Capítulo 3: No es un gran día.

51 7 1
                                    

Idate observo completamente el interior del edificio, aunque no era de mala calidad, no acostumbraba estar en lugares tan rústicos, por lo menos, podía estar seguro de ese infernal frio.

Colores cafés claros y verdes, le daban un toque bastante lindo, aunque no era su estilo.

Rock y él se acercaron hasta el mostrador, donde se encontraba una anciana liebre, ella les sonrió, aunque no pareciera poder ver bien.

-Buenos días jóvenes, ¿En qué puedo ayudarlos?-ella sonrió con una gran calidez, no pareciera tener nada de malicia, pero eso no evitaría a Idate de sacar provecho de eso.

-Señorita, es un gusto, quisiera rentar algunas habitaciones-sonrió de manera galante, apoyándose en el mostrador, la liebre solo ríe por esas lindas reacciones que mostraba.

-Oh joven, me encantaría...pero...-Los ojos de la liebre miran a su alrededor-Sería mejor que fueran a otro lugar-les susurra, con un tono triste, observando todo su alrededor, como si alguien fuera a entrar a robar en ese lugar.

Idate y Rock, se observaron extrañados, podían suponer que no hubiera habitaciones, pero con el tono con el que hablo, pareciera que estuviera asustada de algo o alguien.

Notaron, como algunas personas salían de ese lugar con sus maletas.

Un sonido fuerte se escuchó en la entrada, rompiendo algunas jarras o fotografías del lugar.

Tres grandes osos pardos, entraron al edificio, Idate noto que ellos eran de un nivel alto en la sociedad, además de notar el medallón con el símbolo de la G, en sus trajes.

Los empujaron a ambos lejos del mostrador, acercándose a la pobre anciana que temblaba de miedo, Idate gruño con esa acción, iba a tomar represalias por esa acción, pero Rock bloqueo su caminar hasta esos Osos, lanzándole una mirada para que entendiera que esperara un poco.

Si una de las cosas que les ha dicho Angy siempre, es que esperen cuando vean que sus enemigos ataquen primero a alguien, así ella podría sacarlos con más facilidad de prisión, eso lo hizo sonreír, ya que él no era de esperar.

-Maldita anciana, cuantas veces le tendremos que decir que salga de este lugar-uno de los osos, golpeo el mostrador, encajando sus afiladas garras en ella, la vieja liebre no se movía de su asiento.

-Este es mi único trabajo, y mi hogar..., por favor, díganle a su jefe que reconsidere de mover su nuevo edificio en otro lugar- ponía sus manos en frente de ella, asustada de que pudieran atravesarla con esas garras, por negarse a cooperar con ellos.

Pero sus defensas no fueron suficientes, ya que la tomaron del cuello de su vestido, lanzándola en dirección a la puerta.

Rock reacciono y atrapo a la anciana, antes de que golpeara contra la puerta de ese edificio, recibiendo el golpe.

-Oh jovencito, no tenías por qué-ella sollozaba de miedo y preocupación, no quería causar tales problemas a estos jóvenes.

-No se preocupe...estoy bien-dijo apartando a la mujer de él, se levantó de su lugar y se puso en frente de ella, ya que uno de esos osos se acervaba a él con una gran velocidad.

-Apártate niño, no sabes en lo que te metes-le mostro sus grandes diente, Rock no se movía de su lugar, ese tipo no iba a intimidarlo con facilidad, conocía personas más peligrosas que el oso que tenía en frente de él.

-Crees que eso es intimidante-tomo su arma de su cinturón y le apunto por debajo de su barbilla, el oso le gruñe, desafiando al pingüino a disparar, Rock sin ninguna duda jalo del gatillo, asustando al oso que se movió lejos inmediatamente, lanzándole un golpe al pingüino, que esquivo con facilidad-Eres muy lento- se burló Rock, el otro oso solo gruñe, señalándole a los otros que lo ayudaran a atraparlo, pero los otros osos tenían otro problema.

Osa malaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora