Wasuke Itadori planeaba llevarse ese secreto a la tumba pero no espero que la muerte le esperara cuando su pequeño retoño, fruto de su hija y aquel sujeto, estaba apunto de cumplir sus 16 años...
Así que Yuuji tendría que conocer por primera vez en...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Yuuji... - Una rasposa y áspera voz pronuncio su nombre con lentitud siendo esta escuchada de manera acertada al quedar encerrada en esas cuatro paredes blanquecinas que enfrascaban un aroma a antiséptico que generaba un leve picor en la nariz al respirarlo, el mencionado giro su rostro al origen de su llamado observando con sus ojos de un matiz miel a la persona prostrada en cama que le extendía la mano indicando que requería su presencia cerca.
La suela de sus zapatos resonó siete vez en el griseo suelo de aquel hospital hasta por fin quedo frente a su familiar quien en sus ojos se marcaba una ligera capa de humedad dándole un brillo peculiar a su mirada tan cansada, tomo la delgada y huesuda mano de su antecesor entre sus palmas sintiendo al instante algo pequeño colarse entre su piel, miro el torso de sus manos extrañado de lo que se ocultaba en estas por lo que su iris ámbar se posó en el mayor buscando una explicación respecto a su actuar, este entre abrió su boca dejando a la vista como su labio inferior temblaba de manera lenta, pero aun siendo lo suficientemente notable para que se pueda apreciar a simple vista. Pasaron unos cuantos segundos en silencio en el cual se escuchaba únicamente los chillantes pitidos emitidos por el electrocardiograma conectados al pecho del adulto mayor los cuales se hacían cada vez más lento, hasta que, cesaron. - ¡ENFERMERA!
Grito con desesperación casi desgarrando sus cuerdas vocales en el intento de alertar la situación a las personas cercas del área, fue cuestión de poco tiempo para que los trabajadores del lugar sacaran al chico de la habitación a empujones y jaloneos dejando lo en el pasillo, escuchando todo el bulliceo que se generaba dentro del cuarto donde ya hacía su abuelo muerto a quien inútilmente trataban de reanimar con un desfibrilador, lagrimas agrías descendían por sus mejillas pálidas a causa de no lograr dormir ni comer durante las últimas semanas donde dedico su vida a cuidar a quien consideraba su figura paterna.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pequeños gimoteos salía de sus labios al tratar de calmarse, se encontraba sentado en la morgue del hospital, había pasado apenas un día desde la muerte de su abuelo, pese a eso no se despegó de su lado en ningún momento, velando y sufriendo su ausencia con los lamentos que preocupaban a los enfermeros y doctores que pasaban por la habitación escuchando estos, ya que no les quedo de otra que dejarlo en aquel lugar al ver lo histérico que se ponía al no sentir a su difunto cercas; una tos falsa se escuchó por lo que levanto la vista hacía el frente donde se situaba una enfermera de cabellos castaños quien le sonreía amablemente, pese a que no musito ninguna palabra sabía a lo que venía, por lo que despego su cuerpo del pecho de su abuelo bajo la mirada color chocolate de la contraría quien prosiguió con su labor llevándose el cadáver de su pariente, por inercia llevo sus manos a la sudadera gris que llevaba puesta siendo interrumpido por un ligero pinchazo que obtuvo en sus nudillos, tomo con cuidado entre las yemas de sus dedos aquel objeto que se situaba entre las telas de su prendas sacando de ahí... - ¿Una llave?
Ahora lo recordaba, era lo que su abuelo le dejo antes de morir.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.