Capítulo 20

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Antes de ir a casa de Morgan, hicieron una breve parada para que Emily cogiera algo de ropa de su apartamento y, después de dejar estacionado su sedán en el garaje, continuaron en el vehículo de Morgan hasta casa de éste.

— Entra...Yo voy en un momento— Le indicó Morgan al abrir la puerta. Emily le dirigió una mirada interrogante— Voy a cambiar el código de la alarma— Le explicó.

Emily estuvo de acuerdo en que toda precaución era poca.

— ¿Tú compruebas la planta superior y yo la inferior?— Sugirió Emily echando un vistazo a su alrededor. Si aquella mujer había conseguido sacar fotos del interior del dormitorio de Morgan, no era descartable que lo hubiera estado vigilando. Aquella idea le produjo escalofríos.

Morgan asintió.

Comenzaron el registro minucioso de cada rincón de la vivienda, especialmente el dormitorio. Al cabo de una media hora, ambos se reunieron en el salón. Ninguno de los dos había encontrado absolutamente nada, lo que al menos suponía cierto alivio.

Quizás después de todo, la fotografía sí era un montaje. Cerciorarse de ello, suponía dejarla en manos de García, lo que no resultaba nada reconfortante. Demasiadas explicaciones que dar.

— ¿Tienes hambre?— Le preguntó Morgan. Enfrascados en la discusión, apenas habían comido nada durante el trayecto de vuelta. Derek pensó que quizás a ella le apeteciera un tentempié antes de irse a dormir.

— No... Pero no me importaría darme un baño...— Sonrió Emily señalando hacia la planta superior con la cabeza— ¿Te animas?

Era absolutamente imposible que Morgan rechazara aquella invitación a pesar de que eran más de las dos de la madrugada.

Aún no habían hecho el amor en la bañera, y supuso una experiencia memorable. Y no porque resultara especialmente satisfactoria, sino porque descubrieron que era muy poco práctico para la intensidad de su entusiasmo. Definitivamente necesitaban más espacio. Entre risas, acabaron trasladándose a la cama, más tradicional, pero infinitamente más funcional y, por supuesto, más confortable.

Emily había acabado acurrucada entre sus brazos, agotada y feliz. Sus ojos comenzaban a cerrarse, a punto de quedarse dormida. En sus mentes seguían dándole vueltas a la identidad de la sudes, y a cómo podían detenerla. Sin embargo, ninguno de ellos quiso sacar el tema de nuevo a colación. Ya habría tiempo al día siguiente de enfrentar los hechos, y al equipo. No había modo de que pudieran ocultarles lo que habían averiguado. Ni su relación.

— La noche que pasaste aquí...— Recordó repentinamente Morgan— Tuviste pesadillas, ¿Verdad? Pasé junto a la puerta y te escuché.

Lo había mencionado con naturalidad, sin intención alguna de incomodarla.

Notó que Emily se tensaba contra su cuerpo, pero sólo duró unos segundos.

— A veces las tengo— Admitió, porque básicamente era absurdo negarlo— Depende... En aquella ocasión regresábamos de un mal caso...— Alzó un poco la cabeza hacia él— No me dijiste nada.

Morgan podría haberle dado mil consejos al respecto, pero por experiencia propia, sabía que servían de poco. No había forma de controlar los sueños.

— Asumí que me lo contarías si querías hablar de ello— Le explicó— No tienes que hacerlo si no quieres.

Notó que ella movía un poco la cabeza sobre su pecho.

— Es sólo que no me apetece hablar de él... — Sus palabras sonaron vacilantes, como si ella misma lo dudara— Y tampoco creo que necesites saber ciertas cosas... No puedes hacer nada para evitarlo, sólo te frustraría más.

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