Cuando la doctora, terminó de realizarle a ella, de revisión preliminar, él salió del despacho, para responder, a una llamada telefónica. Ella se preguntó, si sería una llamada, que implicaba negocios...o placer. Apretó, los puños, y se dijo, a sí misma, que no pensara, en aquéllas cosas. De todas maneras, él no iba ha responder, a todas ésas preguntas. Miró, a la doctora Carneiro...que estaba preparando el equipo, para hacer una ecografía. La mujer tendría, unos...30 y tantos años. Y ella, no pudo evitar preguntarse, si no sería otra más, de las amantes, de él. Con delicadeza, la doctora, le puso un gel, en el vientre.
-- #s muy amable, de su parte, a atender, a una llamada a domicilio, como esta. -- murmuró ella.
-- Me alegra, hacerlo-- contestó la doctora, con mucho acento.-- lo que sea, por Diogo.
Ella., se mordió el labio inferior, al percatarse, que se había a ella refería a él, por su nombre.
-- Tiene usted, mucha suerte. Señora Jensem. -- continuó, la doctora.
-- Y usted, como lo sabe?-- preguntó ella, cuyo nivel de miedo, se hizo insoportable. Aquella delicada muje mujer, de pelo oscuro, la miró.
-- Ah...cree, que he sido, su amante? -- dijo riéndose, levemente--soy, su hermana. Una más perecido, a una hermana, que ha tenido nunca.
El alivio, se apoderó de ella.
-- Pero...había entendido, que su apellido, era Carneiro.
-- Lo es. No soy, una Serrador. -- contestó la doctora, indignada--ésas dos hermanastras, que tiene Diogo, no merecen llevar, ése apellido. No...mí madre, lo llevó a casa, a vivir con nosotros, cuando él tenía 8 años. Se lo encontró, temblando, por las calles.
-- Su madre, lo salvó?-- preguntó ella.-- después de que su propia madre, lo abandonara?
La doctora, asintió con la cabeza con tristeza.
-- Pero desde entonces, ha sido él, quien nos ha salvado a nosotros. Pagó, mí Universidad. Y contrató, a mí pequeño hermano Pedro. Cómo su guardaespaldas, de confianza. Incluso, hubiera ayudado, a Mateus, si éste estuviera-- con dispuesto, ha dejar la favela. -- contestó, suspirando.-- pero mí hermano mayor, es demasiado orgulloso, y se niega a aceptar, la ayuda de Diogo.
Carneiro. El mismo apellido, que tenía el jefe de la banda, que había atacado a ella, en la favela.
-- Creo...creo que tal vez, lo haya conocido.-- la doctora Carneiro, parecía triste-- finalmente, Diogo, lo convencera.
--Tardó años, en ganarse, la lealtad de Pedro. Pero Diogo, nunca se rinde. Otorga fondos, para mí clínica. Clínica, con la que ayudamos a cientos de personas, que necesitan desesperadamente, ayuda. Madres, primerizas. Ancianas. Niños enfermos, que morirían, sin las medicinas, que Diogo, les da. -- explicó. Entonces, la miró a ella -- tiene usted, suerte. No todos, los hombres, son tan honorables...y tan fuertes. No, después de que le ocurrió, en navidades.
-- Estás hablando, de mí, Letizia? -- él apareció, en la puerta. No parecía, muy contento.
-- Ya sabes, que no puedo dejar, de alabarte.-- contestó, la doctora Carneiro. Esbozando, una cálida sonrisa.-- y llegas, justo a tiempo. Mira!!
Moviendo el ecograma, sobre el vientre de ella, señaló, el monitor. La futura mamá, también miró, instantáneamente, y se olvidó de todo, al ver como palpadeaba, el latido del corazón de su hijo, en el monitor. Él, la tomó de la mano, y se sentó, en una silla cercana.
-- Ésa pequeña luz, es nuestra bebé??
-- Es el latido, del corazón. -- contestó Letizia. -- miren!! Ahí están, las piernas. La espina dorsal? La cabeza? Lo ven?
-- Es un niño??-- preguntó él.
-- Todavía es muy pronto, para saberlo. Pero, ves eso? Sí...creo que es, un niño.
-- Un niño!!-- exclamó, él.
-- Y ahí...ves?-- la doctora, fruncio, el ceño....espere...oh. No es. No puede...-- Letizia, se quedó mirándo, el monitor. Ella sintió, como él, le apretaba, la mano.
-- Qué ocurre? -- preguntó él.
