirigen?

Anne encantada le extendió el papel a Louis quien miro la dirección y luego se la mostro a uno de sus guardaespaldas para que él condujera.

El rizado no podía procesar bien la información su cabeza daba vueltas y su mirada no podía quitarse de esos hermosos ojos azules.

–Cariño –la voz de su madre sonó lejana–. Estas pálido.

Harry parpadeo y asintió. ¿Qué si estaba pálido? Si ella supiera que estaba a punto de desmayarse. Louis aún seguía en su papel de trabajador de Ulinex. Con toda la discreción del mundo bajo rápidamente del auto para que Anne subiera, seguida de Harry y luego de él.

Tom iba de piloto y de copiloto iba otro guardaespaldas.

La pierna de Harry rozaba levemente con la de Louis, sus manos sudaban y estaban frías, su corazón no quería tranquilizarse y golpeaba fuertemente contra su pecho, su respiración era pesada pero lenta.

–¿Estas bien Harry? –Anne lo miro preocupado.

–No se preocupe señora –Louis le sonrió–, debe ser el cambio de horario.

Puto enano.

Harry solo asintió sin mirar a ninguno. El camino fue un silencio cómodo, aunque muy incómodo para el rizado.

–Así que se hospedaran en el centro de Londres –Louis dijo como si nada, dirigiéndose a Anne–. La dirección que me dio es de la empresa, pero ¿en qué edificio se hospedaran?

No le digas madre, ¡no!

–Oh, cariño, en el edificio Lincoln.

¡No!

Louis sonrió. Y era que cuando él se enteró –gracias a Nick–, que Harry iba a Londres le había preguntado en que edificio se hospedaría pero el rizado había estado negándose en decirlo.

Tarde. Ahora gracias a Anne él sabía.

–¿Qué edad tienes, Louis? Pareces muy joven

–Tengo 23 años señora.

–Oh dime Anne querido –le sonrió–. ¿Qué haces en la empresa?

Louis quedo mudo ante la pregunta.

–Oh bueno...

–Aunque eso no importa –Anne lo interrumpió–, ¿Dónde te hospedas tú?

–Doncaster.

–¿Es lejos?

–No mucho.

Anne asintió.

–Me gustaría mostrarles la ciudad –se ofreció–. Cuando quieran.

Ella lo miro encantada.

–Me gustaría, pero tengo que ponerme al corriente de todo y aprender a hablar inglés –soltó una risita- Pero está bien que se la muestres a Harry.

El rizado que se había mantenido al margen de todo se tensó.

–Estaría encantado –Louis miro el perfil del rizado.

En el poco camino que faltaba para llegar a la empresa, Harry tuvo un debate mental ¿Qué rayos le pasaba? Su gran sueño era conocer a Louis Tomlinson, y ahora que lo conocía se comportaba como un verdadero idiota ¡Ni siquiera hablaba!

Cuando llegaron al sitio Anne se bajó por la puerta contraria de Louis. Cuando Harry también se fue a abajar sin siquiera dirigirle la mirada, el castaño le agarro la mano.

–Paso por ti en tres horas –trago saliva al oír el susurro de Louis–. Tengo el permiso de tu madre, espero que no te importe.

Harry solo asintió. Necesitaba hablar con Nick.

❝Louis Boy❞ {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora