Capítulo 12 ∙ Familia

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Stella

Llevo despierta desde las 2 de la mañana, se suponía que esta noche dormiría bien. Después de uno de mis sueños me desperté.

¿Dijeron el nombre de Lucius?

Estoy segura que escuché bien, podré ser miope, pero sorda nunca. El sueño dr veía realmente mal, aún peor que los anteriores. ¿Habrá sido mi imaginación?

Desde el sueño no he podido  dormir y nada funciona, es como si, cada vez que cerrara los ojos mi mente fuera directamente a ese tema.

Esos sueños son extremadamente extraños, y se sienten demasiado reales, como si yo los hubiera vivido. Pero no entiendo el por qué el nombre, digo, en el sueño eran uno niños.

Podría haber sido por lo del beso, pero no lo creo, no tiene nada que ver el nombre de Lucius con unos niños. O tal vez sí. Tendré que descubrirlo después.

...


Se suponía que tenía que llegar aquí a primera hora, sin embargo no pude aguantar y llegué 20 minutos antes.

Cruzo el elevador y me dirijo a la oficina de Lucius, hoy tenemos poco tiempo y muchas cosas por hacer, ya que hoy nos vamos a Los Ángeles.

Toco la puerta y escucho  el permiso para entrar, sinceramente  no esperaba respuesta, ya que aún  es temprano.

─Buenos días. ─murmuro.

Al no recibir respuesta camino hacía la primera silla. Ya debería haberme acostumbrado a esto, nunca contesta.

─Buenos días. Pongámonos en marcha.

Se levanta, se acomoda su smoking de tres piezas color azul. No me lo imagino de otra forma, me le quedo mirando, esa tela se mira tan cara, se pega a su cuerpo dejando ver sus músculos, es alguien delgado, pero tiene músculos.

Al salir sigo sus pasos rápidamente ya que 1 mío son 2 de él, llegamos al elevador y presiona el último botón, vamos a la primera reunión del día.

─¿Cuánto mide? ─pregunta de repente.

Su pregunta me toma desprevenida por unos momentos. Si habrá leído mis papeles, sabrá cuánto mido, ¿por qué ahora me lo está preguntando?

─¿No sabe cuánto mido? ─Le espeto confusa.

─¿Por qué lo sabría? ─me reclama.

─Ya. ─le digo en un susurro.

─Solo dígame cuánto mide.


Su rostro está lleno de frustración, pero aún así no le diré nada. Parece un sonso  preguntando lo que ya sabe. ¿O es que acaso no lee los documentos?

─Anda, Stella, se me olvidó cuánto medias. ─insiste.


Sus palabras hacen que me sientas ansiosa, y a los segundos mi cuerpo se siente débil, escucho un zumbido y voy directo a mi rostro. Mi cuerpo no logra mantener el equilibro, las manos de Lucius llegan a mis brazos, ayudándome a mantener el equilibro.


─¿De qué hablaba?─le pregunto.

─¿Cómo? ¿Estás bien? ─dice aún sosteniéndome.

Esperanza FugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora