Capítulo 1

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 Nunca me cuestioné si era normal que un padre le regalara a su hija un sable y le enseñara el manejo de este a la edad de cinco años o si nadar con tiburones era seguro, solo siempre entendí que padre era el rey de una nación y podía hacer lo que él quisiera, madre era igual de rara a padre, pero a pesar de esa rareza eran los mejores padres.

-Andando mi pequeño Cuervo, tenemos que conocer a la nueva integrante de los Sinclair-nunca entendí porque tanta alegría por la llegada de un bebé patético que los primeros años de su vida se encargaría de depender de sus padres, de reojo miro la gran barriga de madre. Padre había dicho que adentro también había un bebé que al igual que la primera hija de los Sinclair nacerá en unos meses, un buen sujeto de pruebas para mis trampas.

Al llegar a la habitación me mantuve alejada de todos, no me agradaba estar rodeada de personas, a pesar de que en esa habitación solo estuvieran los señores Sinclair y mis padres.

-Es hermosa-escuche a madre decir

-Lo es, será una bella niña-frunció el ceño, encajando mi vista en el pequeño bulto rosa en los brazos de Esther-Merlina ven aquí.

Con pasos firmes me acerco hasta los adultos, Esther baja un poco al feto recién nacido a mi altura, ya que me niego que padre me alce en sus brazos para subir a la cama. Es la primera vez que veo a Enid Sinclair, a pesar de la hinchazón y el sonrojo de su cuerpo luce tierna, y con ese pequeño mechón rubio en su cabeza; algo se sacude en mi pecho y siento náuseas. Es solo un estúpido y horroroso bebé.

+

En mi cumpleaños número cinco dejó que madre organice una gran fiesta, pues se que también quieren presentar a mi recién nacido hermano quien solo tiene unas semanas y ya demuestra ser insoportable.

Veo a los Sinclair llegar con Enid en brazos, esa bola grasosa ya tiene 5 meses y es más agradable que Pericles, al menos ella no llora cuando le coloco a mi mascota Nero. Para los que no conozcan a Nero es un escorpión que el tío Lucas me trajo desde Australia.

-Merlina feliz cumpleaños-saludo el señor Murray

-Cumpleaños sí, feliz jamás-solo asintió divertido, Murray siempre fue tranquilo y amable, si alguien decía que era una piedra, él no cuestionaba.

La bola rubia en los brazos de Esther llamó mi atención, llevaba un vestido rosa, con su poco cabello rubio sujeto con una diadema, sus ojos azules tenían un brillo atrapante, luciendo horrorosamente inocente.

-¿Quieres cargarla Merlina?-negué ante la pregunta de la mujer, sin apartar aún mi vista de la masa muscular en sus brazos.

-Solo si puedo arrojarla al estanque de pirañas-dije con mi mejor sonrisa psicópata

Esther me lanzó una mirada furiosa y negó, antes de marcharse seguida por su esposo quien no dejaba de reír.

Digamos que todos los nefastos niños que fueron invitados a mi fiesta se divirtieron hasta que llegó la hora de romper la piñata y miles de tarántulas cayeron sobre los ignorantes infantes que pensaron que eran dulces.

+

Esa noche hubiera logrado entrar al jardín prohibido si no hubiera sido por la torpe niña que comenzaba a caminar, una importante cena se estaba llevando a cabo en el castillo, no me dejaron asistir ya que era "privada" de todos modos no me importaba, estar rodeada de todos esos viejos ridículos del Parlamento no era de mi agrado. Me escabullí de mi habitación por la ventana al patio trasero, revisando que ningún guardia me viera, camine hasta la entrada del jardín.

Al llegar, me detuve, Enid apenas hace unas semanas había perfeccionado su caminar, aún cargaba con ella su andadera para bebé de la cuál se estaba impulsando para dar sus cortos y torpes pasos.

¿Qué hacía un bebé solo en la noche?

¿Cómo había llegado hasta aquí?

-Enid-me puse a la altura de ella, note que llevaba un gracioso mameluco de lobo, bastante afelpado con sus orejitas y cola a juego, la hacía ver...horrorosamente linda.

-Me...me.

Otra cosa, estaba aprendiendo a hablar, ya tenía más de un año de nacida y Murray era el más feliz por enseñarle a su hija a hablar y caminar.

Analizando la situación no tuve el corazón para dejarla ahí sola y seguir con mi misión, así que soltando un gruñido frustrado tome por primera vez en brazos a Enid.

Era una sensación algo extraña, se sentía suave y casi no pesaba nada, tenía ese aroma característico de bebé, pero también un suave perfume de vainilla y fresa; cuando sus ojos azules me miraron directamente sentí una descarga eléctrica y como mi corazón se apretaba dolorosamente.

-Vamos Lobita, es hora de ir a la cama.

Nunca pensé que ese nombre se quedaría para el resto de nuestras vidas o al menos lo guardaría como algo especial únicamente para mi.

-Niña Merlina.

Me detuve al ver a la mujer mirarme asustada, Enid aprovechó para tomar una de mis trenzas y jalarla, a pesar de mi mirada mortera la niña siguió jalando divertida de tentar a la muerte.

-¿Pasa algo Ofelia?-cuestione

-Es solo que estaba buscando a la niña Enid para ponerla a dormir.

-¿Buscando?-trate de que mi voz no se notará fría y mordaz, pero no lo logré, la mujer se veía más asustada ante mi pregunta.

-Es que no notamos cuando se escabullo y...

-Vamos a mi habitación-calle su paráfrasis

Odiaba cuando un individuo exterior a mis padres o al tío Lucas entraba a mi habitación, pero en esta ocasión haría una excepción por Enid y Ofelia, al llegar me di cuenta que Enid se había quedado dormida, así que como pude jale las colchas y la recosté.

-Auch-Enid seguía prendida a mi cabello, Ofelia se acercó y me ayudó.

-Es tan hermosa-escuche suspirar a la mujer

Mire a la bebé en mi cama y si, podía estar de acuerdo con la mujer, solo que jamás me escucharán admitir ese hecho.

-Te puedes ir, yo la cuidare-al decir eso la mujer me miró aún más horrorizada

-¿Usted? -preguntó con voz temblorosa

-Si ¿Algún problema?-en seguida la mujer negó energética

-Le avisaré al señor Sinclair.

Al salir la mujer le eche un último vistazo a la niña antes de ir a ponerme mi pijama ¿En serio yo la cuidaría o en un descuido la arrojaría a las pirañas? Al volver y acostarme a su lado una visión del futuro me invadió.

Una Enid más adulta entrando a un despacho sonriendo, después la escena cambiando y ella dormida luciendo tan angelical; un futuro con Enid Sinclair. Por qué eso no sonaba tan loco. 

REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora