Cuando el avión privado, aterrizó, en Río de Janeiro, a ella, no le quedaba ninguna duda, de él, era un salvaje desalmado, sin un ápice, de misericordia. Habían salido, de un pequeño aeropuerto, en Pensilvania. Dónde había llevado en brazos, a un enorme avión privado, que allí, les esperaba. Ignorando las preguntas de ellas, y a sus exigencias, la había encerrado, en una pequeña sala que había en la parte trasera, del avión. Había estado sola, desde qué...éste había despegado. Durante 16 horas, no había hecho otra cosa, más que llorar, y dormir. También, comía, tentempié que tomó, de la pequeña nevera, de la sala. Se preguntó, que pretendía él, hacer con ella. Se estremeció. Tenía más que claro, que no tenía ninguna intención, de casarse. Y le había demostrado, que ella, no le gustaba, ni le caía, bien. Qué no, la respetaba. Y su estilo de vida, de playboy, apenas, eran competitivas, con ser padre. Por todo aquello, no comprendía, porqué, la había secuestrado. No sabía, donde la llevaba. Se puso, las manos, en la tripa, y pensó, que en sólo un día, había querido al aquel bebé, más que a su propia vida. Había jurado, que trataría, a su hijo o hija, que por alguna razón, creía, que era niña, de manera muy distinta, que a su propia madre le había tratado, a ella. Iba, a protegerla. Apretó, los puños. Quizá él pensaba, que podía darle órdenes. Pero...ya no era, su empleada. Pronto se daría cuenta, de que las cosas, habían cambiado, entre ambos. Oyó, como alguien, abría la puerta, de la sala. Él entró...Y ella, se percató, de que se había afeitado, y cambiado, de ropa. Llevaba puesto, unos pantalones negros, de vestir, y una camisa blanca, que le hacían parecer, más relajado. Sin duda, había estado durmiendo, plácidamente. No, como ella.
-- Bienvenida, a Río de Janeiro. -- le dijo, esbozando una sonrisa-- supongo, que habrás dormido bien. No es, así?
Ella se levantó, de la cama, y se cruzó, de brazos y funcio, el ceño.
-- Río..?? No. Llévame de vuelta, a casa.
-- De vuelta, con tú preciado novio? -- preguntó él -- no. Te quedarás conmigo, hasta que el bebé, haya nacido. Pensé, que lo había dejado claro.
-- No puedes mantenerme aquí, contra mí deseo.-- aseguró, ella-- me voy ha marchar a mí casa, en la primera oportunidad, que tenga.
-- Ahora, éste es, tú hogar.-- dijo él-- pero Río, puede ser, peligroso. Debes quedarte, cerca de mí. Por tú propia seguridad.
Ella, se preguntó, quien la iba a proteger, de él.
-- No me voy ha quedar, contigo. -- espetó. Mirando la puerta, que había tras de él.
-- Aquí no tienes, dinero, ni amigos. Ni siquiera, hablas portugués. Me intriga. Cómo pretendes, escapar?
--De alguna manera, lo lograré.-- susurró ella, invadida, por la incertidumbre. Todo lo que había dicho él, era cierto. Como rayos, iba ha regresar, a su casa?
-- Olvídate, de Gruait--le ordenó, él, con frialdad-- él, no puede, ayudarte. Obedeceme...y será, mas fácil, para todos. Especialmente, para ti.
Obecerle? Aquello mismo, era lo que le había llevado, a la situación, en la que se encontraba.
Tras haber estado, en la fiesta, en la playa, copacavana...el, la había abrazado. Y la había, basado con una súbita ferocidad, que la había dejado, sintiéndose débil.
-- Vas a venir, a mí casa -- había susurrado él, sobre su piel-- no puedes decir, que no??
Por aquel entonces, ella había estado, tan enamorada, de él, cómo sólo podía estar una chica, inocente. Todo lo que había querido, había sido ser, completamente suya. Entregarse, totalmente. Ingenuamente, ella se había creído, que él, se iba ha entregar a ella, en respuesta. Qué se iba ha entregar, en cuerpo, y alma. Pero ya no creía, en esos estúpidos sueños. En aquel momento, sabía cómo asegurarse.
-- Dijisteis que no querías casarte, con ninguna mujer, por un, embarazo. Está bien. Mándame, a casa. No te volveré a molestar, nunca más. Este bebé jamás sabrá, quien eres su padre.
-- Porque Gruait, y tú, tienen otros planes, para él?
Ella vió el dolor, que él, reflejaba en la cara de Timothy. Y en las hirientes palabras, que le había dicho. Él siempre, se habia portadas bien, con ella.
-- Él es un hombre bueno. Y le prometí, que me convertiría, en su esposa.
-- Olvidalo-- ordenó él, haciendo una mueca.-- no te vas a marchar, de Río.
Tras decir aquello, la ayudó a ella, ha bajarse del avión. El olor a humedad, y a flores exóticas, fue lo primero, que notó, en ella. Estaba lloviendo, muchísimo. Un guardaespaldas, se acercó a ellos, con un paraguas, y se montaron, en el vehículo, que les estaba esperando. Él le dió una orden, en portugués, al chófer. Y se recosto, en el asiento de cuero.
-- No hagas, esto--pidió ella, con lágrimas, en los ojos-- por favor. Permítame, que regrese.
-- Con Gruait? -- preguntó él-- teniendo en cuenta, que te haya llamado prostituta, todavía, lo amas?
Él dolor, se apoderó, del cuerpo de ella. Qué cerró los ojos, un instante, y respiró, profundamente.
-- No lo, comprenderias-- susurró, y abrió, los ojos. Se preguntó, cómo iba ha comprender, él, el sentimiento, de vergüenza, y de culpa que ella, estaba sufriendo.
-- Nos conocemos, desde qué yo tenía 15 años.-- él, la interrumpió.
-- Jamás, volverás, a verlo. -- aseguró, acercándose, a los hombros. Y acercándose, hacia sí-- ahora, me perteces a mí.
Durante 1 segundo, ella disfrutó, de la calidez. Y de la fuerza, de aquel hombre. Tras lo cual, trató en vano, de apartarse.
-- Sólo me quieres, porque piensas, que no puedes tenerme.
-- Éso es, lo que piensas?-- preguntó él--crees, que no puedo, tenerte?
-- Es qué, lo sé-- contestó ella, con el corazón, revolucionado-- eres un mentiroso. Un ladrón. Un playboy, desalmado. Moriría, antes de dejar, que me toques de nuevo.
-- Qué te toque, como? -- provocó él, acariciandole, el cuello, y la clavícula--así..??
-- No, lo hagas. -- pidió ella temblando, ante la acaricia, de él. -- por favor.
-- Por favor, que? -- preguntó él, entonces, acariciandole, entonces la mejillas, y el labio inferior. Una intensa sensación de calor, se apoderó, del cuerpo de ella. Y sintió, cómo los pezones, se le endurecian, al acariciarlos. Gimoteo. Casi fue incapaz, de cerrar los ojos.
-- Por favor, detente.
-- Esto no es, lo que realmente quieres.-- respondió él, acariciandole el pecho, por encima del corpiño, de su traje de novia. Delicadamente, se lo bajó, hasta sus pechos dejando sus pechos, al descubierto. Y agachó la cabeza, para saborear, uno de ellos. Todo su cuerpo, reaccionó. Él, tenía razón. Ella deseaba, aquello. Todo el odio, y dolor, que había sentido, durante los meses anteriores, no habían logrado, dejar de desearlo. Oh...rayos. Se preguntó, en qué estaba pensando. El chófer estaba conduciendo, mientras fingia, que no podía ver, ni oír nada. Seguramente,era para él, que era normal, seducir a mujeres enamoradas detrás de alguna parte, de un vehículo. Ella sólo era una más, en una larga lista de amantes. La había seducido, para demostrar, su poder. Para lograr, que lo amara de nuevo. Para luego, desembarazarse del bebé, y de ella cómo si fueran basura. Diogo Serrador, era un playboy egoísta, y despiadado. Se preguntó, si había perdido, la cabeza. No podía dejar, llevarse, por el. No, de aquella manera.
