Capítulo 28

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Emily habría jurado que nunca había estado tan nerviosa como en aquel momento.

Le había llevado tres meses marcar el teléfono de Morgan, pero era absurdo posponer más tiempo aquella conversación. No había intentado contactar con él ni una sola vez desde su llegada a Londres y, de igual modo, no había recibido ninguna llamada de Morgan.

Pero tampoco había estado ajena a lo que sucedía en su vida. Tanto J.J. como García, la mantenían informada a pesar de que Emily tenía serias dudas de hasta qué punto esa información resultaba fiable.

"Lo está llevando bien", le decían, para acto seguido comprender que quizás eso no era lo que, en el fondo, Emily deseaba escuchar, y entonces añadían que "a él se le notaba que la echaba de menos".

Emily jamás las habría culpado por mentirle.

Tamborileó con los dedos sobre la mesilla de noche, con el deseo y el temor de escuchar su voz en la misma medida. Podía imaginárselo mirando la pantalla y decidiendo si aceptar o rechazar su llamada. Es lo que ella misma habría hecho.

Y cuando finalmente estaba a punto de asumir que Morgan no quería saber nada de ella, éste respondió.

O mejor dicho, no lo hizo.

Únicamente permaneció en silencio al otro lado de la línea.

— ¿Derek?— Balbuceó ella, mortificada por la idea de que él pudiera haberla llegado a odiar.

Otro silencio interminable.

Y luego, las últimas palabras que Emily habría querido escuchar.

— No puedes hacer esto...

Y aunque no podía verlo, Emily captó perfectamente el cansancio y el dolor en su voz.

No, definitivamente Morgan "no lo estaba llevando bien".

— Necesito hablar contigo...— Se precipitó a informarle Emily. Sí, tenía miedo de que él decidiera colgar el teléfono antes de que ella pudiera explicarse.

— Y yo necesito continuar con mi vida— Replicó Morgan— Sin ti.

Aquello fue como una bofetada para Emily.

¿Por qué no eran capaces de mantener una conversación que no acabara en desastre?

Emily suspiró, resignada a que se merecía su resentimiento.

— Lo entiendo... Y lo siento... — Continuó Emily, dispuesta a disculparse mil veces si era necesario— No pretendía hacerte daño — El jadeo de incredulidad de Morgan, la hizo sentir aún más miserable— Derek, por favor...— Le rogó.

— ¿Vas a volver?— La interrogó entonces él— ¿O tu traslado temporal ya no lo es?

Claramente Morgan ya había decidido cuál era la respuesta. Y no se equivocaba, sólo que erraba en los motivos.

— Por ahora tengo que quedarme...

"Por supuesto", pensó Morgan. ¿Acaso esperaba otra cosa? Al fin y al cabo era un hecho que aquella era una oportunidad profesional para Emily. ¿Por qué iba ella a descartarla sin más? Y en el fondo, en su parte más racional, Morgan sabía que sería egoísta por su parte pedirle que regresara, por mucho que odiara la idea de que se hubiera alejado. Y lo odiaba porque creía que Emily lo había hecho por las razones incorrectas.

Y no, no le suplicaría de nuevo.

— Bien, pues entonces ya me has dicho todo lo que tenías que decirme.

Y por más que Emily trató de hurgar en aquel duro caparazón, no consiguió pasar más allá de la superficie.

— Morgan, por favor, escúchame.

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