Capítulo 6

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Durante el desayuno, ella no pudo mirarlo a él, constantemente. Sentados, en la terraza del ático, desde que se veían unas magníficas vistas, del océano Atlántico, y de la montaña, Silgarload, observó como el bebía, café solo. También observó, como hablaba y sonreía, amigablemente, con el ama de llaves. Allí sentada con él, bajo el sol brasileño, y respirando, el aire del océano, se percató, de que estaba disfrutando. Movió los pies, en sus nuevas y cómodas sandalias. Y aceptó, el ofrecimiento, del ama de llaves, ha tomar, una segunda tortilla de jamón y queso. Por alguna razón, por primera vez, en su vida...ella sintió hambre. Y también, se sintió feliz. Tras comer, su segunda tortilla, de jamón y queso, tomó dos croissant, de chocolate. También comió papilla. Mango, y fresas. Todo acompañado, de zumo de picanga. Cada bocado, era maravilloso! Cada sabor, mejor que la anterior. Se sintió, excelentemente. Cada vez que se ella, levantaba la mirada de su plato, lo veía, a él. Sus miradas, se encontraron, y ella sintió, como un escalofrío, le recorría el cuerpo. No le había negado, al no hacer el amor, con él. No había salido corriendo, para buscar, otra mujer. Ni siquiera, se habia enfadado. Lo que sí había sido hecho, era llevarlaa la terraza, para compartiera  el desayuno al sol. Era cómo si a ella, le importara. Se mordió, el labio inferior, y trató de no pensar, en ese tipo de cosas. No podía pensar, que él iba ha comenzar, que a él, le importaba ella. No podía contar con alguien, que terminaría abandonar tanto a su bebé, como a ella misma. Era mejor, que su hijo, no tuviera padre. Al haber crecido ella misma, con un padre, en la distancia, y una madre, resentida, se habia prometido, que su vida, sería diferente. Debió enamorarse, de un hombre, que la amara con locura. Se casarian, y tendrían...una familia. Hijos! Nietos! Tendría una historia de amor, que nunca terminarían. Pero en la vida real, no era tan sencilla. Sintiendo, una súbita tristeza, pensó que no era tan sencilla, para ella. Pero sería una estúpida, si no disfrutaba, de aquel momento, mientras duraba. Tomó, otro croissant, de chocolate, y dió un suspiró al darle el primer mordisco y disfrutó, de aquel exquisito sabor. Ella iba a  tratar, de seguir el ejemplo de él. Si no podía, lograr sus sueños, disfrutaría, mientras pudiera. Él ama de llaves, le sirvió más café, a él ..tras lo cual, se retiró.
--Te sienta bien, estar embarazada-- le comentó él, tras estuvieran solos. Con la boca llena, ella, levantó la mirada, y vió que él, la estaba mirando, con un sincero deseo...reflejado, en la cara. Y sintió una carga química, entre ambos.
-- Éstas todavía,  más guapa-- continuó él-- que él día, del carnaval.
Sintiéndose incómoda, ella tragó la fruta  que tenía en la boca. Y se echó, para atrás, en la silla. Debido a lo confundida que estaba, no recordó, la servilleta que tenía en el regazo, y se limpió la boca, con la manga del vestido.
-- Gracias! -- dijo, murmurando.
-- Cómo, te encuentras?
-- Estupendamente. -- contestó ella, ante su asombro. Era cierto. Las náuseas que había sentido, durante meses, habían desaparecido. En realidad, no se habia sentido mareada, desde que llegaron a Río y que había respirado, con olor a flores exóticas...y a sal, marina.
-- Bien!!-- él, le sonrió--tengo una propuesta, que hacerte.
-- Una, propuesta??
Un estremecimiento leve, se apoderó del cuerpo de ella.
--Eres, tan joven-- dijo él.
-- Tengo, 24 años.-- espetó ella.
-- Pera mí es, demasiado joven. Apenas, estás comenzando, tú vida. No tenías ninguna intención, de quedarte embarazada. Pero yo cause, que concibieras, a mí hijo. No deberías sufrir, por culpa de mí error.
Ella esbozó, una vacilante sonrisa.
-- No he estado, precisamente.. sufriendo.
-- He provocado, que hayas estado mareada, durante meses. Que tuvieras, que dejar tú trabajo. Te he secuestrado, de tú boda. Quieres, que siga?-- preguntó él.
-- Qué es, lo que quieres decir? 
-- Yo provoque, esta situación-- contestó él-- y yo puedo, arreglarla.
-- Cómo puedes arreglar, algo cómo esto? -- dijo ella, escondiendo las manos, debajo la mesa, para ocultar su temblor.
