𝟏. La fiesta de bienvenida

740 68 11
                                    

⋆ ˚。⋆୨୧˚ 𝐋𝐀 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍 de Scranton estaba repleta de gente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⋆ ˚。⋆୨୧˚ 𝐋𝐀 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍 de Scranton estaba repleta de gente. Lily nunca la había visto tan llena en todos los años que había vivido ahí, pero muchas cosas habían cambiado desde que se había ido.

Caminó atraves de las multitudes, intentando hacerse paso entre la gente mientras arrastraba su valija con las ruedas falladas como podía.

De repente, un par de brazos la rodearon con fuerza, empujándola unos pasos hacia atrás. Dirigió su mirada a la dueña de los brazos, sabiendo muy bien que era Holly.

—Ah, no puedo creer que volviste... –murmuró, aún sin soltarla.

—Nueva York está bien, pero nada es como la pequeña y vieja Scranton –respondió con una sonrisa, soltando su valija y devolviendole el abrazo.

La gente seguía pasando a su lado, muy ocupada como para preocuparse por golpear los hombros de dos mujeres adultas abrazándose en medio de una estación de trenes.

Después de unos minutos de ser empujadas múltiples veces por extraños, se separaron con sonrisas en sus rostros.

—Me cuesta creer que de ahora en más viviremos en la misma ciudad otra vez –dijo Holly, rompiendo el silencio.

—A mí también... Aunque creo que me será fácil acostumbrarme.

Holly asintió.

—Te voy a llevar de fiesta como en los viejos tiempos. Te sorprendería ver cuántos clubes nocturnos se inauguraron en seis años –añadió la pelinegra.

—No estoy segura de si sería mí primera opción, pero te agradezco. Creo que primero visitaré a mí familia.

—¡Vas a ver a tu tío todos los días en el trabajo! En cambio, a mí me verás solo cuando ambas estemos libres. Creo que tengo prioridad...

—Buen punto... –murmuró Lily, sonriéndole.

Todavía no podía creer que había aceptado la propuesta de su tío Michael. Era verdad que allá en Nueva York la paga que le daban no era justa teniendo en cuenta todas las ventas que concretaba. Pero aún le preocupaba un poco que el precio a pagar por un sueldo mayor fuera... su propio tío. No era un secreto que Michael siempre era el más cargoso y bromista en las cenas familiares pero quizás, solo quizás, el fuera profesional en su ambiente de trabajo...

—Bueno, toma tu valija y salgamos de aquí de una vez –dijo Holly, ya harta de la gente a su alrededor.

Lily le sonrió, compartiendo el sentimiento. Nunca le habían gustado mucho los lugares atestados. Se dio vuelta para buscar su maleta, pero no estaba donde la había dejado. De hecho, no estaba en ningún lado.

Lily comenzó a mirar a su alrededor en busca de su equipaje, pero no logró encontrarla. Una valija pequeña y de color gris no era un objeto extraño en una estación de trenes llena de gente.

THE MOMENT I KNEW ↝ jim halpertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora