Osa mala

Capítulo 6: Atrapados.

Rakusa, se miraba en espejo del baño, solo podía pensar en lo mucho que se odiaba, no importaba lo mucho que hiciera, para él; nada era suficiente. Salpico agua en su rostro, con eso enfriaría su mente.

-Maldición...- Levanto el rostro, su propia imagen está destrozada, no era el aspecto que debía tener; alguien como él, debía ser perfecto, así su querida jefa podía ser lo imperfecta que quisiera...-"Soy un desastre, como puedo ayudarla, si no dejo de pensar".

Tomo una toalla, y salió del baño, para comenzar a trabajar de nuevo. Aunque se sintiera fatal, eso no le impediría cumplir su deber.

Él debía comportarse como la mano derecha de su querida jefa. No como un patán.

Su mente divagaba, aun cuando tenía mucho trabajo que hacer, no podía dejar de pensar en lo que le dijo Rocma.

"Para la próxima...necesito que cubras mi espalda...no que mueras".

No es que no supiera en lo que se metía; Desde el comienzo supo que debía ensuciarse las manos, pero no podía evitarlo...

Matar, encubrir, enterrar, desaparecer, traficar, controlar; todo eso ya lo sabía, simplemente aún era muy difícil para el hacer ese trabajo. Por eso se encargaba del área de información e investigación.

Tocar un arma, lo hacía temblar.

No podía mirar a los ojos de alguien y disparar, no era como sus otros compañeros osos, incluso estar en las torturas era difícil.

Agradecía que su jefa no lo obligara, pera esa situación podría repetirse otra vez.

-Ay...Darle tantas vueltas a lo mismo, me hará viejo...-Tomo entre sus manos el papeleo del trabajo de su jefa, tantos documentos médicos y cuentas a pagar, sueldos, seguros médicos, el gran jefe sí que quería castigar a su única hija.

Querer hacerla la vida más fácil a su jefa, no era difícil, siempre fue muy organizado, se lo debía, sin ella, el seguiría en las costas marinas de agua fría, cosechando carne de ballena.

De solo pensarlo, le daba escalofríos.

Continúo con sus deberes habituales, ahora mismo su jefa debería de estar regañando al personal médico, por sus bajas del mes pasado, sus compañeros comiendo algo en cafetería y la pequeña Mafuyu coloreando o haciendo maquetas en la escuela.

Su teléfono comenzó a sonar, no tenía ganas de escuchar a nadie, pero reconoció el número de su infiltrado en la zona de policías, tomo de inmediato el teléfono.

-¿Qué ocurre, Shirogane?

-Ah, señor Rakusa, quería informarle sobre lo que paso en la escuela de la señorita Mafuyu-Shirogane sonaba algo nervioso, Rakusa reconoció algunos sonidos de fondo, donde a todos los estaban insultando.

-¿Es algo muy grave?, ¿la pequeña Mafuyu, está bien?- Rakusa arreglo su ropa, y se colocó una chaleco para salir de inmediato-¿La señorita Rocma sabe algo?

-No, no...todo está bien, y no quería informar a Rocma sin decirte a ti primero.

-Sabes que no puedes hacer eso, ella se enojara. Además debes decirle señorita Rocma, no son amigos de colegio Shirogane.

-¡Lo sé!...lo siento, es que...-Rakusa se burló un poco, sabía que su señorita era temible, por eso la mayoría de los secuaces lo llaman a él.-Solo quería informarte que alguien llego a la estación.

-¿Son esos agentes especiales?

-No, si fueran ellos, no podría ni hablar contigo-soltó un gran suspiro- es el hijo menor de la familia Orac- Rakusa no podía creerlo, estaba sorprendido porque su deducción fuera acertada de que no le tomaría ni 5 días en ser encerrado.-Al parecer llevo a la hermana pequeña de la familia Atom, a la escuela de la señorita Mafuyu y pues lo capturaron los perros San Bernardo, guardias de la escuela.