-- Quiero que me prometas, que te vas ha quedar conmigo.
-- Quieres...que te lo prometa?
-- Hasta que nazca, el bebé. Así podrás irte, a Nueva York. O a cualquier lugar, que quieras. Si lo deseas, puedes retomar, tú carrera. Podrás salir, con quien quieras. Estar embarazada, te ha impresionado. Ha sido lo que te ha  llevado a casarte con un hombre, que no amabas. No fue, tú juicio. Casarte con él, hubiera arruinado, tú vida. Y la de mí hijo.
-- Adónde, quieres llegar? -- preguntó ella, susurrando.
-- Una vez, nazca nuestro hijo, serás libre-- contestó él. Dando un sorbo, a su café.-- y mí hijo, se quedará, conmigo.
Ella sintió, como una espada helada, le traspasó el cuerpo.
-- Ah!! Quieres separarme, de mí bebé??
-- Es lo mejor, Elly. Tú nunca, quisiste ser madre.
--Éso, no es cierto.
-- Y yo no estoy convencido, de que puedas cuidarlo bien.
-- No puedes estar hablando, en serio.-- dijo ella, impresionada. 
-- Sí que estoy, hablando, en serio.
Ella, contuvo, la respiración.
-- Y crees, que tú serás, mejor padre?-- exigió saber, furiosa.-- Sí ni siquiera, estarías nunca en casa. Te acuestas, con una mujer distinta, cada día.
-- Escucha Elly.
-- No. Escuchame tú, a mí. -- espetó ella, levantándose repentinamente, de la mesa-- eres tú, el que no tiene capacidad, de ser buen padre. El bebé, y yo, nos marchamos, ahora mismo.
-- Detente-- ella, se detuvo, en seco. Y oyó, como él, se acercaba a ella por detrás. Y sintió, como le puso las manos, en los hombros. Y le dió, la vuelta.
-- Te quedarás aquí, hasta que nazca, el niño-- dijo él-- eso no es, negociable. No puedo correr el riesgo, de que regreses, con Timothy Gruait. O con otro cualquier hombre, como él. Te quedarás aquí. Dónde yo pueda tenerte, vigilada.
Ella trató de contener, las lágrimas.
-- Ah!! Lo qué quieres decir...es que puedes mantenerme aquí, prisionera?
-- Para mantenerte, segura--contestó él, fríamente--no conoces, a Gruait...tan bien, como piensas.
-- Sé que es mí amigo. Y qué tiene mucho más honor y decencia,  que tú.
Él esbozó, una amarga sonrisa.
--Precisamente, es ésa falta de juicio, la que demuestra, que no estás preparada, para criar, a mí hijo. Simplemente, es que no puedo confiar, en...
-- No puedes, confiar, en mí....??-- ella gritó. -- ésa es la cosa más ridícula, que he oído jamás. Tú no eres, más que un mujeriego, y mimado, que jamás ha tenido que luchar por nada, en su vida. Mientras lo que quiero yo. Todo, lo que yo he querido...ha sido, cuidar de las personas, que quiero.
-- No quiero pelear, por la custodia. Deja que sea yo, quien cuide del niño. Él será seguro, feliz-- dijo él-- y te compensaré, por toda la molestia, que esto te ha causado. Haré que seas, más rica, de lo que jamás,  has soñado.
-- Qué..??-- preguntó ella, confundida.
-- 10.000.000, de dólares-- respondió él-- Te daré, 10.000.000 de dólares, para que te marches.
Durante un momento, ella no fue capaz, de respirar.
-- No!!-- espetó finalmente, enfurecida.
--No es, suficiente?-- quiso saber, él-- qué te parece, 20.000.000?
-- No vendere, a mí hijo por ninguna cantidad, de dinero.
-- Tienes, un precio-- corrigió él--ambos sabemos, que es así. Simplemente, dime cuál es?
-- No quiero, tú dinero. Sólo quiero, que nos dejes marchar.
-- 100.000.000 de dólares. Ésa es, mí oferta final, Elly.  Te aconsejo, que lo aceptes.
10.000.000 de dólares... impresionda, ella se quedó, mirándolo. Era una cifra, imaginable. Pero él, estaba hablando en serio. Lo podía ver, reflejado, en sus ojos. Un multimillonario, tan poderoso, como Diogo Serrador, podía realizar, una llamada telefónica, y los 40 dólares, que tenía ella, en aquel momento, en su cuenta bancaria, se transformarían, en 100.000. 000. Aquel hombre, realmente, pensaba, que podía comprarle, a su hijo. Tanta arrogancia, le hizo contener, el aliento. Qué clase de persona, era que pudiera comprar y vender, todo lo que quiera.. Incluso...la preciada relación, entre madre, e hijo. 
