❝Louis Boy❞ {Larry Stylinson}

31.

Harry antes de que llegara Louis, comenzó a arreglarse y a ordenar un poco el departamento. Su corazón estaba latiendo fuertemente por lo nervioso que estaba, y es que Louis siempre lo colocaba así.

El timbre sonó justo cuando terminaba de acomodar sus rizos. Se acercó a la puerta y abrió mostrando a un chico castaño con una radiante sonrisa.

–Hola, bebé –Louis se acercó a él y lo abrazo.

–Hola, amor.

El rizado le correspondió el abrazo por un momento hasta que se separaron y Louis mostro las bolsas que tenía en las manos.

–De camino, Tom se paró en una tienda y compre todo esto.

Le echó un vistazo a la bolsa, y había helado, mucho helado junto con muchas galletas oreas y mantequilla de maní.

–Se ve delicioso.

Louis asintió dándole la razón caminando y dejando las cosas encima de la pequeña mesa que había en la sala de estar.

–¿Qué película veremos? –el castaño se puso cómodamente en el sofá y le sonrió-

–No lo sé, cualquiera.

–¿Qué te parece una de terror?

–Te encantan las películas de terror –el rizado rodo los ojos-

–Es que son las mejores, bebé –Harry sonrió y se sentó a un lado de él–. Me encantan, solo que tú eres un miedoso.

El rizado jadeo sorprendido mientras Louis le guiñaba un ojo.

–¿Miedoso yo?

–Oh, sí.

La sonrisa de Louis se ensancho más al ver como Harry lo miraba con una ceja alzada.

–Apuesta, Tomlinson.

Louis se le quedo mirando mordiendo su labio inferior.

–Está bien, apostaremos, el que grite primero de miedo pierde. Y tiene que hacer lo que el otro diga.

Estrecharon sus manos en un pacto.

La película comenzó y cada uno tenía su vista fija en la pantalla. Louis miro por el rabillo del ojo a Harry y se recordó la plática que tuvo con Nick por WhatsApp. Se corrió un poco más hasta quedar totalmente alado de Harry, su mano se encontró con la del chico y con un poco de nervios, la tomo entre las suyas y entrelazos sus dedos. Le encantaba la diferencia de tamaño, respiro de alivio cuando Harry no se quejó y una sonrisa en sus labios apareció.

El tacto se sentía tan bien. Con Harry todo se sentía bien, podía comportarse como él quisiera y este no le diría nada, no lo reprocharía.

La película que se trasmitía en la pantalla del televisor era "La maldición" había partes donde ambos daban un salto en sus puestos o apretaban la mano del otro. Pero ninguno gritaba. Ellos estaban tan concentrados en sentir el tacto del otro, que cuando la mujer con los huesos rotos y el niño con los ojos como un gato aparecieron de la nada atacando a sus víctimas, ambos gritaron.

Se miraron con los ojos muy abiertos.

–¡Perdiste! –gritaron al unísono.

(...)

–Vamos, Harry –Louis lo alentó–. Apuesta es apuesta.

El aludido se quejó y suspiro. Agarro mejor las baquetas entre sus manos y miro al castaño.

–¿En serio, Louis?

–Es solo un solo de batería, amor. ¿Por mí?

Harry suspiro de nuevo y se acomodó mejor en la batería. Comenzó a tocar un ritmo de rock-pop y Louis se quedó maravillado. El sonido era fuerte pero no tanto, era algo que se podía disfrutar, el bombo sonaba a contra tiempo y Louis simplemente quería sacar su teléfono y grabar a Harry.