- DONDE PERSEPHONE JACKSON HA decidido seguir su camino lejos de los dioses después de que estos la desterraran.
- O DONDE LAS MOIRAS SIGUEN jugando con el destino de su semidiosa favorita, cambiando por completo su futuro.
"No estoy dispuesta ni pr...
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—PODRÍAMOS IR A LA SALA DE LOS MENESTERES, DIRECTOR Dumbledore —propuso la que parecía Hermione.
—Si saben dónde está, por supuesto. Pidan tres secciones. Para la segunda generación, para la tercera y otra para los demás —algunos en el grupo de "los demás" hicieron caras ofendidas, pero no dijeron nada—. No quiero que se mezclen —anunció Dumbledore. Su mirada era amable, pero advertía que no debías desobedecer su orden.
Después de esto, nos dirigimos junto con la segunda generación a la Sala de Menesteres. Luego entramos a nuestra Sala Común.
...
—Percy, ¿de qué los conoces? —pregunté con suavidad después de un largo e incómodo silencio en el que todos mirábamos a la chica que miraba sus manos, como si estas fueran lo más interesante del mundo, sentada en la butaca más alejada de los demás. Levantó la mirada hacia mí. Sus ojos me suplicaban que acabara con ese tema. Nunca la había visto así. Ella era una persona que siempre me había transmitido fuerza y alegría. Ahora no. Sus ojos estaban cristalizados y rojos, además de que hacía esfuerzos por no llorar. Su nariz estaba roja y sus mejilas igual. Yo lo sabía perfectamente, ella no quería hablar sobre eso. Pero todos nos merecíamos una respuesta.
Le dí una mirada que intentaba transmitirle que estaba con ella, pero que necesitábamos respuestas.
—Fueron mis amigos en América, hicieron algo... —hizo una pequeña pausa, pensando sus siguientes palabras—... muy malo. Poco después vine aquí —su voz sonaba débil, más de lo que la había escuchado jamás. Estaba segura de que a todos nos dolía verla así.
—Pers —empezó a decir Alvin y tragó saliva—. ¿Qué hicieron? —por la mirada de Percy, supimos que esa respuesta no nos la iba a dar aún—. Vale, entonces ¿esos libros son... —volvió a tragar saliva—... son sobre ti? —Percy asintió con pesadez, sin mirar a nadie esta vez.
—¿Qué has hecho que sea tan importante? —preguntó sin ningún tacto James, ganándose malas miradas de todos. La mirada de Percy se ensombreció mirando a la nada.
—Nada, en realidad nada —se levantó y fue directa a su nuevo cuarto.