-- Pero si ni siquiera, quieres ser padre-- espetó-- te has hecho, una vasectomía. No quieres, niños! Porqué quieres intentar, quedarte con el mío?
-- Me hice la vasectomía, para asegurarme, de que un hijo mío, viniera al mundo, sin que yo lo supiera. Para evitar, que le hiciera daño, alguien que no tuviera, ni la capacidad, ni los recursos...para hacer, un padre decente.
Una intensa furia, se apoderó, de ella.
-- Y tú crees, que serás un padre decente, sólo porque eres rico? Nunca has sido capaz, de comprometerte con nadie, durante más de una semana. Seguramente, de aburririas a un hijo, y lo abandonarlas. No te eligeria, como padre de mí hijo, ni aunque me lo suplicaras.
La dureza que reflejaba, la miraba de él, podría convertir, diamantes en polvo, en un instante.
-- Acepta, mis términos...Elly. Hasta que nazca el niño, te tendré, como una reina. Y después serás, una mujer rica y libre, para seguir, con tú vida. Y para disfrutar, de tus propios romances. Qué, respondes?
Ella, apretó, los puños. No podía creer, que ella pensaba que ella sería capaz, de vender a su hijo, al mejor postor, para después, irse ha buscarse, un novio y gastarse, sus millones.
-- Mi respuesta? Ja!...es fácil-- espetó,,mirándolo fijamente.-- vete, al infierno.
Qué se fuera, al infierno?? Él maldijo, en portugués. Ya estaba, en el infierno! Había sido, un estúpido, por haberse acostado con ella, durante el carnaval. Ella había sido, una empleada suya. Una chica, del pueblo. Una virgen. Se preguntó, en qué había estado pensando. Pero el problema, era que no habla pensando. Hablan estado, toda la noche de fiesta, por Río. Hablan celebrado, que en la empresa, hablan realizado, una importante adquisición. Y de regreso a casa, en coche, tuvieron que detenerse, ante una celebración, que taponaba la calle, en la avenida Atlántica. Él la sacó a ella, del vehículo, y fueron andando, hasta el Cartón-palas. Hablan pasado por callejones, donde...algunas personas, tenían sexo allí. Él había nacido, en Río, y no la había impresionado. Pero instintivamente, había mirado, a su secretaria. La cuál se estaba aferrando fuertemente, a su mano. Se había quedado, boquiabierta, y había respirado, profundamente. Se había dado la vuelta, y se quedó, mirándolo, directamente, a los ojos. Sin palabras, le había pedido, que la tocara. Le había suplicado, que la saboreara. Repentinamente, en medio, de aquella celebración, había visto realmente, a Elly Jensem. No sólo, como a una chica preciosa. Sino como...una belleza pura. Bondadosa. Con la piel, tan blanca, como la nieve. Y el pelo, como el oro. Le había dolido tanto, que hasta lo había sentido, en su interior. Le había dolido, como si hubiese regresado atrás en el tiempo, al momento, en el que había crecido, en el amor y la felicidad. Agitó, la cabeza. Amor.. haber estado. Hacia es mucho tiempo, que había dejado de creer, en ese cuento de hadas. Pero...supo que quería tenerla a ella, o iba a morir. La gente perdía la cabeza, durante el carnaval. Y él, brevemente, había perdido el sentido común, bajo el ritmo, de esa música carnavelera. Aquello había sido, lo que había ocurrido. No recordaba, como le había subido, a su ático. Sólo recordaba, en la manera, en la qué ella había temblado, debajo de él, en la cama. La había hecho, estallar. Y solo fue entonces, que se permitió rendirse, y se dejó llevar, por una gran explosión de placer. Después, la abrazó. Le hizo el amor, durante toda la noche. Y terminó dormida, en sus brazos. Todavía que s recordaba, lo suave que era, el cuerpo de ella. Pero en todo momento, había sido consciente, de que cuando llegara el amanecer, tendría que renunciar, a ella. Se éxito, con sólo recordar, aquella noche. Pero mirándola, en aquel momento, incluso cuando le había exigido, que se marchara, dejando a su hijo, con él, la quería, en su cama. La deseaba más, con toda razón. Pero no podía, confiar, en ella. Ella era joven. Ingenua. Y con poca admisión, de futuro. Si no hubiera adivinado, la verdad, acerca de la paternidad, de su hijo, jamás, hubiera sabido, siquiera, que existía. Ella se hubiese casado, con ése malnacido, de Gruait. Se preguntó ella, que clase de hombre, era Timothy Gruait. Si conocía el motivo, del porqué, se habia hecho tan rico, en los últimos años. Si sabía la existencia, de su horrible, negocio.
