Capítulo 6 ∙ Problemática

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En toda la noche no pude dormir bien, pensaba que alguien entraría a mi departamento y me haría algo.

Después de haber hablado con mamá, logré dormir algunas horas, pero aquí el caso fue cuando me desperté pensando lo peor. Y más por ese sueño que tuve.

Se sintió real, como si eso hubiera alguna pasado, pero es imposible, yo nunca estuve en una casa como esa. Ni mucho menos me juntaba con un niño.

Cuando dieron las 5 me decidí arreglarme antes de lo inusual para irme a trabajar. Me maquillo un poco más para que no se note que no dormí nada.

No sé como haré para llegar a la oficina, no me quiero ir en uber, ya no confío en nadie. Pero tampoco quiero llamarle a Rebe, se vería sospechoso, nunca le pido nada.

Así que, tomando mis cosas, opto por lo más sensato. Llamar a un uber para que venga, no puedo vivir con miedo, con el miedo no se gana.

Después de pedir un uber, me quedo esperando dentro de mi departamento, ya que no quiero esperar afuera, cuando ya pasaron algunos minutos, salgo, el uber me espera ahí.

Me adentro al uber un poco temerosa y le doy la dirección.

En todo el camino la paso en alerta temiendo por si algo malo ocurre, pero no ocurre nada. Todo estuvo muy tranquilo.

Pago el uber y me adentro a la empresa.

Llegué un poco más temprano, por lo que casi no hay trabajadores.

Tomo el elevador y presiono mi piso. Cuando llego para mi sorpresa ahí ya se encontraba  señor Lucius.

Se me hace extraño, ya que el casi nunca llega tarde, supongo que hoy quiso llegar temprano.

Camino al escritorio, él se encuentra parado frente a el. Cuando veo su cara, me quedo confusa.

Tiene una cara de enfado, y me está mirando como si hubiera cometido un crimen, incluso se siente de lejos que lo está.

─Ocurr...

─Callese. ─me interrumpe

Abro un poco mis ojos y dejo, mientras dejo mis cosas lentamente en el escritorio, está enojado. Pero no sé la razón.

─¿Cómo se le ocurre no haberme avisado que teníamos una maldita reunión? ─dice brusco─. ¿Acaso no sabe que ese tipo de reuniones son importantes?

Lo miro directamente, no tengo idea de lo que me está hablando. No hay ninguna reunión anotada, al menos no para esta semana. Prendo mi tableta y observo las reuniones agendadas. No hay ninguna, de verdad que no la hay.

─Justifiquese.

─No sé de que me habla.

─Claro que lo sabe.

─Enserio qu...

─¡¿Entonces para que tengo asistente?!

Esa pregunta fue más para él que para mí. Por otra parte, me causa un poco de susto verlo enojado, nunca lo había visto de esa manera y, mucho menos me hablaba así.

Me siento intimidada, se ve que está muy enojado, pero yo realmente no hice nada. No sé de que me habla.

Me arrebata la tableta fuertemente y se pone a ver la agenda.

─¡Bravo, bravo! ─habla con humor─. ¡Pero si la asistente no tiene agendada la reunión! La felicito.

─No la tengo agendada porqu...

─No necesito escuchar de sus excusas. La reunión no la anoto, listo.

Mis ojos empiezan a arder y las lágrimas quieren salir, pero no porque me sienta triste, si no por coraje. Yo anoto todo, nada se me pasa, no entiendo que fue lo que ocurrió.

Esperanza FugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora