Lo primero que hice al llegar a Madrid fue enviarle un mensaje a Ari, en el aeropuerto Elisa y decenas de fans esperaban mi llegada, alcancé a tomarme algunas fotografías pero el tiempo no fue suficiente para atenderlas a todas, mi corazón se parte cada vez que eso ocurre pero no puedo hacer más.
Dos hombres altos y robustos me llevan hasta la camioneta que me dejará en el hotel dónde voy a hospedarme, al subir saludo cordialmente al chófer y segundos después recibo una notificación, es mi princesa.
...Vogrincic, he llegado a mi destino, no olvides que te amo...
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...Es hermoso, pero no tanto como tú, disfruta...
...Quisiera que estuvieras aquí...
...Me encantaría que estuvieras aquí...
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Para muchos esto puede ser extraño, para mí no lo es, no es dependencia emocional, es amor, del más puro.
Todos los días al despertar lo primero que observo es su lindo rostro, su cabello hecho un desastre y esos preciosos ojos hinchados, sus mejillas con un ligero tono rojizo al descubrir que la observo, me encanta despertar así, cerca de la mujer que he decidido amar.
Luego nos levantamos, preparamos el desayuno juntos y tomamos una taza de café, al terminar ambos salimos a cumplir con nuestras responsabilidades.
Por la tarde al regresar al departamento la encuentro ahí, preparando algo delicioso, si llegó primero, me encargo de la cena y antes de que el día termine nos duchamos juntos, adoro cuando sus dedos se abren paso entre mi cabello esparciendo el jabón y amo cuando sus pestañas largas se pegan unas a otras por la humedad.
Pueden llamarme exagerado pero cuando tu persona favorita te acompaña en cada segundo de tu día, no sabes cómo lidiar con el estar lejos, sin su calor, sin su olor, sin esa esencia que a diario te beneficia.
