- DONDE PERSEPHONE JACKSON HA decidido seguir su camino lejos de los dioses después de que estos la desterraran.
- O DONDE LAS MOIRAS SIGUEN jugando con el destino de su semidiosa favorita, cambiando por completo su futuro.
"No estoy dispuesta ni pr...
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RESPIRÉ HONDO. NO QUERÍA PRESENTARME. NO QUERÍA QUE SE PRESENTARAN LOS semidioses. No quería leer mi pasado. No quería que se arrepintieran. Solo quería que me dejaran hacer mi vida de nuevo. Para mi habían sido como dos vidas distintas. Con ellos la había pasado mal, muy mal, y ahora estaba bien, ¿por qué tenían que venir a estropearlo? ¿Por qué siempre que encontraba la felicidad, ellos tenían que arrancármela, de una forma u otra?
—Hola a todos. Antes de presentarme como tal, voy a explicar lo del otro mundo —tomé una bocanada de aire intentando tranquilizarme, cosa que se hizo más fácil al ver a Nymphadora levantando los pulgares en mi dirección de manera tierna e infantil—. Yo... mmm... ¿Alguien sabe de mitología griega y romana? —pregunté estúpidamente ladeando la cabeza mientras los nervios regresaban, abrazándome y obligándome a tragar saliva en un débil intento de contener las nauseas. Vi como Clarisse se daba un golpe en la frente con su mano, y que Nico ocultaba su risa, junto con los Stolls.
—Mira, ¿por qué no lo explicas y ya, sesos de alga? —se quejó Clarisse y casi me hace llorar. Hacía mucho tiempo que nadie me llamaba sesos de alga y, sinceramente, ya no estaba segura de que ese mote me gustara.
—Como si fuera fácil —la fulminé con la mirada al estilo 'Lupa me enseñó, perra. Atrévete contra mi'. Di un suspiro y moví mis labios de un lado a otro pensando de qué forma decirlo, hasta que simplemente mi TDAH me jugó una mala pasada y las palabras salieron de mis labios sin si quiera pensarlo— los dioses romanos y griegos existen. Los semidioses también, yo soy un claro ejemplo.
Los Stolls y Nico se dieron un cabezazo contra la mesa al mismo tiempo mientras Clarisse soltaba un breve 'joder, pero con tacto, idiota'.
Algunos se echaron a reír, sobre todo los Slytherins y me encargué de que un chorro de agua les diera a cada uno.
—¿Preguntas? —dije fulminando a los que se habían reído, que estaban igual de sorprendidos que los demás.
—No sé, quizás, solo quizás... podrías explicarlo un poco.
