Todos cenaban carne, mientras él miraba a todos con horror ¿es que nadie sabía que él no comía carne?.
Masticó con rabia una ensalada que apuró a digerir con un vino importado.
Luego de la reunión de trabajo, Lucas se ofreció a llevarlo a casa.
En general, no le gustaba como manejaba Lucas, pero tenía cierto apuro por llegar al departamento, asi que aceptó.
Ambos hombres se subieron al vehículo y como no podía ser de otra manera, volaron.-¿donde carajo aprendiste a manejar? te vas a matar cualquier día de estos
-de algo hay que morir, Enzito ¿subo?
-¿qué? no, no
-¿No me invitas a tomar nada?
-no, tengo que hacer algo
-¿a esta hor...-pero Lucas desistió de continuar. Enzo se había bajado a toda velocidad y ya casi estaba en el hall de su edificio.
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Enzo entró y casi se lanzó dentro del ascensor.
Marcó como pudo su piso y comenzó a escalar, mientras se balanceaba apoyando su peso en una pierna y la otra.Cuando llegó al fin a su piso, corrió por el pasillo y abrió la puerta apurado, cerrandola de un portazo al entrar.
Miro la hora en su muñeca "23:48" llevaba 18 minutos tarde.Se quitó con los pies los zapatos, mientras se quitaba tambien el saco y desabotonaba los primeros botones de la camisa blanca.
Se sentó en la silla giratoria de su estudio y tomó el teléfono de tubo.Ese artefacto le parecía una antigüedad total, él estaba rodeado de computadoras, tablets, celulares y tecnologías de todas las clases.
Sin embargo, hacer lo que estaba por hacer se sentía mejor por teléfono.Marco el número de memoria y aguardo.
Sonó 2 veces y alguien respondió, entonces supo que el castaño estaba tan ansioso como él.-¿sabes que hora es? te esperaba antes
-perdón Mati, me trajo Lucas y...
-ah estabas con él...
-trabajo con él, bebé ,no empieces, no llamé para pelear justamente
-¿y para que llamas?
-ya sabes...
-no, decime...-le dijo mordiendo sus labios. Enzo estaba en Uruguay y él en Argentina, poder escuchar su voz se sentía como tenerlo cerca
-llamó porque no te puedo ver
-¿y que más?
-y quisiera poder hacerlo
-¿para que?
-para que estemos juntos- murmuró Enzo cerrando los ojos y dejando que su respiración, presa del apuro, se tranquilice.
-¿que te gustaria hacer si estuviéramos juntos?
-me gustaría abrazarte- respondió, sintiéndose idiota, pero sin poder evitarlo.
-eso me encantaría, lo necesito mucho
-yo también, precioso
Matias sonrió al escuchar ese tierno apodo
-también me gustaria que me cojas, para ser sincero
-que zarpado sos, ¿quién te corre? vamos de a poco— respondió Enzo, que de todas formas ya se encontraba acariciando su pene palpitante sobre el pantalón negro.
-no aguanto más, espere este momento todo el dia
-tranquilo nene, vamos tranqui, sin apuros, estamos viviendo...viví
-sos malo conmigo, sabes que me calienta tu voz
Enzo solo río.
Sabia bien que eso era cierto.-que ansioso...bueno, ¿que tenés puesto y donde estás?
-tengo los boxers y estoy en la cama
-¿boxer nada más? atrevido
-te lo dije, no doy más-respondió él bajando su mano
-bueno, quiero que pongas el altavoz y dejes el teléfono sobre la cama, y después quiero que te chupes dos dedos, el índice y el corazón, chupalos mucho, como si fueran los míos
Mati obedeció y comenzó a pasar la lengua por los dedos indicados.
Lentamente se los metió enteros en la boca, salivandolos demasiado, haciendo en ese acto un sonido precioso y escandalosamente obsceno que lo hizo sonrojar, pero no le importaba, cuanto más alto lo hiciera, mejor, así podía escucharlo Enzo.Enzo, a su vez, realmente no daba más.
Últimamente se sentía viejo, ya no era un pendejo, era consciente de eso, lo sentía en su cuerpo.
Pero cuando Matías, su...algo virtual, buscaba provocarlo y volverlo loco como lo hacía en este instante, no podía resistirse y su falo se endurecia segundo a segundo, quedando hinchado y rosado, con algunas venas azules comenzando a remarcarse.
No tenía más remedio que bajarse los pantalones y tocarse ante ese espectáculo auditivo.
Su mano comenzó con el vaivén de siempre: de arriba a abajo, haciendo la presión justa sobre la punta con el dedo pulgar. Exquisito.-quiero que te saques los boxers y pases los dedos por tu cavidad lento
-lento no puedo
-¿quién manda acá?
-vos...
-entonces hacelo a mi ritmo, pendejo calentón
Mati obedeció.
Amaba que Enzo lo domine.
Desnudo, comenzó a dar pequeños masajes y círculos alli, sintiendo esos estímulos y todos los nervios del cuerpo se concentraban en esa zona.
Comenzo a gemir y a contraerse, mientras del otro lado, desde Uruguay, Enzo cerraba los ojos y embestida su propia mano, imaginando que era el culo apretado de Matias.-ahora metetelos bebé, metete esos dedos como si fueran los mios
-¿los tuyos? ¿no como si fuera tu verga?
-no, esta noche quiero dedearte, quiero que tus dedos sean los míos y los uses para abrirte todo, pero no hagas ruido, y acordate, nada desesperado, hacelo a mi ritmo
Matías cerró los ojos y obedeció. Realmente se sentía genial imaginando que lo que se hacía, en realidad se lo estaba haciendo Enzo.
Por unos cuántos y prolongados minutos, ambas habitaciones, a pesar de estar a horas de distancia, fueron la misma, y se lleno de gemidos breves, movimientos de fricción, sudor y deseo.
Casi acabaron a la misma vez, quedando exhaustos y agitados, pero sintiéndose llenos y felices.-que noche hermosa
-increíble, no quisiera que termine nunca
-hagamos que dure, vamos a dormir juntos, imagínate que te abrazo y nos dormimos así
Ambos se acomodaron para dormir y aunque los kilómetros los separaban, esa noche, ninguno lo hizo solo.
Uno de ellos esperaba que pronto, esa ilusión fuese real.
el otro no estaba tan seguro.