❝Louis Boy❞ {Larry Stylinson}

38.

Harry se le quedo mirando sin expresión alguna. Serio como pocas veces Louis lo había visto. El rizado suspiro y luego mostro una pequeña sonrisa.

–Está bien –asintió.

–De verdad lo lamento.

Louis agarro las manos del chico y beso sus nudillos. La comodidad del auto era algo confortante. Pero Louis ya no lo sentía así.

–Juro que me encantaría estar contigo en un día tan importante –se mordió el labio inferior, indeciso por lo que iba a decir–, pero ya sabes, el asunto de las fans y los camarógrafos, me reconocerían.

–Lo entiendo, Louis –Harry le sonrió–. No hay problema.

El castaño negó con la cabeza.

–Sé que entiendes, Harry, pero también sé que quieres que este contigo –Louis miro a sus manos–. Sé que quieres que fuéramos como una pareja normal, que puedan exhibirse en público, y no verse dentro de un auto mientras un guardaespaldas los cuida, pero también sabes que no podemos, soy famoso y no pueden verme contigo y-

Harry a partir de ahí no siguió oyendo. Esa frase a lo último quedo en su mente, repitiéndose a cada momento.

Louis dejo de hablar al ver lo que había dicho, apretó las manos de Harry entre las suyas y lo miro suplicante.

–Lo lamento, y-yo no quise decir eso.

–Es que tú eres el que no entiende –Harry ignoro lo que Louis le dijo–. Tú estas convencido de que yo quiero que vayas, pero hay un problema –lo miro a los ojos. Si pensó que sus palabras habían dolido, estaba en lo correcto, pero no se lo iba a demostrar–. Tú y yo no somos pareja, no hay un nosotros.

Louis quedo paralizado en su puesto. Miro alrededor del auto buscando alguna cámara y que el chico delante de él le dijera:

"Sonríe a la cámara, es una broma"

–Después de todo –Harry continuo quitando sus manos de las de Louis–. Soy un simple fan.

(...)

Harry llego a su casa en un taxi aparte. Tenía que concentrarse, en pocas horas el concurso de batería comenzaba y no podía tener el cuerpo en un sitio y la mente en otro.

Su madre lo esperaba sonriente en la cocina, preparando algunos bocadillos antes de irse.

–Cariño –ella le sonrió–. Ven, come algo antes de irnos.

Él hizo caso y se sentó en una de las sillas del comedor. Agarro la galleta entre sus dedos y le dio un mordisco. Hmm, chocolate.

–¿A qué hora debemos estar allá?

–A las 3.

Anne sonrió.

–De acuerdo, aún nos quedan dos horas.

Su sonrisa se borró al ver la expresión triste en el rostro de su hijo.

–Hey –se acercó hasta él y poso una de sus manos en su hombro–. ¿Pasa algo, cielo?

Harry le sonrió.

–No es nada, solo estoy nervioso.

–Es normal, amor, pero veras que todo saldrá excelente. Por cierto –hablo dándole un mordisco a una galleta–. ¿Louis ira?

Harry parpadeo en su dirección.

–¿Qué?

–Louis –ella repitió–, el chico de Ulinex.