-- No-- susurró. Ejerciendo, una gran fuerza, de voluntad, lo apartó, de su lado-- he dicho, que no.
Contenido, el aliento, él, la miró. Sus oscuros ojos, reflejaban, una intensa necesidad. Y algo, más. Una emoción, escondida. Un olor, secreto. Entonces la soltó, abruptamente, y se echó, para atrás, en su asiento.
-- Pronto, aceptaras, tú destino--dijo, con frialdad-- hasta que nazca, mí hijo, tendrás que aceptar, mis deseos.
Ella temió, que él tuviera razón. Pero que, podía hacer? Exhausta, apoyó la cabeza, en la ventanilla del coche. Se estremeció, al observar, el precioso amanecer, color violeta, que se podía contemplar, desde el vehículo.
-- Qué pretendes, hacer, conmigo?-- preguntó, susurrando.
Él, abrió, el journa--durbasil, por la sección de negocios.
--Te mantendré, a mí lado, hasta que nazca, mí hijo.
-- Me mantendras, contigo? -- dijo ella, temblando.-- cómo una, prisionera?
-- Haré, lo que sea necesario-- contestó él, bajando el periódico, y mirándola, con frialdad.
-- Y el, bebé?
-- No te preocupes. -- él esbozó, una adusta, y forzada sonrisa.
-- Cómo no, me voy ha preocupar? -- respondió ella, observando, como llovía sobre la ciudad-- soy, su madre.
-- Era éste, tú plan? -- preguntó él, con burla-- prentendias, convertirte, en madre?
Ella se dió, la vuelta, y las miradas, de ambos, se encontraron. Parecía que seguía acusándole de ser,, una cazafortunas. Y de haberse quedado embarazada, a propósito.
-- Desde luego, que nunca pretendi, quedarme embarazada.-- contestó, enfadada-- eres tú, el qué...
-- Según mí experiencia-- interrumpió, él--la mujer que se cree, enamorada, de un hombre, renuncia, a todo. Con tal de quedarse, con su amante.
La humillación, que ella sintió, provocó que se ruborizara. Se preguntó, si él, se habia percatado de lo estúpidamente, que lo había amado.
-- Renuncia, a lo que sea--añadió él-- incluso, un hijo.
-- No!! -- espetó ella-- yo jamás, renunciaría, a mí hijo.
Él., la miró, fijamente.
-- Cuando lleguemos, a casa...comentó, apartando la mirada--!ya veremos, si es verdad.
Atemorizada, ella tragó saliva. El ático, que él tenía, en el Cartón-Palasce, era una fortaleza. Era el propietario, de los dos pisos superiores, del edificio. El de la planta superior, para él, y el de abajo, para sus guardaespaldas. Una vez, la instalara allí, la podía convertir, en su prisionera. Y le podría quitar, a su hijo. Y hacer, lo que quisiera. Podría convertirla, en una posesión suya. Allí había sido, donde le había robado, la virginidad. Él, le había hecho gritar, de placer. Dónde habían concebido, a su hijo, y a la vez, haber estado haciendo el amor, durante toda la noche. En la cama...contra la pared...la había saboreado. Lo había hecho, con tanta intensidad, olla gemia una y otra vez, hasta que pensó, que iba a morir, de placer. Y en todo momento, le había asegurado, que no le podía dejar embarazada.
-- Eres, un mentiroso-- susurró. Él la miró, fugazmente.
-- Nunca, te mentí.
-- Me dijiste, que no podías dejarme embarazada. Y de verdad, es que eres demasiado egoísta, como para utilizar un preservativo.
Él cerró el periódico, bruscamente. Y lo colocó, entre ambos, en el asiento de cuero.
-- No te mentí.
-- Pero, estoy embarazada!-- espetó ella.
-- Me hice, una vasectomía, en enero. Anule la consulta de revisión, ya que había funcionado. -- explicó, él-- más tarde, descubrí mí error. Ahora está, verdaderamente completa.
--Completa??-- preguntó ella, mirándolo.
-- Ahora es absolutamente imposible, que deje a ninguna mujer embarazada.
-- Éso es, muy reconfortante.-- dijo ella, amargamente-- gracias, por aclararmelo. Pero como estás, tan decidido, a no ser padre, porqué me sacaste, de mí propia boda? -- añadió, con la voz, temblorosa.-- déjame marchar, y nunca tendrás que ver, al bebé. Puedes olvidarte, de que estoy embarazada, y volver, con tus actrices, y modelos.
-- Lo siento. No puedo, hacer eso.
-- Por qué, no?
--Porque el bebé, que llevas dentro de tú vientre, es hijo mío. -- contestó él, acariciandole, la mejilla. -- y mientras, estes embarazada...tú eres, mí mujer.
-- Qué, quieres decir? -- quiso saber ella.-- pretendes, casarte, conmigo?
-- Casarme, contigo?? No-- respondió él, sonriendo -- no soy, de los que se casan. Incluso...aunque lo fuera, no Jamás lo haría, con una mujer, que está enamorada, de otro hombre.
Ella, se quedó mirándolo, con la boca abierta.
-- Ah..!! No estoy enamorada, de Timothy.
-- No...simplemente, estás, desesperada. Por estar, con él-- dijo él, mirándo con desdén, su anillo de compromiso-- tanto,...qué incluso estabas dispuesta a casarte, con él. Estando embarazada, de un hijo mío. Sin contárselo. Y sin decírmelo, a mí. Y no lo amas?
Ella, se ruborizo.
-- No tuve, otra opción.
-- Pues ahora, tampoco, la tienes.-- comentó, acercándose a ella, y poniéndole, un mechón de pelo, detrás de la oreja-- te olvidaras, de Timothy.
Al sentir, como la tocaba él, una ráfaga de calor, le recorrió el cuerpo a ella. La sengre, le quemaba, en las venas. Pero tuvo que contener, la tentación de apretar la mejilla, contra su mano. Tenía que alejarse, de él, antes de que volviera a herirla. Antes de que pudiera hacerle daño, a su hijo. Porque a los hombres, cómo él, lo único que hacían, eran provocar a las mujeres, se enamoraran de ellos, para luego, abandonarlas. Apretó los puños, y sintió, como se aceleraba el corazón.
-- No te importamos, ni éste bebé, ni yo.-- luego, se apartó de ella. Y esbozó, una sonrisa.
-- Sí, que me importa...mí hijo. Lo mantendré, seguro.
-- Seguro, de qué? -- preguntó ella, parpadeando.
-- Seguro, de ti. -- contestó él, mirándola con una fria expresión reflejada, en la cara. La furia, se apoderó de ella. Tenía que regresar, a casa. Necesitaba, a su abuela. Necesitaba, que su abuela, abrazara. Miró de nuevo, por la ventanilla del coche, y vió que él sol, ya habia salido. Las favelas de Río, eran famosas. Él le había advertido, que Río, era peligroso. Pero seguro, que sólo podia estar tratando, de asustarla. Ella, ya no tenía miedo. Simplemente, estaba harta. Aquel hombre, le había roto, el corazón. Le habían humillado, en su propia boda, y había herido, a la gente que ella quería. La había llevado, en contra de su voluntad, a un país, a lo cual su poder, era absoluto. El coche, giró hacia una calle, que estaba casi desierta, a aquellas horas de la mañana. El coche, se detuvo. Al echarse el, para adelante, con la intención, de hablar, con el chófer, ella vió, cómo él vehículo donde iban lo guardaespaldas, les adelantó. Era, su oportunidad. No iba a ser, la prisionera, de ningún hombre. Abrió la puerta. Salió, del coche. Y se apresuró, a esconderse, en aquel pobre barrio.
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Pasión, En Río De Jaineiro
Acak.Ella está embarazada, y él, tomará, que por derecho, le corresponde. En el calor sensual, de Rio, y de su carnaval, ella sucumbe, a los encantos de su jefe... Diogo Segarror. Pero una vez, le roba, su virginidad, el multimillonario brasileño, no qu...