Ella apartó su libro, de maternidad. Así como su embase de helado de fresa, vacío...y se acurruco, bajo las mantas. Observó, la lumbre de la chimenea, y oyó como la lluvia, golpeaba los cristales, de las ventanas. Cerró los ojos, y apoyó la cabeza, en la almohada de él. Había sido, una tarde, muy extraña. Después de la ecografía, el la había llevado de compras. Haría que se comprara, la ropa más cómoda para su estancia, en aquel lugar. Y ella, había disfrutado, del tiempo, que habían pasado juntos. Él, había coqueteado con ella. Y ella, le había correspondido. Entonces...en medio de la cena, que les había servido, el ama de llaves, él, había recibido una llamada telefónica. Sin ninguna explicación, él, le dió un beso, en la sien, y se había marchado. Le había dejado de terminarla cena, sola! Abrió los ojos, y vió, la lumbre. Se preguntó, quien le había telefoneado. Se tapó, con el edredón, hasta las orejas. En un intento, de apartar esos pensamientos, de su mente. Las sábanas, tenían, un aroma fresco. Limpio. Con un leve toque, de la fragancia de él. Cerró, los ojos de nuevo, y bostezo. Se sintió, más agotada, que nunca. Pero, no podía dormir. No cuando en cualquier momento, él podía regresar, y meterse en la cama, con ella. Se dijo a sí misma, que tenía que estar preparada para luchar. No sólo, contra la seducción de él,,sino también, con el traicionero deseo propio, de su cuerpo.
-- Elly.
El, la estaba agitando. Ante lo que ella, abrió los ojos, y se sentó, en la cama. La lumbre, se habia extinguido. Y ya no, llovía. Se percató de que era, por la mañana. Vestida, con su arrugado pijama, y con pelo, desaliñado, se sintió, desorientada. Él estaba, impecablemente vestido. Muy guapo. Se había afeitado, y cambiado, de ropa. Llevaba puesto, un traje de chaqueta gris, conjuntada, con una camisa amarilla. El elegante corte, de su ropa, resaltaba, su músculoso cuerpo. Ella se preguntó, que habría hecho, la noche anterior. Se dijo, así misma, que no estaba celosa. Y que no iba ha preguntar. Si quería...él podía salir, todas las noches, con una modelo distinta. De echo...le agradaría! Ya que significaría, que no trataría, de seducirla.
--Bon día, marcza-- dijo él, sujetando, una bandeja de plata. Ella vió, que en un plato, había huevos. Fruta y tostadas. En la bandeja, también había, zumo de naranja. Y una rosa roja.
-- Te he traído, el desayuno-- continuó él.
-- Desayuno? -- repitió ella, sentándose en la cama. Tenía hambre. Pero cuando él, le colocó la bandeja, en el regazo, olio su fragancia a jabón, y sintió la calidez, de su cuerpo. Repentinamente, tuvo que luchar, contra el ansia, de estar con él.
-- Has dormido, bien?
-- Sí...gracias-- contestó ella, levantando, la vista.
-- Cómo, lo estoy haciendo?
-- El qué??
-- Servirte.
Ella, miró la rosa, que había en la bandeja.
-- Probablemente, podías conseguir, un trabajo, en el Dialyburguer. Si él negocio del acero, no marcha bien.
-- Obrigado-- respondió él, sonriendo abiertamente. Le colocó, una servilleta, en el regazo. -- He planeado, que hoy hagamos, muchas cosas.
-- Hoy, no vas a trabajar?
-- No...te voy a enseñar, mí ciudad. Quiero que te guste tanto, como a mí.
-- Por qué??
-- Importa eso?-- quiso saber, él-- acepta, mí oferta. A no ser, desde luego...que hayas estado, por visita turística, por esta exótica ciudades extranjeras.
-- Bueno...
Ella, pensó en aquello...y era, muy tentador. De pequeña siempre había soñado, en viajar. Pero... Bueno. Comió, un poco de tostada, tras lo cual, negó con la cabeza, con decisión.
-- M...no!! No me vas a hacer cambiar de idea, al llevarme a los lugares de interés Diogo. Una vez, nazcan los bebés...me los llevaré, a casa.
-- Casa, pueden significar, muchas cosas. Una ciudad. Un edificio--dijo él, tomando, la rosa. Acarició delicadamente, a esta, en la mejilla de ella--casa. Puede significar, familia.
Un escalofrío, le recorrió el cuerpo, a ella, al sentir, como los pétalos de rosa, acariar su piel. Tras lo cual, sintió un revoloteo, por la tripa. Supo que era, uno de los bebés. Emitió, un grito, y se sentó, muy erguida, en la cama. Apartó, la rosa. La bandeja, y las sábanas. Se puso, las manos, en la tripa. No pudo sentir nada por fuera, pero, por dentro...
-- Qué? -- preguntó él, ansioso. Se echó, sobre ella--que ocurre? Llamaré, a la doctora.
-- No! -- espetó ella, volviendo a sentir, el revoloteo.-- he sentido, como uno de los bebés, se movía.
-- Sí..??-- dijo él, a quien se le borro de la cara, su habitual expresión arrogante. Parecía, inseguro.
-- Sí.-- contestó ella, emocionada. Se río, y le tomó la mano, para ponersela, en la tripa--aquí!!
Él, esperó, unos segundos.
-- No siento, nada.
-- Lo sentirás-- aseguró ella, moviendole levemente, la mano. Entonces, suspiró. -- aunque quizás, tarde un par de meses.
-- Si tú, puedes esperar. Yo, también.-- aseguró él, mirándola. El aire, entre ambos, se electrifico. Al tener la mano de él, sobre su tripa, ella sintió, como se le revolucionó, el corazón. Y cómo, se le dilataron, los ojos. No pudo, respirar.
-- No. No seré, tú amante Diogo. -- susurró. Él esbozó, una leve sonrisa.
-- No quiero, que lo seas.
Ella debió sentirse aliviada. Pero...un profundo dolor, le traspasó, el corazón. Bruscamente, le soltó la mano, y el bebé, se revoloteo, en señal de protesta. Se dijo, a si misma, que no le iba ha preguntar, que donde había estado, la noche anterior. Tenía, demasiado orgullo.
-- Dónde, estuviste anoche?-- espetó. Tras hacerlo, deseo darse una patada, así misma.
-- Qué, donde estuve?-- dijo él, mirándola -- sóla mí esposa, tendrá el derecho, de preguntar algo así.
-- Cualquiera que fuera, tú esposa, no querría saberlo. -- contestó ella, entre dientes. -- seguramente, sufriera, un ataque al corazón.
-- Elly-- él, se arrodilló, junto a la cama-- no tienes motivo, para sentirte celosa. Llegué a casa, poco después, de que te hubieras quedado dormida.
-- Llegaste, a casa...ah!! De dónde??-- insistió ella, con la indignación, reflejada en la voz. Se ruborizo. -- no estoy, celosa.
Desde luego, que lo estaba. Estaba, desesperada. Pérdida! Durante meses, ha estado afectada, desde al verse, de su puesto de trabajo, cómo lo veía a él, de su despacho, con una bella mujer, tras otro. Y de aquella misma manera, serían las cosas, si se convertiera en su esposa. Se acostaria, con ella. Le pagaría, las facturas. Le daría un apellido, a sus hijos. Pero nunca le entregaría, su fidelidad, ni su corazón. Su alma, se marchitaria, y moriría. Pero...había prometido, quedarse en aquel lugar, hasta que nacieran los bebés. Y se preguntó, si podría sobrevivir, si él, trataba de seducirla. Y si no, lo hacía...
--Permíteme, que te enseñe mí ciudad Elly. -- pidió él, con suavidad. Le tomó, la mano-- no te, arrepentirás.
El deseo de aferrarse, a aquella mano, y estar con él, todo el tiempo, que pudiera, amenazó, con desbordarla. Agarró la rosa, y se levantó de la cama, con su largo camisón blanco.
-- Está bien-- logró decir--pero...vamos como amigos. Éso es todo.
Él abrió el armario, y eligió un vestido, con encaje blanco para ella.
-- Ponte esto.
-- Es...precioso-- comentó ella -- pero sólo, amigos-- le advirtió. No seré, tú amante.
-- No...no serás, mi amante-- contestó él-- te doy, mi palabra.
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Pasión, En Río De Jaineiro
Acak.Ella está embarazada, y él, tomará, que por derecho, le corresponde. En el calor sensual, de Rio, y de su carnaval, ella sucumbe, a los encantos de su jefe... Diogo Segarror. Pero una vez, le roba, su virginidad, el multimillonario brasileño, no qu...