Embarada:
Cuando Elly, y James, salieron, seguía temblando, no se percató del hecho, de que un tras largo trecho, y gris invierno, finalmente, Nueva York, se habia rendido, a una brillante primavera. Pero ella, estaba helada. No sentía, los dedos, de las manos, y de los pies desde qué aquella misma mañana, habla visto, los resultados, de la prueba de embarazo. Aquéllas dos rayitas rosas. Embarazada. Se iba ha casar, en 6 horas, y estaba embarazada. Del bebé, de otro hombre. Del bebé, de su jefe. Se detuvo, en seco, delante del edificio, Serrador. Miró hacia la ventana, y sintió, cómo el pánico, se apoderaba, de ella. Diogo Serrador. El oscuro, y despiadado, magnate del acero, para el que llevaba trabajando, durante 1 año. Iba a ser, padre. Todavía recordaba cómo...durante, a apasionada noche, del carnaval de Río, él le había dicho, que no la podía dejar embarazada. Le había susurrado, al oído, que no se preocupara. Ya qué sería, imposible. Y ella, le había creído. No comprendía, cómo había sido, tan estúpida. Había caído, presa, del tópico más antiguo, del mundo. Una inocente chica del pueblo, que se muda, a la gran y peligrosa ciudad, para dejarse seducir, por el arrogante. Rico. Y extremadamente sexi, jefe. Debía haber dejado, la empresa, en navidades. Cuando, lo hizo, Timothy. Pero había seguido, trabajando allí...como si algo pudiera impedir, que perdiera, la ciudad, que amaba. La vida, que le encantaba. Y al hombre, que...Dejó, de pensar, en eso, y se dijo, a sí misma, que era un encaprichamiento. Un salvaje, encaprichamiento al que le había seguido, una seducción. Sabía que la noticia de su embarazo, no convertiría a Diogo, en padre. El famoso playboy, tenía infinidad de mujeres, a su disposición. Mujeres que trataba como reinas, cuando le apetecía, para luego tratarlas, como basura. Seguramente, ya se había olvidado, de ella. Una chica, que llevaba ropa barata. Y qué no tenía, un aspecto, muy atrayente. Diogo, Serrador. Un padre, decente? Lo más probable sería, que le ofreciera dinero, para que abortara.
-- Aha-- dijo cubriendose la cara con las manos, y maldiciendo a Diogo, en voz alta. Aunque aquel embarazo, habla llegado, muy inconsciente, había llegado a querer mucho, a aquel bebé. Era su hijo...su familia. Pero sabía que Diogo tenía el derecho, de conocer la historia. Entró en el edificio, y se dirigió, a los ascensores. Donde cogió uno, que la llevó, a la trigésima planta. Al llegar...se tomó con mucha convicción, de dirigirse, a las oficinas.
-- Llegas tarde. -- espetó Carmen Álvarez, cuando la vió -- los números que diste anoche, no eran los correctos. Qué es, lo que te ocurre, muchacha?
Ella sentía, como el suelo, se tambaleaba, bajo sus pies. Al ambargarle, una sensación de náusea. Ya se sentía mareada, en dos ocasiones, mientras se dirigia, a su pequeño apartamento, en Washington, Heit. Aunque en realidad, llevaba sufriendo mareos, desde hacía meses. Aquello debería ser sido advertido, pero...se había dicho, a sí misma, que su menstruación, no era, muy regular. No podía estar, embarazada. Diogo Serrador, le había dado su palabra.
-- Estás, enferma? -- le preguntó, la señora Álvarez, frunciendo el ceño-- o has estado de fiesta, toda la noche?
-- De fiesta? -- contestó ella, riéndose, levemente.
Aquella mañana, cuando finalmente, habla sido capaz de subir subir, la cremallera, de su falda negra, de tuvo. Y abrocharse, los botones, de su entallada camisa blanca, se habia dirigido a una farmacia abierta, las 24 horas. Allí había comprado, una prueba de embarazo.
-- No...!! No he estado, de fiesta.
-- Entonces...es algún, hombre -- le dijo, Carmen-- yo he visto ésto antes. Espera, aquí-- le ordenó la secretaria, antes de contestar, al teléfono -- Oficina, de Diogo Serrador?
-- Otra de las secretarías, que trabajaban allí, se le acercó a ella, para darle, unas palmaditas, al hombro.
-- Has visto, las fotografías, del señor Serrador, en los periódicos, de esta mañana??-- preguntó, Jessica.
-- Llegó Libia, Duvay, a la cena benéfica, esta noche. Es tan guapa, y elegante...no te parece??
-- Pues claro!! Proviene de un familia, de alta clase. Al igual, que él.
Ella, apretó, los dientes, y pensó que jamás habría confesado, su encaprichamiento, de Diogo. Ni cuánto habría sufrido, tras haber estando con él, en Río. Jessica, había esparcido, unos malintencionados rumores, en la oficina. En aquellos momentos, todo el personal, que trabaja, para Diogo, la consideraba, una cazafortunas. Ella...que nunca antes, habla besado, a un hombre. Había sido él, quien la había tumbado, en brazos en Río. Pero finalmente, habla renunciado, a sus sueños, y que se había percatado, de qué su abuela, tenía razón. Su corazón, no era lo suficientemente duro, ni moderno, como para sobrevivir, a la vida, en la gran ciudad. Se había dado, por vencida. Hacia 3 semanas, que le había dicho, sí, a Timothy. Éste había dejado, su prestigioso trabajo, como abogado, en las oficinas Serrador, para marchase a trabajar, al pequeño pueblo, de ambos...y abrir, un bufete. Había insistido, en que ella, se marchara con él. Pero ella, se habia negado. Pero después, de aquel día, no tendría que volver, a Nueva York. Ni a, Diogo. Se iba ha casar, con hombre respetable, que la amaba. En quién, podría confiar. Claro! Asumiendo, que Timothy la quisiera, al enterarse de que estaba embarazada, del hijo y del otro. La señora Álvarez, colgó el teléfono, y la miró.
-- No sé, que has estado haciendo tú, en tú tiempo libre. Pero...tú trabajo, ha sido, inaceptable. Esta es, tú última oportunidad.
La profunda voz, de él, la interrumpió. Y le habló, por el interfono, de la oficina.
-- Señora Álvarez. Venga, inmediatamente.
El pánico se apoderó del cuerpo de ella, al oír, aquella voz. Se le revolucionó, el corazón.
-- Ah...sí, señor-- contestó, la secretaria ejecutiva. Entonces la miró a ella, de arriba a abajo, de manera crítica. -- Necesito qué hagas un nuevo análisis, a conciencia de...
-- No! -- susurró, ella.
-- Eh, que has dicho??-- preguntó la señora Álvarez, con el enfado reflejado, en la cara. Temblando, pero muy decidida...ella miró a la mujer, a la cara.
-- Tengo, que verlo.
-- Desde luego, que no. -- espetó, la secretaria.
--Ay...déjala, pasar-- tercio, Jessica. En cuanto la vea vestida, con ése horrendo conjunto, seguro, que la despide.
Ignorando aquel hiriente comentario, ella comenzó ha dirigirse, al despacho del jefe.
-- Detente, inmediatamente.-- le ordenó Carmen, poniéndose delante de ella-- aquí, ya no eres nadie. Y ya he soportado demasiado, tú incompetencia. Tú, insolencia. Agarra, tus cosas...estás, despedida.
Desesperada...ella, logró pasar a un lado, de la señora Álvarez, y entrar en el despacho, de su multimillonario jefe. Diogo Serrador, estaba pasando, 1 semana, infernal. Tras 1 año, de duro trabajo, y gastar millones de dólares, su hostel, sobre Chop-- nikel, LTD., habla fallado. Porque había perdido, su aliado, entre los directores, de aquella empresa. Porque no había acudido, a una importante cita. Porque...una de sus secretarías, no había escrito correctamente, la hora. Y aquel, sólo era el último de,los errores de, ella. Durante las anteriores semanas, habla observando, como el trabajo de ella, caía, en picado. Hasta llegar, a unos niveles, ridículos. La había visto, llegar tarde. Marcharse, antes de tiempo. Alargar mucho, la hora de comer. Y pasar demasiado rato, en el cuarto de baño. Maldiciendo, se levantó de su escritorio, y comenzó a a andar, por delante, de los grandes ventanales, desde la que se veían, los grandes rascacielos, de Manhattan. Y el parque, Battery. A pesar, de la inexperiencia, de ella, y la manera, en qué la había contratado, simplemente, basándose, en la recomendación del que había sido, su jefe de abogados...se la había llevado, consigo a Río, para cubrir, un importante acuerdo, ya que la señora Álvarez, habla estado enferma. Y ella, estaba en camino, en convertirse, en una empleada muy valiosa, para su empresa. Pero había cometido el error, de seducirla. Apretó, los dientes, y se dijo, a sí misma, que jamás debía haberla llevado, a Río. Debía haberle despedido, en navidades. Junto con su traicionero, abogado. Se puso pálida, al recordar la cara pálida, de Timothy Ruait. Cuando este había descubierto, lo que había hecho." Debería darme las gracias, señor Serrador" Había dicho, el hombre.-- le habría ahorrado, millones de dólares. Darle, las gracias? Lo que se merecía Ruait, era arder, en el infierno. Pero tenía que admitir, que quizá le gustaba, tenerla a ella, en la oficina. Al contrario, que otras muchas secretarías, ella siempre lo hacía todo, y de manera alegre y amable. Ella no se habia involucrado, en los cotilleos, y había añadido, vitalidad, a la oficina. Hasta que se había acostado, con ella. Había sabido, que la muchacha, venía de un pueblo. Pero...como tenía, 24 años, en ningún momento, se le había pasado por la cabeza, que fuera virgen. Si lo hubiera sabido, jamás, la habria tocado. Las vírgenes, se tomaban demasiado en serio, las relaciones sexuales. Y lo veían, como el comienzo, de una relación. Además...eran normalmente, aburridas, en la cama. Pero ella, habla sido, encantadoramente sensacional. Com aquellos preciosos ojos azules. Y aquel angelical, pelo rubio. Había tenido, un cuerpo, tan fantástico, que él había asumido, que tenía mucha experiencia. Movido por el calor, y la lujuria, del carnaval, de Río, habla actuado, por un impulso. Y había sido, una noche, maravillosa. Se exitaba, con sólo recordarlo. Pero había otras muchas mujeres bellas, en el mundo, y no estaba interesado, en romper corazones inocentes. Oyó cierto alboroto, fuera, del despacho. He,irritado, volvió a presionar, el botón del interfono.
-- Señora Álvarez. A qué se debe, el retraso?-- la puerta del despacho abruptamente, y Diogo, se puso tenso.-- por fín. Por favor, escriba, lo siguiente.
Pero al levantar la vista, en vez de ver, a su competente secretaria ejecutiva...vió a su cruz. La mujer que con su belleza, he inocencia, le había costado un acuerdo, de 1 billón de dólares.
-- Tengo que hablar, contigo. -- le dijo forcejeando, con la señora Álvarez-- por favor.
-- Señorita Jensem-- espetó, él. Entonces, la miró, detenidamente. Ella llevaba el pelo despeinado, agarrado en una coleta y tenía, ojeras. Su aspecto, era realmente horrible, y la arrugada ropa que llevaba, le hacía parecer, más gorda. Se preguntó, que le había ocurrido, a su alegre y arreglada secretaria. Sin duda, la chica pretendía, confesar, su amor, por el...y suplicarle, un compromiso. Precisamente era lo que él, habla tratado de evitar. Le habría gustado, tenerla, como amante durante más de una noche. No se había negado, así mismo, el placer. La había ignorado liberadamente de aquel placer, con la intención, de que la muchacha se percatara, de que no tenía ningún futuro con él. Le habría sido difícil. Sobretodo, cuando trabajaba, en las mismas oficinas. Muchas veces, al verla sentada, en su puesto de trabajo, habla deseado, llevarla a su despacho, y hacerle el amor, sobre su escritorio. Contra, la pared...en sofá, de cuero. Pe...ro, se habia contenido. Había tratado, de ser noble. Y aquel...era, el resultado. 3 meses, sin tener, a ninguna mujer, en su cama. Y el acuerdo, de la pérdida, de 1 billón de dólares.
-- Lo siento, señor-- se disculpó, jadeando una furiosa Carmen Álvarez. -- traté de detenerla, pero...
--Déjenos solos, señora Álvarez.
-- Pero...señor!! Comenzó a responder, la mujer.
Diogo miró a la mujer de tal manera, que provocó que la señora Álvarez, se marchara, de inmediato. Y qué cerrara la puerta, tras de sí.
-- Sientese, señora Jensem. -- le ordenó, él. La muchacha, no se movió. Con los brazos cruzados, lo miró, amargamente.
-- Creo que, deberias comenzar a llamarme, Elly. No te, parece?
Elly? Él no sería, tan poco profesional, para como comenzar a tutear, a un miembro, de su personal.
-- Sientese-- repitió. En aquella ocasión, ella, obedeció. Se sentó, en la silla, que había frente al escritorio, de él. Tenía un aspecto, muy infeliz. Cómo si estuviera, enferma. Su mirada, provocó que él, se sintiera culpable, he intranquilo. Obviamente aquel, no le había dejado, las cosas claras a aquella mujer. Iba ha tener que ser decirle muy brusco...que no tenía intención de tener una relación sería. Con suerte...ella aceptaría, su decisión. Y volvería a ser, una secretaria eficiente. Tenía que darle, la oportunidad. Aunque si hubiera sido, otro miembro, de su personal al qué le hubiera hecho, perder un contrato, tan importante, lo hubiera hechado, sin pensar, dos veces. Pero no le podía hacer éso, a ella. No después, de haberla seducido, en Río. No después de haber pervertido la inocencia, de la chica, únicamente verdaderamente buena, que había conocido, en Nueva York.
-- De qué, quiere hablar conmigo, señorita Jensem.? Qué puede ser tan importante para como casi, haberse peleado, con la señora Álvarez?
-- Tengo...algo, que decirte.-- contestó ella, tragando saliva.
-- Sí...??-- él, esperó. Supuso que ella le iba ha decir, que lo amaba. Qué no, podía vivir, sin él.
--Me...me marcho.-- fue, lo que dijo ella-- dimito. De inmediato.
Infantil alivio, se apoderó, del cuerpo de él. Pero, a continuación, sintió, un profundo arrepentimiento. Y se sentó, en su silla.
-- Siento, oír eso. Pero comprendo, porqué, quiere marcharse. Le conseguiré, una carta de recomendación, que consiguira, que cualquier empresa, la contrate.
-- No...ella, negó, con la cabeza. -- no comprendes? No necesito, una carta de recomendación. Me voy, a casar.
Él, se quedó, muy impresionado, él se quedó mirándola.
-- Se va, a casar? -- dijo. Sintiendo, como el pecho, se le quedaba frío.-- cuando?
-- Esta tarde.
-- Qué, rápido-- exclamó él.
-- Lo sé.
Él respiró, profundamente. Durante los meses anteriores, no parecía muy abatida, por lo que había ocurrido, con él. Se,percató, de que no la había herido, el seducirla. Y qué se habia distraído, con un nuevo romance. Debería sentirse, feliz! Pero algo parecida, a una furia ciega, se apoderó, de su cuerpo. Por alguna razón, sintió ganas de darle, un puñetazo, al hombre que en poco tiempo, la tendría a ella en la cama, todas las noches.
-- Quién es, él? -- preguntó.
-- Realmente, te importa?-- quiso saber ella, sentándose erguida, en la silla.
-- No, no-- contestó él, poniéndose tenso-- no!
Ella se quedó mirándolo, durante largo rato.
--Es cierto, verdad? -- dijo por fín, susurrando. -- para ti, las mujeres, son intercambiables. Las utilizas, para organizar, tú rutina. Para que te hagan, el café. O para que, te haga, la cama.
Él nunca experimentó la sensación, de que una mujer, que todavía, la deseaba, le dejara. Se sintió, furioso.
-- Pues debes saber...señorita Jensem...que lo distraída, que ha estado usted, con su nuevo novio...me ha hecho perder, el acuerdo, Trock.
-- Te he dicho, que me llames Elly.-- le gritó, ella--y no he, terminado. -- él se cruzó de brazos, y se limitó,a esperar. Ella se levantó, de la silla, en la que estaba sentada. Tenía los ojos acuosos, y parecía estar, muy emocionada. -- siento lo de el acuerdo Trock Diogo. Pero...hay algo, que debes saber.-- dijo, en voz baja--voy...ha tener, un bebé.
Un bebé...?? Él, estaba, helado. Ella estaba embarazada, del hijo, de otro hombre. Durante un momento, le costó incluso respirar. La voz en eco de una mujer, que le suplicaba, en portugués.
-- Te casaras conmigo, Diogo? Lo harás?
Y más tarde, la voz de un hombre, que le hablaba, en el mismo idioma.
--Me temo, que está muerta, señor. La han golpeado, hasta matarla
-- Diogo??
La voz de ella, le hizo volver, al presente. Embarazada. Aquello, le había explicado, que hubiera ganado peso, y la palidez también. Había estado en la cama, con otro hombre. Se preguntó, cuántas veces, habían hecho el amor, para que ella, se quedara embarazada. Tres veces, a la semana? Tres veces, al día? El enfado que sentía, se hizo aún más intenso. Desde que habían regresado, de Río, él era tan celibe, como un monje. Ya qué había luchado, día y noche, para materializar, el acuerdo Trock. Y mientras que él, estaba culpandose, así mismo, por destruir, la inocencia, de esa pobre muchacha, ella se había metido, con otro hombre! Con toda, tranquilidad.
-- Elly. Eres una buena actriz, verdad? -- No pudo evitar, decirle mirándola y comenzó, a tutearla-- haces muy bien, el papel de la dulce chica, inocente. Pero cuando te diste cuenta, de que entregarme, tú virginidad, no iba ha conseguir, qué me quedara contigo, te marcharas con otro hombre, a toda prisa. No es, así...?? Y te quedaste, accidentalmente, embarazada. Supongo, que será, muy rico. Jaja, enhorabuena.
Ella, se quedó, mirándolo, con la boca abierta, y los ojos, como platos.
-- Ah! Crees que me he quedado embarazada, a propósito?-- susurró-- crees que he forzado a un hombre, a casarse, conmigo?
-- Creo, que eres muy lista-- contestó él, con frialdad.-- pero todo este tiempo, he pensado que eras muy diferente, que él resto, de las mujeres. Pero eres, incluso peor. Discreta. Eres la mejor actriz, que conozco.
-- Cómo puedes pensar, si quiera eso?
--Sólo quiero saber, la identidad, del pobre tonto-- le dijo él, despiadadamente. --dime. Quién es, el pobre idiota que se dejó atrapar, por ti?
En ese momento, a ella los ojos, se le llenaron de lágrimas. Pero era su corazón a su corazón, aquéllas las lágrimas de cocodrilo. No iba, ha permitir que le tomara el pelo. Nunca más. Había estado, preocupándose, por sus sentimientos, durante 3 meses. Incluso se habia negado, ha llevarla a la cama por protegerla. Y durante todo aquel tiempo, lo único que había buscado ella, es...llevar, un anillo en el dedo.
-- Tú crees, que sólo un idiota, se casaría conmigo. No es así? -- le dijo, ella.
-- Efectivamente.-- contestó él, fríamente--sólo unos pocos tontos, se casaría, con una mujer. Que los ha atrapado, deliberadamente, con un bebé. --a ella, se le comenzaron, a caerle, las lágrimas, por las mejillas.-- eres una actriz, envenenada. -- murmuró, él-- has actualizado, una actuación, maravillosa.
Ella, lo miró, y se rió.
-- Hum, jaja. Tu nunca dejarás, a una mujer, embarazada, verdad Diogo? -- espetó.-- te has asegurado, de ello.
-- Sí...así es respondió, él-- jamás he conocido, a ninguna mujer, en la que pudiera confiar del más tiempo, con conlleva seducirla.
-- Éso es todo, lo que tienes que decirme?-- preguntó ella, susurrando-- después, de que me seduceras. Y de que robaras, la virginidad? Después de 3 meses, de silencio, no tienes que decirme...no tienes otra cosa, que no sean más insultos?
Él sintió, cómo un extremiciento le recorrió, el cuerpo. Pensó, que ella, era una cazafortunas. Y qué era ridículo, que le sorptendiera. Había muchas, como ella.
-- Tengo una pregunta, que hacerte-- le dijo, mordazmente-- porqué estás, todavía aquí...en mí despacho. Has renunciado, a tú trabajo. Sin previo aviso. Aunque la verdad, es qué... te has convertido, en una secretaria, tan mala...que me alegro, de que te marches. Pero...porqué, sigues aquí? Tienes miedo, de que tú futuro marido, no vaya ha complacer, en la cama?? Y estás tratando, de buscar, un amante? Pues, lo siento. Pero yo salgo, con mujeres casadas.
-- Eres, detestable-- espetó ella, secándose, las lágrimas.
-- No, querida. Eso, lo serás tú. Cómo empleada mía, te respeto. Pero, me equivoque, contigo. Marcharte, Elly. Simplemente, marchate.
-- No te preocupes, Diogo-- le dijo ella, con suavidad. -- jamás, me volverás a ver.
En ese momento, alguien llamó, a la puerta. Y él, se dirigió, a abrir. Se encontró, con un guardia de seguridad.
-- La señora Álvarez, me ha llamado, señor Serrador.
-- Si...acompañe, a la señorita Jensem, a la salida. -- contestó él, dándose, la vuelta--marchate Elly. Buena suerte.
--Buena suerte!-- repitió ella-- adiós.
Una vez estuvo solo, él trató de trabajar, pero, no pudo. Después de 1 hora, se dió, por vencido. Telefoneó, a una actriz bellísima, y la invitó a comer. Sólo fue, que miestra comían, se le ocurrió, que el hijo que estaba esperando ella, podría ser, suyo.
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Pasión, En Río De Jaineiro
Acak.Ella está embarazada, y él, tomará, que por derecho, le corresponde. En el calor sensual, de Rio, y de su carnaval, ella sucumbe, a los encantos de su jefe... Diogo Segarror. Pero una vez, le roba, su virginidad, el multimillonario brasileño, no qu...