-- 100.000.000 de dólares, es mucho dinero...Elly. Es mucho más, de lo que Gruait, te hubiera dado.
-- De qué estás, hablando? -- preguntó ella, con los ojos, como platos.
-- No lo, sabes?
Ella negó, con la cabeza, y esbozó, una pequeña mueca.
-- Sólo sé, que traté muy mal, a Timothy. -- dijo-- él me ha amado, durante mucho tiempo. Pero yo, no podía corresponderle. Por mucho, que lo intentara, y entonces...lo humille, delante de todos los invitados de nuestra boda.
-- Se merece, mucho más, que eso. -- contestó él, riéndose, de eso. Pero la imagen de, la cara de una mujer se apoderó, de su, mente,  apartó la mirada, de su vista.
-- Casi, lo mato en navidades, con mis propias manos.
-- Por qué??-- quiso saber ella, acercándose, a él. -- qué, hizo?
-- Realmente, lo quieres saber??
-- Sí-- respondió ella. Él, la miró, y pensó, que ella cambió mucho, desde cuando había sido, su tímida secretaria. Incluso también su cuerpo, había cambiado. Podía reconocer, la señales, inequívocas, del embarazo. La piel, le resplandecian, y sus pechos, estaban...enormes. Ella era la mujer más seductora, que jamás habría conocido. Y ella, ni siquiera, se percataba, de su propio poder. Un sudor frío, se apoderó, de su cuerpo. El deseo, le recorrió las venas, Y provocó, que le temblaran, las manos. Quería tumbarla, en la cama. Y hacerle, el amor. Una, y otra vez. Hasta satisfacer, su angustiosa necesidad. Apretó, los puños...y se dió, la vuelta. Tenía que controlarse. No era tan propio de él, perder el control.
--Elly-- dijo--;sabías, como se estaba haciendo, tan rico Gruait?
--El despacho de abogados, que se estableció en Gins, estaban marchando...
--Ha estado, comprando...y vendiendo, bebés. En el mercado, negro.-- interrumpió él--ha estado robandole hijos, a madres pobres. Y entregandoselos a parejas ricos que no podían permitirse, sus ilegalidades honorarios.
Boquiabierta...ella se quedó mirándolo. Entonces, negó, con la cabeza.
--No!! Timothy, no haría algo así. 
-- Antes de tú  boda...Le dijiste que estabas embarazada, del hijo de otro hombre. Qué, hizo él?
Ella, se quedó pálida.
-- Ah! Me dijo, que se encargaría, de ello.-- contestó susurrando.-- pero yo pensé, que se refería, ha..Ah! Pensé, que...oh, Dios mío!
Él, se quedó, mirándola. Ella, no lo había sabido. No había pretendido, vender a su bebé. Ni por amor, ni por dinero. Acababa de rechazar la oferta, que le había hecho él de 100.000.000 de dólares. Se preguntó, cuántas mujeres, lo habían hecho. Tenía la prueba, que quería. Ella, no era, una cazafortunas. Simplemente, era ingenua, y ciega. Le había entregado, su preciosa virginidad, consciente de que él, no tenía ninguna intención de casarse, ni ser, padre. Entonces había excedido, a casarse cocn un hombre, sin escrúpulos, como Gruait. Porque había crecido, que sería un buen padre, para su hijo. Cómo la mayoría, de las mujeres...ella, era débil. Pero no, inmoral. Al igual que él, quería proteger, a aquel bebé. La seguridad y la felicidad de su, estaban por encima, de la suya  propia.  Y aquello, lo cambiaba todo.
-- Lo siento, Elly-- se disculpó.-- tenía que adivinar, que clase de mujer eres realmente. Tenía que saber, qué no le harías daño, a nuestro hijo.
-- Y ahora, que lo sabes, qué?
Él quería seguir, protegiendo a su hijo. Pero quería, tenerla a ella, en su cama. Quería hacerle el amor...cada noche. Hasta estar hastiado, completamente, de placer. La abrazó. 
-- Quiero que te quedes, conmigo Elly. Quiero que creíamos juntos, a nuestro hijo. Quiero que estes en mí cama, durante el tiempo, que la química, nos dure.
-- Y entonces, que? -- preguntó ella.
-- Siempre seremos los padres, de nuestro hijo...Elly.  Incluso, cuando dejemos, de ser amantes.
Ella, lo miró, a los ojos, y la expresión de su cara, cambió. 
-- Maldito seas -- dijo susurrando. -- no seré, tú juguete.
-- Sí. -- contestó él, con gran certeza--lo serás.
Entonces...la besó!

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