Ella, lo miró. Sus bellas facciones, reflejaban tensión, preocupación. Vulnerabilidad. Se percató, de que él, estaba tratando, de esconder, su miedo. En ése momento, se dió cuenta, de que él, quería a su hijo tanto, como ella, la conmovió.
-- Qué, ocurre? -- y...ella, también estaba, aterrorizada.-- ah, que ocurre a nuestro bebé -- logró preguntar.
La doctora Carneiros, se dió la vuelta, para mirarlos. Se iluminó la cara, al esbozar, una sonrisa.
-- Van ha tener, una niña.
-- Una niña??-- exclamó ella, emocionada.
-- No va a ser, un niño? -- preguntó él, frunciendo, el ceño.
-- Sí-- contestó, la doctora.
-- Cómo??
-- Un niño, y una niña. La niña estaba, detrás de su hermano.
Perplejos, como ella y él, miraron a la doctora, y parpadearon. Y Letizia, se rió.
--Miren! Hay dos latidos. Son gemelos. Felicidades.
-- Gemelos??-- preguntó ella. Pensó que eran dos bebés, que amar. Y por los que preocuparse. Conteniendo, la respiración, lo miró a él. Hacia unos meses, él se habia realizado una vasectomía, para evitar tener un hijo. Y en aquel momento, iba a ser padre, de dos.
-- Han elegido ya, un nombre?
Ella, negó con la cabeza.
-- Todo ha ocurrido, tan rápidamente...realmente, no hemos pensado en ello. -- contestó.
Tratando de ver la expresión de la cara, de él.
-- A la niña...le podríamos poner, Lilibeht. O quizás, Lily.
Finalmente, él se dió la vuelta, para mirarla a la cara. A ella le impresionó, que los ojos, le brillaban. Debido a las lágrimas, que estaba evitando derramar.
-- Se llamará, Ana.
-- Oh, eso es, maravilloso!! -- exclamó, su hermana--nuestra madre, estaría, tan orgullosa.
Ella, levantó la barbilla, y habló.
--Pero, mí abuela...
-- Mi hija, se llamará Ana. -- informó él, con frialdad. Ella, apretó, los dientes. Era típico de los hombres, preocuparse solo de sus propios sentimientos. Pero...por otra parte...si su madre adoptiva, lo había salvado, de las calles, parecía un bonito detalle.
-- Ana-- asintió-- Ana Jensem. -- añadió...asintendo, con la cabeza. Está bien...Ana.
Pero el, no aparecía agradecido. Se quedó mirándola, con el ceño fruncido.
-- Jensem?-- exigió saber-- se apellidaran, Serrador.
-- Pretendes que crie a mis hijos, en Flynt, con un apellido distinto al mío? -- protestó ella.
-- En Flynt? --repitió él, enfurecido-- te has vuelto loca? Van a vivir aquí, conmigo. Todos, lo van a hacer.
-- Quizás me quede, hasta que nazcan, los niños. Pero...más tiempo, que éso? No puedes esperar, a que me quede aquí, para siempre. Secuestrada en tú ático, como una princesa atrapada, en una cueva.
-- Pensé...-- el espetó-- pensé que íbamos ha criar juntos, a nuestros hijos. Yo soy, su padre.
Ella, asintió, con la cabeza.
-- Siempreque quieras, podrás estar, con ellos.-- dijo-- arreglaremos el tema de la custodia. Pero...-- añadió, levantando la barbilla-- no eres, mí marido. No podrás estar, conmigo.
Gemelos. Escuchando los latidos del corazón de los bebés, en el monitor, él lo vió, todo claro. Había pensado, que era suficiente, con llevarla a ella, a Río. Ocuparse, de ella. Y mantenerlos a todos...seguros. Pero en aquel momento, se percató, de que estaba equivocado. Y...mucho!! Un hijo! Una hija! Sus preciados apellidos, no estarían protegidos. Serían, unos...bastardos, al igual, que lo era él. Todavía recordaba, el dolor, que había sentido, durante su niñez. Primero, no había tenido padre...para después haberse quedado también, sin madre. No había tenido, ni dinero, ni casa. Había tenido que hacerse, más fuerte, rápidamente. No quería que sus hijos, crecieran de esa manera. Tenía que protegerlos, y mantenerlos seguros. Volvió a mirar, las parpadeantes luces, del monitor. Oyó las lastimeras súplicas, de una mujer del pasado. "Te casarías, conmigo? Lo harás? -- le había pedido, ella. Pero él, no le había preguntado nada. Sólo estaba furioso, ante lo que le había pedido."si no te importo...había continuado, aquella mujer-- "entonces, ya no tengo nada que hacer, contigo." No la había vuelto, a ver jamás. Pero durante las navidades anteriores, recibió una llamada de un abogado brasileño. La acababan de ver muerta. Le habían dado, unapaliza. Y había dicho este; el nombre de usted, aparece, en el testamento". Él sintió, como todo su cuerpo, se ponía tenso. No iba ha cometer, el mismo error, de nuevo. Se estaba jurando, demasiado. No iba ha permitir, que sus pequeños sufrieran. No iba ha permitir, que los apartaran, de un padre, que los amaba. Quería, que fueran respetados...y, queridos. Ella, era una mujer, tradicional. No le haría gracia, tener que enfrentase sola, a la maternidad. Ella se había quejado, de que sus hijos, no ibanha tener, un apellido. Y de que ella, no estaba, casada. Había temido, que todo el mundo, pensaba que era una mujerzuela. Él podía solucionar, aquél problema...para todos. Repentinamente, lo vió ahora todo claro. La miró él a ella directamente, a los ojos.
-- Te casaras, conmigo?
-- Oh! Qué...??-- preguntó ella, boquiabierta.
-- Te quedarás, aquí. Criaremos juntos, a nuestros hijos. Es muy simple, Elly. Serás, mí esposa.
Esperó, que ella, exclamara de alegría. Qué se lanzara, a sus brazos. Pero, no lo hizo. Ella, se estremeció.
-- Déjalo, Diogo. Ambos sabemos, que no crees, en el matrimonio.
-- He cambiado, de idea-- contestó él, frunciendo, el ceño.
-- Déjalo-- espetó ella, mirando a la doctora, a continuación. -- Los bebés, están sanos verdad? Mi periodo, nunca ha sido, muy irregular. Por lo que no me hice una prueba de embarazo, hasta hace poco. Pero...No he bebido alcohol, ni...
-- No te preocupes -- contestó la doctora, tuteandola-- parece, que están bien. El embarazo, marcha correctamente. Sólo tendrás, que cuidarte mucho. -- entonces, lo miró, a él-- Vas ha tener, que ayudarla.
--Sí...desde luego-- respondió él.
Pensando, que ya se estaba ocupando, de ella, cómo no lo había hecho, con ninguna otra mujer, estaba tratando, de...que se casara, con él. Entonces, se acercó, a ella.
-- Estoy hablando, en serio.-- dijo-- deseo, casarme contigo.
Ella lo miró, pero a continuación, apartó la vista. No le creía! Ella pensó, que era irónico. Él nunca había pensado, casarse con nadie. Y cuando lo hacía, ella, lo rechazaba. Pero ella, sería suya. Quería tenerla a su lado, por sus hijos. Pero también...por él mismo. El matrimonio, era lo mejor. Lo único, para todo. Ella, se quedó mirándolo.
-- Gemelos!! Puedes manejar, a los dos?
-- Puedo manejar, más que éso. -- respondió él, pensando que dos niños, necesitaban, dos padres. Abrió la boca, para informarle, que se casaría, aquél mismo día. Tanto si le gustaba...como, si no. Pero al ver la bella y pálida cara cara de ella, se detuvo. La había seducido, y dejado, embarazada. Había alterado, su boda, y la había llevado a Río. Le había dado a su vida, un giro de 180 grados. Pero ella, era la madre, de sus hijos. Y se merecía, que la cuidara. Se dijo a sí mismo, que en vez de presionarla, para que se casara, podría, cortejarla.
-- Todo va a salir bien-- aseguró, acariciandole el pelo-- ya lo verás.
Que se casaran, era lo mejor, para todos. Y él, no iba a permitir, que un capricho femenino, le impidiera hacerlo. Aquella noche, le iba a dar, una oportunidad...para que recuperara, el aliento. Tanto los bebés, como ella, necesitaban descansar. Al día siguiente, le iba atraer, a él, con todas sus cualidades. La iba, ha deslumbrar. Ofreciéndole romance, con que toda mujer soñaba. La iba, ha convencer. A persuadir. Iba a ser, extremadamente romántico. Tras lo cual...tanto como si quería , como si no, ella se iba ha convertir, en su esposa.
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Pasión, En Río De Jaineiro
Random.Ella está embarazada, y él, tomará, que por derecho, le corresponde. En el calor sensual, de Rio, y de su carnaval, ella sucumbe, a los encantos de su jefe... Diogo Segarror. Pero una vez, le roba, su virginidad, el multimillonario brasileño, no qu...