Inefable

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Si describiera lo que Mike le hace sentir, usaría la palabra inefable. Lo que quiere decir que no puede ser explicado, cuando algo es inefable, es tan extraordinario o maravilloso que las palabras no pueden capturar completamente su esencia.

Recordaba a Mike sentado en el borde de su ventana, había puesto una almohada, y por el frío que hacía, también había tomado una pequeña manta con la que se cubría los pies.

Se veía una desolación en sus ojos, Will pregunto, pero Mike no le dijo el por qué, ni siquiera dijo algo, solo toco su puerta de la nada.

El apartamento del castaño era un desastre, apenas se había mudado, pero a Mike no le importaba.

El pelinegro tenía consigo su libro, el libro, el cual siempre usaba para escribir sus pensamientos y sentimientos más profundos.

Will decidió hacerle un café, desde la cocina podía divisarlo a él.

Mike había soltado una risita, no sabía por qué, quería leer lo que escribió.

Se muerde el labio, muerde el lapicero, si se pasa, probablemente se quebraría y la tinta se esparciría en sus labios.

El castaño se olvida de que estaba haciendo un café por ponerse a ver al chico en su ventana.

La luz de la luna pega directo en sus ojos, Will siente como si esos ojos le estuvieran lanzando un hechizo, ya que no puede apartar la vista de ellos.

Hasta que Mike tose y tiene la boca llena de un tinte azul. Y el castaño se permite reír.

El chico se enoja.

No es gracioso.

Tú sabes que sí.

Will quiere quitarle la tinta con su propia boca. Pero en vez de eso, le pasa una servilleta, ambas manos se tocan y sienten una corriente eléctrica subir por sus brazos y plantarse en lo más profundo de sus corazones.

Pero ninguno dice nada.

Will abre los ojos, y piensa de nuevo que si, inefable era la palabra perfecta para describir lo que Mike le hacía sentir.

Lo que todavía le hace sentir.

El castaño mira su ventana y empieza a trazar líneas en el lienzo.

Fantasmas | bylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora