Capítulo Siete

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¿Cómo definiría su última semana? Cálida sería el mejor uso de la palabra que podría describir su sentir, comencemos con que ha sido recibido por desayunos y cenas recién hechas que inundan con su olor los dos pisos de la casa los cuales han sigo limpiados en este lapso de tiempo lo cual agradecía, es decir, como antes ni su padre ni él limpiaban en el lugar había en muchas ocasiones comida que se pudría o se juntaba ropa causando aromas tan fétidos que le daban ganas de dejar su casa sin más, ahora una deliciosa fragancia a pino era el que sustituía estos lugares, excepto en su cuarto, cosa que apreciaba, no por el punto de que le desagradara, sino porque el causante de que su casa estuviera totalmente decente había respetado su privacidad y no había hurgado en su habitación sin su permiso; otro punto que debía resaltar es que si bien el exterior seguía luciendo un tanto descuidado por la pintura maltratada, todo lo demás estaba impecable, de hecho recuerda que su querido hermano le comento que compraría algunas plantas para darle una mejor presentación, sonrió inconscientemente recordando lo parlanchín que se ha puesto con él, esmerándose en mejorar su relación con cosas tan mínimas como abrirle la puerta cuando se iba, o la comida.

- ¿Sukuna sonriendo? ¡TOJI EL MUNDO SE VA A ACABAR! – Su entrecejo se frunció viendo al albino quien se carcajeo por su evidente enojo mientras el tercero en el lugar lo veía sereno, chasqueo la lengua ignorando lo recién dicho, inhalando el cigarro que tenía en mano sintiendo el vapor adentrarse en sus pulmones causando un ligero ardor en su garganta por lo caliente de este, mantuvo un tiempo el aíre antes de expulsarlo hacia aun lado evitando que el humo llegara hasta sus compañeros, se encontraban nuevamente en ese edificio en remodelación, que siendo sinceros llevaban más de un año diciendo lo mismo, por lo que ya era considerada una mano de obra abandonada utilizada por los jóvenes para fumar o drogarse sin ser regañados por los docentes. Gojo, quien tenía diecisiete años se encontraba nuevamente jugando en su teléfono, no sabía qué, parecía que era algo de combate por los sonidos que emanaban desde el dispositivo, por otro lado, Toji, el mayor de todos el cual contaba con dieciocho años estaba, al igual que él, fumando. Un suspiro salió de sus labios nuevamente centrándose en sus pensamientos anteriores, o bueno, eso tenía planeado hasta que los idiotas de sus amigos volvieron a abrir la boca. - ¿Por qué tanto suspiro? Ya perdí la cuenta de cuantos llevas.

Se centro en el de ojos esmeraldas quien esperaba su reacción, sabía que no podría disimular con ellos, desde el momento en que se le pegaron como chicle han empezado a conocerlo a tal grado de que saben cuándo algo está en su mente de manera persistente, gruño queriendo evitar la pregunta, aunque sentir como el confianzudo de Satoru se sentaba a su lado abrazándolo lo hizo entender que hablaría y que poco les importaría si con ello se llevarían golpes. – Eso es cierto, dime ¿Qué tiene al gran bastardo tan pensativo? ¿Se trata de una chica?, Toji ¿Qué crees que sea?

- Solo sé que desde la semana pasada esta así, llega más feliz a la universidad, como si hubiera cogido todas las mañanas. – Después de decirlo dio una calada a su cigarro sin despegar sus ojos de las rojizas iris del de cabellos chicle, el ajeno a ese duelo de miradas apreciaba divertido la tensión que se formaba en el ambiente hasta que Sukuna lo empujo bruscamente levantándose del lugar, limpiando con sus manos la ligera tierra que pudo acumular su pantalón al estar en el suelo, tiro el objeto que tenía en manos poniendo le encima su pie apagándolo de esta forma, inicio su caminar hacia la puerta siendo seguido por las miradas extrañas del dúo esperando alguna palabra de este ante su actitud. – Tengo que irme, mi clase iniciara pronto. – Las carcajadas del de lindos ojos azules se escucharon de manera escandalosas por la excusa tan idiota que acababa de usar el zoquete de su amigo.

- ¿Tú? ¿Clases? Si vas a mentirnos hazlo bien, di que vas a con Mei Mei a que te de una mamada o que se yo. – Fushiguro se notaba que está empezando a irritarse, sabe bien como es Ryomen, pero poco le importaba, las personas siempre le dirás las cosas a él les guste o no y el cabeza color rosita fresita no sería la excepción, así que se levantó de su asiento tirando el cigarro, estiro su brazo tomando entre su mano el hombro del más joven de los tres dándole la vuelta y estampándolo contra la pared con fuerza levantando una ligera capa de polvo. - ¿Van a pelear o van a besarse? Que ya no entendí. - Vieron de mala manera al contrario quien levanto sus hombros mientras que de sus labios salió un bufido porque sus queridos amigos no sabía divertirse de una buena manera, dejaron de lado a su compañero centrándose nuevamente en el altercado que iban a iniciar con su querido compañero. - ¿Qué prefieres, hablar por las buenas o por las malas?

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