Things ; jude nd gavi

14. San Valentín

Se despertó algo sobresaltado, tardando unos segundos en analizar que era por un suave golpeteo. Parpadeó varias veces, su sueño siendo reemplazado por algo de miedo y frunciendo el ceño, mientras que identifica que el golpeteo continuo viene de la ventana.

Su corazón da un pequeño vuelco, asustado, cuando al enfocar la mirada ve una silueta ahí. La idea de que alguien esté intentando asaltarle pasa por su mente, hasta que reconoce esa silueta y suspira aliviado.

Con otro suspiro, se levanta de la cama y se acerca a la ventana. Cuando la abre, se asegura de tener en su cara su mejor expresión de enfado y molestia. 

—¿¡Qué mierda haces entrando por la ventana!? Mis padres te matarán si se enteran.

Jude simplemente sonríe mientras entra a la habitación. Una suave brisa invernal entra por la ventana tras el inglés, haciéndole estremecer.

—No, no lo harán. Aurora me adora, ella me defendería.

—Exactamente— dice Pablo, cerrando la ventana una vez que su novio idiota está dentro—. Lo que significa que podrías haber entrado por la puerta principal como una persona normal, ya que ella te hubiese dejado pasar sin dudarlo.

—¿Y eso qué tiene de divertido?

Una respuesta está en la punta de su lengua, pero su boca es ocupada antes que pueda decirle. Sus ojos se cierran y le devuelve el beso por reflejo, fundiéndose en los brazos que lo rodean. Dura varios segundos que parecen demasiado largos y demasiado cortos, mientras respira la familiar colonia familiar de Jude y piensa que eso es lo que es la verdadera satisfacción.

Bellingham es quien se aleja primero, y Gavi parpadea para salir del aturdimiento en el que lo puso ese simple y único beso. Mierda, estoy perdido.

—Feliz San Valentín— murmura su novio, lo suficientemente cerca como para que sus labios se rocen, y Pablo frunce el ceño.

—Me has despertado a las...—una rápida mirada al reloj le dice que son las dos cuarenta y siete— ¿Me has despertado a las tres de la maldita mañana para desearme feliz San Valentín? Podrías haberme enviado un mensaje, o esperar a que sea de día. Nos íbamos a ver en unas horas.

—Quería decírtelo en persona y lo antes posible— responde Jude encogiéndose de hombros—. Es más romántico.

Abre la boca, dispuesto a responderle, pero la vuelve a cerrar sin decir nada. Jude sonríe, porque sabe que en realidad le ha encantado a Pablo, y este odia que lo sepa. Lo odia porque, pese a poder seguir durmiendo, le gusta más estar ahí entre los brazos del otro.

—Te odio— se queja finalmente. Se ve contradicho por la forma en que mete la cara en el cuello de su novio y continúa aferrándose a él—. Deberíamos cortar. Eres peor que un grano en el culo.

—Me amas— afirma Jude, engreído. Le da un beso en la sien, como un amor tierno y cariñoso—. No sabrías qué hacer sin mí.

Pablo golpea sus cabezas suavemente y cierra los ojos mientras la fatiga regresa.

—Viviría mi mejor vida, sería mucho más feliz. Sin dolores de cabeza, ni de culo. De hecho, dile a tu hermano que te devuelvo, quiero un reembolso— murmura adormilado, consiguiendo sacarle una cálida y suave risa a Jude, mientras lo aprieta más entre sus brazos.

—Lo siento, no se aceptan devoluciones ni reembolsos. Te quedarás conmigo de por vida.

Qué pena.

—Jobe no permitiría que me devolvieses de todos modos— continúa, balanceándose suavemente de un lado a otro como si los meciera, lo que no ayuda en absoluto con la somnolencia de Pablo—. Él dice que ya no soy tan molesto porque paso la mayor parte del tiempo contigo. Si me devuelves, volvería a ser insoportable, y mi hermano te mataría.